La mayor seguridad para
Israel
es crear nuevos Egiptos.
Ronald Reagan
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El fantasma de la Tercera Guerra Mundial
Cuando en 1914
estalló la Primera Guerra Mundial, muchos europeos quedaron muy
desagradablemente impactados. Desde el fin de la guerra franco-prusiana (1871)
venían de 43 años de paz y el ciudadano europeo promedio había llegado a creer
que la "Belle Époque"
duraría para siempre. Hoy, en Europa (y también en EE.UU.) sucede algo
parecido. Nadie puede terminar de comprender por qué tenemos un enfrentamiento
entre Estados Unidos y Rusia después del colapso de la URSS, cuando todo
parecía prever que las tensiones de la Guerra Fría habían desaparecido del
escenario internacional. Porque, no nos engañemos: la actual guerra europea no
es entre Rusia y Ucrania; es entre Rusia y Estados Unidos librada sobre el
suelo de Europa del Este.
Es cierto que el
mundo post-soviético no dejó de tener guerras. Pero la mayoría de ellas ocurrió
en lugares "lejanos" – es decir: "lejos" de lo que se
consideraba como "Occidente" – principalmente en sitios como Medio
Oriente y África. Incluso la Guerra de los Balcanes tuvo lugar en lo que hasta
los europeos consideran su "periferia" siendo que además, para las
generaciones actuales, es algo que ocurrió hace ya más de 20 años. También es
cierto que, durante la Guerra Fría, se habló en reiteradas oportunidades acerca
de la posibilidad de una "Tercera Guerra Mundial" de consecuencias
apocalípticas pero esa guerra – afortunadamente – nunca ocurrió, ya sea porque
en el fondo ninguno de los que pudieron haberla desatado la quería, ya sea
porque la estrategia de la Destrucción Mutuamente Asegurada la hacía muy
arriesgada para todos los posibles involucrados. Así y todo, una de las
primeras preguntas que muchos se hicieron inmediatamente después del 24 de
Febrero de este año fue: "¿Es posible que esto termine en una Tercera
Guerra Mundial?"
El Siglo XX y la Sociedad de Consumo
A principios del
Siglo XX, la humanidad de la civilización occidental europea estaba
prácticamente obnubilada por el impresionante desarrollo científico y económico
que se venía produciendo desde el siglo anterior. Es cierto que algunas voces
pesimistas de pensadores y artistas se hicieron oír alertando sobre los
primeros síntomas de decadencia; piénsese tan solo en Schopenhauer o en
Spengler. Pero la opinión general no quiso escucharlos y lo "políticamente
correcto" de aquella época siguió siendo la fe en las posibilidades
supuestamente ilimitadas de la ciencia, en el progreso continuo, en la bondad
esencial de la naturaleza humana y en la infinita educabilidad del ser humano.
Luego de dos guerras mundiales, el bofetón dado por la realidad a este infantil optimismo antropocéntrico obligó a reconsiderar muchas cosas. Lamentablemente los saludables efectos del Lo "políticamente correcto" implica la fe en el poder ilimitado de la ciencia, en el progreso continuo, en la bondad esencial del hombre y en su infinita educabilidad. sacudón duraron poco. Después de 1945 el Poder Real que impera detrás de los poderes formales no cometió el mismo error que había cometido después de 1918. No sometió a los vencidos a pagar indemnizaciones de guerra impagables, a aceptar condiciones inaceptables como las del Tratado de Versalles, a inventar países nuevos, a descuartizar algunos existentes, y a tolerar una presión económica y política de tal magnitud que al final terminó siendo un búmerang que estalló en la tremenda crisis del Jueves Negro 1929. Por el contrario, dos años después de 1945 se comenzó a implementar el Plan Marshall – oficialmente denominado "European Recovery Program" [1] – mediante el cual se terminaron inyectando unos 20.000 millones de dólares en los países de Europa Occidental más afectados por la guerra. [2]
El resultado fue
un gran repunte económico y la reivindicación del "Welfare State" o "Estado de Bienestar" – definido
genéricamente como una confluencia de democracia, bienestar social y
capitalismo – dentro del marco de lo que también se denominó como
"sociedad de consumo" – caracterizada económicamente como acumulación
de riquezas con consumo constante de bienes y servicios, y definida moralmente
como el resultado de la suma de
individualismo más codicia y hedonismo.
