- Profesor Principal de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad de San Martín de Porres en Lima, Perú.
- Profesor en las universidades de Essex y Manchester en el Reino Unido
- Profesor en ESAN Graduate School of Business, Perú.
- Ph.D. en Management, Manchester Institute of Innovation Research, University of Manchester, Reino Unido (Becario MBS);
- MSc en Gestión de la Innovación, Manchester Business School, University of Manchester, Reino Unido (Becario Chevening);
- Master of Development Studies, Victoria University of Wellington, Wellington, Nueva Zelanda (Becario NZAID);
- Egresado, Maestría en Ciencia Política, PUCP, Perú;
- Bachiller y Licenciado en Medicina Veterinaria, Universidad Mayor, Chile.
miércoles, 17 de noviembre de 2021
CAMBIO TECNOLÓGICO E IDENTIDAD HUMANA
viernes, 12 de noviembre de 2021
¡VOTEN BIEN! (Si pueden)
El enemigo se encuentra entre nosotros.
Contra lo que debemos luchar es
contra nuestra propia comodidad,
nuestra propia estupidez y
nuestra propia criminalidad.
Marco Tulio Cicerón
Es el sistema, estúpido
El próximo
domingo, los argentinos han sido convocados a votar y en las redes es frecuente
encontrarse con un reclamo que se le hace al electorado. "¡Voten
bien!", se le pide. Claro que la cosa no es fácil. En primer lugar habría
que explicar qué significa votar bien, (como lo contrario de votar mal). Lo
otro que habría que clarificar una vez esclarecido eso sería si votar bien es
posible en absoluto.
Mi humilde
opinión es que el problema no está en un
sector o en una facción. El problema
es el sistema en su totalidad que funciona según un mecanismo que selecciona
sistemáticamente a los peores. Ni siquiera adjudicaría la responsabilidad a una sola ideología. Todas las facciones políticas en pugna
comparten el materialismo dogmático, todas carecen de valores auténticos, todas
dependen del dinero para hacer campaña política, por consiguiente todas
terminan o bien comprometidas con los dueños del dinero o bien robándolo de las
arcas públicas. Todas se pelean entre sí por los privilegios del poder, todas
mendigan votos, todas prometen las mismas cosas y todas las incumplen
impunemente al día siguiente de haber sido votados. No hay un solo nucleamiento
político que escape a estas reglas porque todo el sistema se basa en el dinero,
la compra de votos, la codicia, la impunidad, y la ventaja personal por sobre
el Bien Común.
Un procedimiento
electoral como el sostenido por este sistema es incapaz de corregir las
desviaciones y las fallas inherentes al sistema mismo. Esto no es teoría; es
algo demostrado por los hechos históricos. A cada votación, a cada cambio de
personajes, el sistema o bien se mantuvo igual, o bien empeoró. Tomemos
solamente los 38 años que van de la reinstauración de la democracia en 1983
hasta nuestros días.
La casa en desorden
Síganme
Sigue luego con los dos mandatos de Carlos Menem. El "síganme que no los voy a defraudar" resultó en el sincericidio posterior de "si les hubiera dicho lo que pensaba hacer no me votaba nadie". El turco fue el mercachifle que, contrariamente a su promesa, los defraudó a todos. Puso cara de peronista, se olvidó de combatir al capital, lo llamó al Mingo Cavallo, puso el peso 1 a 1 con el dólar y vendió las joyas de la abuela, y las pantuflas de la mamá a precio de remate. Y créanlo o no, en 1995, cuando ya había aplicado todo su programa económico; después de rajarse a Pinamar con la Feyayi 348TB a 190 km por hora y sin pagar peajes; fue a elecciones y lo volvieron a votar para un segundo mandato con 50% de los votos. Al año siguiente lo picó una "abeja", anunció que se había leído todos los libros de Sócrates y que tendríamos un cosmódromo desde el cual en una hora y media podríamos estar en Japón.
