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Desde entonces el lugar ha sido un lugar bueno consagrado a un Dios bueno. Porque Júpiter, aún siendo el dios de un pueblo duro, guerrero y combativo, fue también el dios de los jueces justos y los hombres leales que ese mismo pueblo supo regalarle a la humanidad. De hecho, los romanos piadosos a Júpiter también lo llamaban Iuppiter, Iovis o Diespiter, nombres todos que – al igual que el Zeus de los antiguos griegos – se relacionan con la idea de lo luminoso, lo brillante, lo resplandeciente. Siempre se supo que Júpiter era un dios del cielo.
Justamente por eso, para construir templos en su honor se buscaban los lugares más elevados. La cima del Monte Albano, al sur de la ciudad de Roma, estaba consagrada a Jupiter Latiaris, la deidad de los Hombres del Lacio, aquella confederación de 30 ciudades entre las que Roma había comenzado su trayectoria como apenas una ciudad más entre todas las otras. En Roma misma, la cumbre del Monte Capitolino estaba consagrada a él, con su templo más antiguo y el símbolo del roble sagrado, o encina sagrada; también presente en la tradición del Zeus de los griegos.Por eso, también, uno de sus títulos más antiguos es “Lucetius”, que significa “el portador de la Luz” y en el lenguaje de los romanos giros tales como “sub Iove” – o “debajo de Júpiter” –significaban algo así como “a cielo abierto”. Por lo tanto, no es de extrañar que este dios bueno fuera también el custodio de muchas otras cosas buenas. En Roma se lo consideraba el guardián de la conciencia, de la fidelidad, del recto accionar y del sentido de las obligaciones. Fue el dios de la palabra empeñada, el dios en cuyo nombre se concertaban acuerdos, alianzas y tratados. Sus sacerdotes celebraban la más antigua y más sagrada forma de matrimonio: la confarreatio. La Eneida de Virgilio todavía nos sigue relatando a
Júpiter como el buen dios protector que mantiene a los héroes en el sendero del cumplimiento del Deber para con Dios, la sociedad y la familia. Eso que los antiguos romanos llamaban “pietas” y que los herederos de esa misma tradición hoy llaman Piedad. No en vano de la palabra “Iovis” tenemos hoy la palabra “jovial”; y no en vano tampoco el antiguo Zeus griego devino con el tiempo en el Deus romano, de dónde hoy tenemos la palabra más sagrada de todas: Dios.Así, tampoco resulta sorprendente que en las alturas de los Alpes, custodiando y protegiendo el camino obligado de los viajeros que cruzaban esas imponentes montañas por el paso que une lo que hoy es Italia y Suiza, los romanos piadosos llamasen Montis Jovis a una de las cumbres más altas de la región y construyesen allí un templo en honor a Júpiter.
Pero las cosas que construyen los seres humanos a veces tienen destinos extraños. Nada de lo que construimos con las manos es eterno, aún cuando durante muchos siglos – cuando todavía no se habían inventado las cosas descartables – muchos grandes constructores trataron de hacer obras con la mirada puesta en la Eternidad. Aún los constructores de lo perdurable, de haber vivido lo suficiente, habrían llegado a ver las ruinas que hoy desentierran los arqueólogos. Quizás porque lo que construimos con las manos, por más perfecto y duradero que pretendamos hacerlo, al final no es más que un recipiente. Algo que sirve para contener lo esencial; algo así como una corteza o caparazón dentro de la cual podemos encerrar y custodiar lo eterno. Al menos por un tiempo. Y pasado ese tiempo, la estructura exterior, la caparazón, se cae; y sólo queda lo esencial – si es que había dentro de ella algo realmente esencial que mereciera perdurar.
Los romanos pasaron. El Imperio que construyeron se fue desmoronando. En las nevadas cumbres de los Alpes, con el correr de los siglos, el templo del dios bueno construido para proteger a los viajeros también se fue derrumbando. Al final, sólo quedaron sus ruinas desafiando las tormentas de nieve, los aludes y las avalanchas; tan frecuentes por ese paso entre las montañas y probablemente uno de los motivos prácticos principales que también impulsaron la construcción del refugio-templo.
De algún modo, sin embargo, el lugar siguió siendo sagrado. Bajo los reyes sucesores de Carlomagno – ese gran soberano, coronado Emperador del Sacro Imperio Romano por el Papa León III en la noche de Navidad del año 800 y a quien los franceses recuerdan como Charlemagne y los alemanes como Karl der Grosse – unos monjes piadosos mantuvieron el lugar. El Montis Jovis de los romanos de alguna forma se afrancesó un poco, con lo que pasó a ser conocido entre los hombres como el monasterio de Mont-Joux.