El fenómeno
produjo en muchos círculos la restauración de la fe en el futuro promisorio de
la humanidad. Aun con críticas, a veces fuertes, contra la injusticia social y
una inequitativa distribución de la riqueza, el consenso general durante unos
cuantos años fue que la ciencia, la tecnología, la educación y la democracia
permitirían a la larga la construcción de una Edad de Oro en la que podría
imperar la paz, la concordia y el bienestar para todos los pueblos del planeta.
El fin de la Historia
Si bien durante
la Guerra Fría el fantasma del comunismo, la posibilidad de una guerra nuclear
y varios conflictos bélicos localizados pusieron ciertos límites a este optimismo,
lo cierto es que el choque directo de las dos potencias principales no solo no
se produjo sino que una de ellas – justamente la que figuraba en los medios
oficiales de Occidente como la representante del "Imperio del Mal"
comunista – se derrumbó de un modo estrepitoso, casi podríamos decir que de un
día para el otro. Ese colapso produjo dos fenómenos paralelos: por un lado, un
mundo acostumbrado a una dialéctica bipolar se vio de pronto en el espacio
global unipolar del monólogo norteamericano. Por el otro lado se reforzó otra
vez el optimismo pueril del progreso infinito hacia la paz permanente y el
bienestar inacabable.
Quien expresó
esta última visión con mayor difusión fue Francis Fukuyama, un intelectual
japonés con ciudadanía norteamericana que recibió en su momento gran atención
por su libro "El Fin de la Historia
y el Último Hombre". La tesis básica de la obra fue que el
derrumbe comunista debía interpretarse
como una victoria de las democracias liberales y, con ellas, cabía esperar una
nueva Era Histórica, definitiva, en la que ya no habría ni guerras, ni
revoluciones, ni crisis serias, mientras que un sostenido progreso
socioeconómico garantizaría la prosperidad – y por ende la felicidad – en todo
el mundo.
El globo
ultraoptimista de Fukuyama se pinchó el 11 de Septiembre de 2001 y terminó
sepultado bajo los escombros de las Torres Gemelas más todo lo que vino
después. La línea argumental
norteamericana del "ataque a la libertad" y la "lucha contra el
terrorismo" simplemente no se condecían en absoluto con la versión del
"Mundo Feliz" de Huxley reescrita por Fukuyama. Algo que no hubiera
sorprendido a nadie si se hubieran escuchado los argumentos de intelectuales y
políticos sistemáticamente acusados de conspiranoicos, fascistas, nazis, racistas
y todos los demás epítetos descalificadores del vocabulario políticamente
correcto.
Las advertencias desoídas
Más allá de la rectificación de las historias falseadas y las interpretaciones sesgadas de la Segunda Guerra mundial, los "incorrectos" – apartados de la dialéctica oficial de "capitalismo o comunismo" y "democracia o tiranía" – no tardaron en llamar la atención sobre los peligros reales que produciría la caída del comunismo soviético y, sobre todo, su metamorfosis de marxismo-leninismo a marxismo-gramscismo; una transición subrepticia que ninguna otra corriente de pensamiento logró ver, o quiso ver. [3]
Lo concreto es
que todo el espectro de ese pensamiento despectivamente catalogado como de
"extrema derecha" [4] resultó estar en lo correcto cuando
avisó sobre los peligros que sobrevendrían del Nuevo Orden Mundial globalizado
bajo la dirección única del Poder Real
Todas las mentiras fueron denunciadas por la maldita "extrema derecha conspiranoica", pero nadie quiso escuchar.
norteamericano con sede principal en
Wall Street. Las obvias mentiras de los politicastros resultaron ser
exactamente eso, viles mentiras. Nunca existieron las armas de destrucción
masiva de Sadam Hussein. Las falsas noticias de los medios de difusión, el
ridículo show de Powerpoint que Colin Powel exhibió ante el Consejo de
Seguridad de la ONU [5] como "prueba" de la existencia
de arsenales iraquíes prohibidos y cuya cuestionabilidad él mismo tuvo que
admitir más tarde [6], las supuestas victorias de las
democracias liberales... ¡cada una de las denuncias de los nazis fascistas
autoritarios y conspiranoicos, resultó estar en lo cierto!
Las consecuencias
sociales de una migración económica facilitada y hasta protegida por leyes
directamente diseñadas para incentivarla; la hipocresía de una democracia
vociferadora de derechos humanos que los aplica solo cuando le conviene; la
verdadera naturaleza unmundista del globalismo; la dictadura detrás del
concepto del Nuevo Orden Mundial unipolar; la naturaleza destructiva y
degenerada de la inmoralidad
demoliberal... cada advertencia de la vilipendiada "extrema derecha"
resultó estar plenamente justificada.