El aburrido
El turco se fue
después que le volara por los aires la fábrica militar de Río Tercero pero
antes de que estallara la bomba del 1 a 1. La ilusión del
un-peso-igual-a-un-dolar le explotó en la cara al "Chupete" Fernando
de la Rúa que llegó al poder poniendo cara de bolastristes y tratando de
explicar por qué "dicen que soy aburrido". No lo consiguió. Lo que
decían era cierto: resultó aburrido nomás. Pero un aburrido peligroso; por nabo
y por inútil, para expresarlo lo más suavemente posible. Asumió en Diciembre de
1999. Cuatro meses después tuvimos el show de la Banelco de Flamarique y la
renuncia del Chacho Álvarez como vicepresidente. Lo que vino después fue de
antología: el "blindaje", el Megacanje, el "ritornello" del
Mingo Cavallo, el DNU de la Pato Bullrich como ministra de Trabajo que rebajó
un 13% las jubilaciones y los salarios de la administración pública, el
festival de piqueteros y, finalmente, el inolvidable "Corralito" como
frutilla del postre. En el medio, el no menos inolvidable show de Tinelli en
donde la cosa empezó con un activista de izquierda irrumpiendo en la nota para
exigir la liberación de los terroristas de La Tablada; siguió luego con una
serie de fallidos del presidente como confundir el nombre del programa, el nombre de la esposa
del conductor y no encontrar la salida del estudio. Al final pudo salir del
estudio, pero un año más tarde de la Casa Rosada tuvo que salir por arriba en
el ya proverbial helicóptero, en medio de un estado de sitio, con el "que
se vayan todos", los cacerolazos, varios saqueos y una represión que se
llevó 40 muertos. El tipo había llegado casi exactamente a la mitad de su
mandato. El Chupete no daba para más.
5 "presidentes" en 11 días
Ahí fue donde le
demostramos al mundo que la Argentina democrática es apasionadamente
presidencialista. A falta de un presidente tuvimos 5 en tan solo 11 días:
el renunciante aburrido, Ramón Puerta,
Adoldo Rodríguez Saa, Eduardo Camaño y el cabezón Duhalde.
El Cabezón
La cuestión es que Duhalde se hizo cargo de los dos años que restaban de la gestión interrumpida de De La Rúa. No lo hizo tan mal. Con Remes Lenicov primero y con Lavagna después, consiguió salir del Corralito, enderezó razonablemente a la economía, no tuvo macanas demasiado desastrosas excepto dos, una que se la hicieron y otra que se la mandó solito sin que nadie lo empujara. La que le hicieron fue un regalito de la bonaerense cuando en junio de 2002 mataron a dos piqueteros, Kosteki y Santillán hiriendo, además, a más de 30 manifestantes, cosa que levantó los aullidos de protesta de toda la izquierda más la de varios otros que ya andaban rondando con la idea de posicionarse para las próximas elecciones. Con el despiporre que se armó, Duhalde decidió adelantar las elecciones y ahí fue cuando se mandó el moco más grande de su carrera política. Le dio el apoyo a Néstor Kirchner. Todavía se agarra la cabeza – que no es poco – cuando se lo recuerdan.
El Kirchnerato
Néstor Kirchner subió al podio de los ganadores el 25 de Mayo de 2003. Fue presidente hasta el 10 de Diciembre de 2007; murió el 27 de Octubre de 2010.Su esposa Cristina sumó dos mandatos; desde el 10 de Diciembre de 2007 hasta el 9 de Diciembre de 2015. En total, los Kirchner ocuparon la presidencia por 12 años.
Relatar todas las
vicisitudes del kirchnerismo requeriría un libro entero. Encima, quedaría con
varios capítulos abiertos porque la saga todavía sigue y la verdad es que nadie
sabe muy bien cómo va a terminar. De modo que me limitaré a una rápida
enunciación de lo que constituye la punta del iceberg. Tan solo para dar una
idea.
Quizás la mejor
manera de empezar es citando al finado juez Claudio Bonadio que se la sabía
lunga y que supo resumirlo en una sola frase:
"Se trata de una maquinaria de corrupción que, a nivel nacional, se instaló desde el comienzo mismo de la presidencia de Néstor Carlos Kirchner, permaneciendo enquistada en nuestra República Argentina, sin solución de continuidad, durante más de doce años"
Podría dejarlo
ahí porque la frase es suficientemente explícita pero como el tema todavía sigue
sobre el tapete quizás valga la pena apuntar algunas perlitas.
Citando de
memoria, durante esos 12 años se manipularon las estadísticas del INDEC para
ocultar la magnitud de la inflación; el Estado perdió $ 200.000 millones por
ineficiencia, corrupción y despilfarro; se pagaron 36.000 millones en sobornos
(caso cuadernos y varios otros); Julio De Vido manejó como ministro de
Planificación $143.000 millones en todo tipo de contratos públicos con
sobreprecios y algunos que se pagaron íntegramente sin haberse realizado las
obras; las exportaciones cayeron un 25%; en el país se generó la mayor presión
tributaria de toda su Historia; la deuda del Estado por servicios impagos llegó
a cifras siderales; el Centro Cultural Kirchner llegó a tener 600 empleados sin
funciones asignadas; en la Secretaría de Comunicación Pública tenían 500
personas contratadas repartidas en tres oficinas, sin tareas asignadas; el
padrón de jubilados tenía 400.000 personas fallecidas por las que se pagaban
servicios de salud; los subsidios arbitrarios e incontrolados representaron
150.000 millones de dólares; con la devaluación de 2014 la economía entró en
recesión y los precios se dispararon. El efecto fue un aumento de casi cuatro
puntos de pobreza; al final del mandato había entre un 20 y un 25% de pobres y
un 8% de indigentes.