Apenas algunos
días después del atentado a las Torres Gemelas – sea que el atentado haya sido
auto-ejecutado, instigado o solo tolerado – centenares de personas pusieron en
duda las explicaciones oficiales, las consideraron como el típico caso de un
nuevo Informe Warren y vaticinaron que el 11 de Septiembre de 2001 sería
utilizado como excusa para expandir el imperio financiero del Poder Real
norteamericano, consolidando su dominio en el Oriente Medio y ayudando
simultáneamente a aumentar la seguridad nacional del Estado de Israel. Pero
claro, los escépticos fueron acallados con el remanido argumento de la
conspiración inexistente y, por supuesto, la no menos remanida acusación del
antisemitismo encubierto.
El mundo unipolar
Paralelamente y
antes y durante todo este proceso, en los antiguos Estados comunistas se
produjo un robo desenfrenado de las empresas estatales por parte de integrantes
– o bien hijos de integrantes – de la antigua nomenklatura, lo que generó la transferencia del poder a una
cleptocracia de "oligarcas" devenidos en multimillonarios de la noche
a la mañana.
Por su parte, la
OTAN y la Unión Europea hicieron todo lo posible por convertir a los países de
Europa oriental en simples colonias mientras, en forma simultánea, la
democracia plutocrática norteamericana mostraba sus colmillos en Yugoslavia,
Afganistán, Irak, Libia, Somalia y Siria. La desilusión masiva con la
democracia demoliberal no se hizo evidente gracias a que los medios masivos de
difusión, dependientes directamente de la élite bancaria mundial, construyeron
con las nuevas técnicas digitales y comunicacionales una muy eficiente cortina
de humo basada en la realidad virtual que presentaba a los EE.UU., a la OTAN y
a la UE como los verdaderos – y únicos – representantes del Estado de Derecho,
la Democracia, el Progreso y el Desarrollo; todo así, con mayúsculas.
Va de suyo que
esa realidad virtual, creada y administrada para ocultar y tergiversar los
verdaderos procesos que estaban ocurriendo, se implantó con un caracter de
Verdad Revelada indiscutible. Quedaron silenciados y excluidos de la opinión
pública todos los que se atrevieron a señalar las falsedades del mensaje
mediático – como por ejemplo las justificaciones de la represión israelí a los
palestinos – y quienes destacaron la naturaleza destructiva del liberalismo; en
especial de ese liberalismo económicamente capitalista y socioculturalmente
marxista.
Hacia el Nuevo Orden Mundial
Después de la
oleada de las "primaveras árabes" en el marco de la supuesta
"guerra contra el terrorismo", el foco de atención de la plutocracia
bancaria volvió a concentrarse en Europa. Con la acción conjunta de los
servicios de inteligencia norteamericanos y británicos, más la ayuda de la red
de ONGs que actúan como organizaciones legales de superficie de dichos
servicios, entre fines de 2013 y principios de 2014 se organizó el Euromaidan
de Ucrania que desembocó en un golpe de Estado y la entronización de una
política manifiestamente antirrusa en dicho país. En los siguientes ocho años,
si bien los impulsores del golpe no cumplieron con su promesa de integrar a
Ucrania a la Unión Europea y a la NATO, en la realidad de los hechos el país se
convirtió en una base económica y militar para presionar y acorralar a Rusia.
Los
acontecimientos en Ucrania, sin embargo, no fueron los únicos que afectaron a
Europa. Apenas un año después del Euromaidan, en 2015 se comenzó a implementar
el Plan Kalergi para debilitar – y dado el caso destruir – la solidez
etnocultural de Europa mediante el ingreso deliberadamente programado y
legalmente protegido de millones de inmigrantes inasimilables procedentes del
África y del Asia Menor.
Ni siquiera los
Estados Unidos escaparon a la presión etnocultural del
Teorías como la perspectiva de género y sus corolarios solo sirven para destruir lo poco que queda de los valores esenciales de Occidente.
Nuevo Orden Mundial. En
2019, dos años antes de la finalización del mandato de Donald Trump, el Poder
Real norteamericano le dio un poderoso impulso al movimiento BLM [7] de la población negra principalmente
para erosionar la imagen de Trump pero también como parte de un programa de
"deconstrucción" etnocultural de la auténtica sociedad norteamericana
que incluyó otros elementos como, por ejemplo, la justificación de las
políticas de género, la exacerbación del feminismo, la promoción de los grupos
marginales LGBTQ, la promoción del ateísmo y, en general, la desacreditación de
los valores tradicionales de la sociedad norteamericana.
Todo ello
coronado desde 2019/20 con la pandemia del Covid y el lavado de cerebros por
medio de una campaña de terror a la muerte, lo cual no solo convirtió a grandes
masas de seres humanos en sumisos rebaños de ovejas obedientes sino que,
además, representó un fabuloso negocio para la industria farmacéutica
internacional y preparó el terreno para la idea ya anunciada de un "Gran Reseteo"
a nivel macroeconómico global para consolidar aun más el poder de la
plutocracia internacional.
La supervivencia de Rusia
Es que el
proyecto del Nuevo Orden Mundial no admite dos, o más, polos de poder. La
deconstrucción de la Unión Soviética iniciada por Gorbachov se hizo para
terminar con el experimento fallido del capitalismo de Estado marxista y para
convertir a los EE.UU. en el depositario único y hegemónico del poder
internacional. El caos post-soviético en el que desembocó ese proyecto no
estaba en los cálculos. La idea era terminar con el diseño original de la
oposición dialéctica de dos sistemas políticos diferentes – según la teoría
bipolar de "una misma moneda de dos caras" – para poder elegir al
sistema que más y mejor se podía adecuar a un esquema concentrado del poder
mundial. La llamada Guerra Fría (y no tan "fría" en algunas partes)
posibilitó la elección: el demoliberalismo capitalista norteamericano fue el
sistema elegido y la URSS debía ser balcanizada y fragmentada según las líneas
de fractura constituidas por sus repúblicas constituyentes.
Que no sucedió
así, o por lo menos que no sucedió totalmente
así, se debió un poco a la casualidad – como muchas veces sucede en política –
pero también en gran medida a un sujeto llamado Vladimir Putin quien, al
provenir del servicio exterior de uno de los más formidables aparatos
No se suponía que Rusia podría sobrevivir. La idea fue destruirla y suplantarla por la hegemonía de EE.UU. Que no sucedió así fue un error de cálculo llamado Vladimir Putin.
de inteligencia y seguridad jamás creados, supo y comprendió desde el mismo inicio
de su gestión qué era lo que estaba en juego. Así, la Rusia que estaba
condenada a perecer, sobrevivió. Debilitada, pero sobrevivió. Sin los países de
Europa Oriental ocupados después de la 2ª Guerra Mundial; sin los países
bálticos; y sin varios de los países de la llamada "Asociación
Oriental" como p.ej. Georgia, Armenia, Moldavia y, por supuesto, Ucrania.
La Federación
Rusa actual es mucho más pequeña que la URSS original y está mucho más
laxamente estructurada, pero existe y
constituye una verdadera piedra en el zapato de los plutócratas norteamericanos
y sus pretensiones hegemónicas. Es que la Rusia actual de Putin no es la Rusia
que estaba prevista en los planes de Zbigniew Brzezinski y los think tanks del CFR y la Comisión
Trilateral. Pero aun así, siendo más pequeña y más débil que la URSS, la Rusia
post-soviética no ha renunciado a su vocación imperial. Entre muchas otras
cosas, eso es lo que no ven – o no quieren ver – todos los que insisten en
evaluar la situación del actual Siglo XXI con los criterios del Siglo XX.
Lo que hay que
entender es que el proyecto de destruir a la Rusia soviética para implantar la
hegemonía del Poder Real con base en los EE.UU. no habrá tenido el éxito que se
pretendía pero, justamente por eso, no es un proyecto abandonado. El Nuevo
Orden Mundial unipolar pretendido por los clanes bancarios y financieros de
Wall Street necesita destruir todo
lo que se le oponga. No es posible construir un imperio global estable basado
en un sistema financiero mundial si la cuestión de la supremacía hegemónica
internacional sigue en discusión. La balcanización de Rusia y su eliminación
completa como factor de poder en el escenario internacional no es un capricho
ideológico de la élite plutocrática. Es una necesidad operativa por lo menos tan real como la necesidad de
controlar y ponerle límites a las pretensiones de China, el Irán y la India,
para mencionar solo los países más obvios. No se puede pasar por alto que estos
tres países, junto con Rusia, concentran prácticamente la mitad de la población
mundial.