A todo eso
súmenle los proyectos ridículos que nunca se concretaron inventados más que
nada para justificar movimientos de plata y promover la imagen del gobierno. De
estos anuncios con bombos y platillos de proyectos y planes que murieron en el
anuncio recuerdo: a la compañía aérea LAFSA que nunca terminó de levantar vuelo;
al gasoducto a Bolivia; a las 600 estaciones de servicio para vender nafta
venezolana; al gasoducto a Venezuela de 8.000 km de largo; a los 20.000
millones de dólares chinos de inversiones que nunca aparecieron; al teléfono
celular "argenmovil" y a la tarjeta de crédito "argencard" de Guillermo Moreno; al
tren bala a Rosario anunciado por Ricardo Jaime; a la refinería General Mosconi
II anunciada por De Vido el 28 de Diciembre de 2006 - Día de los santos
Inocentes. ¿Se dan cuenta? ¡Hasta se dieron el lujo de tomarnos el pelo!
En materia de
nombres recordaría a Julio de Vido, ministro de obras públicas y a José López,
su secretario, el de los bolsos llenos de guita que trató de esconder en un
convento; a Claudio Uberti, el que estaba a cargo del vuelo en el que vino
Antonini Wilson y su maletín lleno de guita venezolana; a Fulvio Madaro el del
caso Skanska; a Ricardo Jaime, el involucrado en la tragedia del Once y varios
otros casos; Rudy Ulloa el casi "ahijado" de Néstor Kirchner; Lázaro
Baez, el de La Rosadita y la ruta del
"dinero K"; Amado Boudou, el de la compra de la empresa Ciccone para
la impresión de billetes;... y siguen las firmas.... De todos ellos, a pesar de
varias condenas, el único que sigue preso es Ricardo Jaime.
Y, por supuesto, están los casos de la actual vicepresidenta. Cristina Fernández está procesada en 10 expedientes. El de las irregularidades en las operaciones a dólar futuro; el del famoso Memorándum con Irán que le costó la vida al fiscal Nisman; el del direccionamiento de obras viales para favorecer a Lázaro Báez; el de la causa “Los Sauces” por retornos en las adjudicaciones de obras públicas; el de la causa "Hotesur" por lavado de dinero y asociación ilícita; el de los "Cuadernos" por asociación ilícita y cuatro casos más por irregularidades en el otorgamiento de subsidios a trenes y subtes, el envío de diarios y otros objetos a través de aviones oficiales desde Buenos Aires a Río Gallegos y el Calafate, el expediente en el que fue procesada por tener en su poder la carta de San Martín a O’Higgins y uno sobre cartelización de la obra pública. En todos estos casos todavía no está dicha la última palabra... si es que algún día algún juez se anima a pronunciarla sin que lo acusen de "lawfare".
El Gato Macri
Después de
semejante desastre uno podría haber pensado que el siguiente presidente no
tenía que hacer un gran esfuerzo para mejorar la situación. Podría haberlo
pensado. Pero si lo hizo se equivocó.
Mauricio Macri, alias MacriGato, es un tipo que tiene una gran virtud y un solo defecto. Su gran virtud es ser el marido de Juliana Awada que realmente es muy bonita y fotogénica. Su único defecto es que, como político, no sirve ni para Subsecretario de Paseos y Parques Públicos. No sirve como político porque no entiende de política, no sabe de política y ni siquiera cree en la política. Pertenece a ese club de liberales dogmáticos que todavía se resisten con uñas y dientes a admitir que no es la política la que depende de la economía sino que, al revés, la economía es la que depende de la política.
No está solo en
esto, por supuesto. Muchísimos politicastros argentinos – incluso varios que no
se creen liberales y hasta casi todos los de la izquierda – piensan igual. Para
todos ellos la economía es lo esencial y la política se arregla sola si la
economía anda bien. Lamentablemente es justo al revés. La economía necesita
decisiones acertadas, estrategias flexibles, consenso en los proyectos y
confianza en la conducción. Sin eso no hay economía política que arranque y la
razón es muy simple: para que haya una buena economía política tiene que haber
primero una buena política económica aceptada y apoyada por la sociedad. De
otro modo el porrazo está garantizado.