La guerra en Ucrania
La actual guerra
en Ucrania no es entre ucranianos y rusos aun cuando hay que admitir que – por
decirlo lo más suavemente posible – los exaltados de ambos bandos no se tienen
ninguna simpatía. Y también hay que admitir que razones históricas para la
antipatía mutua no faltan, sobre todo si uno está de acuerdo en adjudicarle a
los rusos todas las barbaridades cometidas por los soviéticos; algo que no siempre es correcto. El verdadero
enfrentamiento es entre el poder de los clanes de Wall Street y Vladimir Putin.
Lo es, por la sencilla razón de que Volodimir Zelensky es un representante –
quizás un poco solo honorario, pero representante al fin [8] – de esos clanes. Y esto no es una
opinión. Es un hecho comprobado por las declaraciones del propio Zelensky.
El 5 de Abril
2022, Volodimir Zelensky, presidente de Ucrania, dio una conferencia de prensa
reproducida el mismo día por el diario Maariv, el segundo periódico más
importante de Israel que se publica solamente en hebreo. [9]
La transcripción
del artículo del Maariv al castellano es la siguiente:
Maariv Noticias del país y el mundo "SEREMOS EL GRAN ISRAEL" En conversación con periodistas, el presidente de
Ucrania se refirió al estado de su país tras la invasión rusa, explicando que
el tema de la seguridad será una máxima prioridad: “Habrá seguridad en cines
y supermercados” ¿El día después
de la invasión rusa? El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky hoy (martes)
en una conversación con periodistas abordó el tema del estado de su país
después de la guerra y explicó que "el
estado y la seguridad deben ser protegidos. Todo el pueblo será nuestro
poderoso ejército". Ucrania no será completamente liberal, "No podemos hablar de la Suiza del futuro,
tal vez en mucho tiempo. Pero ciertamente podemos ser un Gran Israel, con una
cara propia". "Habrá representantes de las Fuerzas
Armadas o de la Guardia Nacional en nuestros cines y supermercados. Estoy
seguro de que el tema de la seguridad será el más importante para nosotros en
los próximos diez años". Al mismo
tiempo, señaló, que el estado será democrático. "Un estado autoritario es imposible en Ucrania, tal posibilidad
perdería ante Rusia. La gente sabe por lo que está luchando. No salen y luchan por un retrato", dijo el
presidente de Ucrania. |
El verdadero objetivo de la guerra en Ucrania queda, pues, bastante en evidencia. De lo que se trata en primer lugar es de erosionar, debilitar y destruir a Rusia para poder controlarla desde un nuevo Gran Israel implantado en Europa Oriental.
Y además, impedir a toda costa que se forme una concentración de poder abarcando a Rusia, China, Irán y la India.
Ése es el juego.
Se llama Nuevo Orden Mundial.
NOTAS
[1] )- Plan de Recuperación Europea - Vigente
desde 1947/48 hasta 1951. Los países bajo ocupación soviética no participaron
del Plan. Stalin no aceptó las condiciones y retiró a la URSS de las
tratativas.
[2] )- Unos 254.000 millones de dólares
actuales Cf. https://www.officialdata.org/us/inflation/
[3] )- Uno de los primeros en alertar sobre esa transición fue Alain de Benoist y la Nueva Derecha Francesa hacia 1968.
[4] )- Una denominación que se ha hecho más
nebulosa aun desde que el capitalismo liberal se considera ahora de
"derecha" siendo que la "derecha" de los años anteriores al
colapso soviético no solo fue anticomunista sino anticapitalista por igual.
[5] )-
https://www.elmundo.es/fotografia/2003/02/pruebas_powell/imagen8.html
[6] )- https://www.elmundo.es/elmundo/2004/01/24/internacional/1074976836.html
[7] )- BLM = Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan).
[8] )-
Existen buenas razones para sospechar que el titiritero real de la marioneta
Zelensky es Igor Kolomoisky, su socio económico y su promotor mediático de bajo
perfil. Kolomoisky es el tercer hombre más rico del país, antiguo dueño del
mayor banco ucraniano, PrivatBank y, sobre todo, dueño del canal de televisión
1+1 en el que se emiten todos los programas, películas y series de Zelensky. Cf.
https://www.rtve.es/television/20220407/quien-igor-kolomoisky-sombra-alargada-zelenski-ucrania/2328825.shtml
[9] )- https://www.maariv.co.il/news/world/Article-909221
Ver también como referencia: Infobae del Jueves 07/04/2022
Resulta curioso que un país gobernado por un sujeto de religión judía apoye a grupos Internos como el grupo azov. Abiertamente neonazi. Racista y bastante cercano a la supremacía Blanca. Basta con ver su insignia. Una de las primeras que uso el partido nacional socialista.
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