La Argentina al
final del kirchnerato tuvo mala suerte. Venía de 12 años de fechorías de una
patota que entendía bastante de política pero que después de rajarlo a Labaña
no pegaba una en economía porque, para esa patota, la economía empezaba – y
muchas veces terminaba – en el bolsillo propio. Cuando ya no hubo forma de
sostenerlo, el país salió de eso solo para caer en los proyectos del MacriGato
que algo de economía había aprendido al lado de papá pero que en materia presidencial
tendría que haberse quedado como presidente de Boca Juniors.
Así le fue. Es
decir: así nos fue. Se tomó deuda
para pagar deuda. No se desmontó la columna vertebral de la patota kirchnerista
y su sucursal piquetera. En el entorno de los gerentes generales que fueron
llamados a formar equipo ninguno sabía realmente trabajar en equipo y varios ni
siquiera querían trabajar en equipo. El resultado fue un desgaste inútil por desconfianzas
y rencillas internas, más algunas operaciones no del todo claras – por no decir
nada claras – dado que, como todo el mundo sabe, los CEO de las empresas
tampoco pertenecen a la cofradía de las puras y castas carmelitas
descalzas.
Al final
Al final, terminamos con la patota kirchnerista de regreso en el gobierno con un Alberto Fernández que cada vez que abre la boca mete un gol en contra; una Cristina de vicepresidenta más preocupada por no ir en cana que por ayudar a gobernar; un Kicillof que no sabemos a qué se dedica aparte de coleccionar furcios y repartir guita para comprar votos; una serie de piqueteros rentados que se posicionan donde les conviene o creen que les convendrá; una criminalidad común fuera de control que hasta el Rambo Berni no consigue dominar; mapuches que invaden e incendian; jueces zafaronianos abolicionistas que se derriten de ternura cada vez que detienen a un criminal; un dólar que no para de trepar; una deuda que genera cada vez más presión y que no se puede pagar así como la están negociando; cada vez más pobres; cada vez menos puestos de trabajo; mucho verso; muchas chicanas; cero proyectos; nada de alternativas; ninguna estrategia razonable y de Roma el papa argentino nos suplica que seamos misericordiosos. Y todos nos piden que votemos "bien".
¿Alguien me puede
decir cómo es eso de "votar bien"?
¿Cómo se puede
votar bien en un sistema que no admite alternativas válidas? ¿Qué es votar bien
en un entorno en el que a lo sumo podría eventualmente llegar a ganarse una
banca entre 257 diputados? ¿Para qué sirve eso en la práctica? ¿Para el más que
hipotético caso de un empate tan exacto que el voto de una banca sola pueda
desequilibrar la balanza – suponiendo que esa banca solitaria resista la presión de
una Banelco y toda otra clase de presiones y amenazas?
Lo lamento. No
hay forma de votar bien.
Una pileta de natación no se desagota echándole agua. Un sistema basado en votos no se derriba con votos. Un sistema sostenido por partidos
políticos y candidatos que viven del sistema no se elimina legitimando al sistema
votando por los candidatos de esos partidos políticos.
Se derriba
quitándole los fundamentos culturales que lo sustentan y deslegitimándolo con
una fuerte resistencia a avenirse a sus caprichos e imposiciones. El camino no es una urna y un papelito cada par de años. El camino es
la revolución cultural y la resistencia civil.
Por supuesto que es
un camino duro. Incluso llevará bastante tiempo. Pero la única alternativa a ese camino es sentarse a esperar que se pudra todo y se caiga a pedazos por sí
mismo. Si opta por esta alternativa, vaya y vote por quien se le ocurra. Después
cruce los dedos o vaya a la iglesia a rezar pidiendo un milagro.
De otro modo, simplemente
quédese en casa y dedique su tiempo a formarse y a prepararse para resistir y persistir
en una lucha cultural y política contra el sistema.
https://www.eluniverso.com/noticias/2019/08/25/nota/7488120/corrupcion-deudas-herencia-kirchnerismo/)
http://www.primerafuente.com.ar/noticias/80310/para-bonadio-la-maquina-corrupcion-se-instalo-desde-comienzo-presidencia-nestor-kirchner
https://www.elojodigital.com/contenido/8315-%C2%BFquien-es-rudy-fernando-ulloa-igor
https://www.perfil.com/noticias/politica/nestor-kirchner-juicio-a-la-corte-lesa-humanidad-unasur-fmi-y-denuncias-de-corrupcion.phtm
https://chequeado.com/el-explicador/cfk-esta-procesada-en-11-casos-cuales-son-las-causas-en-su-contra/