Pero los años siguieron transcurriendo, no sin dejar su marca y su rastro en el viejo refugio. Hacia el sigo XI el lugar necesitaba, otra vez, una restauración. Y fue entonces cuando un sacerdote conocido como Bernardo de Menthon, arcediano de la ciudad italiana de Aosta, decidió darle nueva vida al viejo refugio para proteger a los viajeros, brindarles alimento, alojamiento, y calor, con todo el cariño y la dedicación de que son capaces los buenos cristianos, pero también con toda la vocación de servicio de los continuadores de la Tradición de la Piedad heredada de los Muy Antiguos.
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San Bernardo de Menthon arcediano de Aosta |
Porque desde San Bernardo de Menthon, el refugio no solamente brindó amparo y albergue a peregrinos y viajeros. Siguiendo la voluntad y la consigna de Bernardo, los monjes agustinos también oficiaron de guías y de activos participantes en operaciones de rescate. La zona de ese paso por los Alpes se halla cubierta de nieve y hielo durante nueve meses al año. Las tormentas son furiosas y frecuentes. Las avalanchas de nieve, un fenómeno casi habitual. Al principio, un monje descendía acompañando a los viajeros todos los días hasta Bourg Saint Peter y volvía hacia el atardecer con otro contingente mientras uno de sus compañeros hacía lo mismo en el lado italiano. Cuando los viajeros se perdían en la tormenta, con peligro de morir congelados, los monjes iban en su rescate.
Hay muchas historias al respecto. Historias que demuestran algo que varios pensadores y filósofos se han resistido tercamente a admitir: a los seres humanos no siempre nos guía el provecho propio. No siempre actuamos según nuestra mejor conveniencia. No todo lo que hacemos es el producto de un cálculo de costos y beneficios. Muchas veces, muchas personas son capaces de abrir las manos para dar. Sin pedir nada a cambio. El egoísmo y la codicia existen y pueden ser poderosas motivaciones para muchas cosas. Pero también existen la bondad, el cariño, la vocación de servicio, las ganas de hacer las cosas bien y de hacerlas por los demás. Para ayudar, para poner el hombro, para colaborar, para sostener, para proteger. Para cumplir con el mandato de la Piedad.Bernardo de Menthon se reunió con su Padre Celestial, de quien tan cerca había estado en las altas cumbres de los Alpes, en el mes de junio de 1081. Un siglo más tarde, el culto a su memoria se había extendido por Suiza, Italia y Francia. En 1681 fue santificado y desde entonces es el santo patrono de los habitantes de los Alpes, los escaladores y los esquiadores. Hoy, el refugio subsiste y lleva su nombre: es el Gran San Bernardo y puede ser visitado – y de hecho lo es – por miles de turistas.
Pero la historia no termina aquí. Por un lado, la congregación creada por San Bernardo se ha diseminado por las montañas del mundo entero, estableciendo misiones en Asia Central, en el Tibet, en Birmania y hasta en China. Por el otro lado, al menos desde fines del Siglo XVII, los monjes comenzaron a usar perros. Desde 1750 en adelante los fueron adiestrando especialmente para operaciones de rescate. Conocidos al principio como “mastines alpinos”, desde 1862 se los llama “sanbernardos” o “sanbernardinos” y existen sinnúmero de leyendas y de pinturas que los retratan.
Son unos animales estupendos. Enormes. Fuertes. Resistentes. Confiables. De carácter cariñoso y amable, pero de corazón sólido y firme como una roca. De pelo blanco y grandes manchas marrones. Hay muchos cuadros que los retratan con el tradicional barrilito colgando del cuello en dónde llevan un poco de aguardiente para calentar el espíritu de los expuestos a morir de frío. Hace unos 230 años atrás, el escritor inglés Oliver Goldsmith ya los describía como:Y es cierto: registros de casi doscientos años de antigüedad nos cuentan que los monjes de San Bernardo y sus perros han rescatado a más de dos mil personas. ¿A cambio de qué? Mezquina pregunta. A cambio de nada. El hospicio de San Bernardo en los Alpes suizos existe hasta el día de hoy; pero no es un hotel de cinco estrellas. Es apenas un severo y sobrio edificio levantado como un monumento a la bondad de la que es capaz el ser humano aún en medio de un mundo que muchas veces parecería haberse vuelto completamente loco de codicia, egoísmo y ambiciones.
A pesar de que hoy los peregrinos y caminantes han sido reemplazados por turistas que recorren el milenario sendero del paso – ahora asfaltado – en veloces y brillantes automóviles, la misión de los discípulos del Dios bueno no ha cambiado. Sigue siendo la misma de siempre: servir. Hacer el bien. Ayudar. Dar una mano. Poner el hombro. Salvar vidas. Y todo eso a cambio de nada materialmente relevante. Todo eso sólo a cambio de una simple palabra de agradecimiento. A cambio de una sonrisa, un abrazo y un emocionado “gracias”. A cambio de ese extraño calor que sentimos en el pecho cuando sabemos que hemos hecho algo noble. Algo bueno. Algo que valía la pena hacer.
15 de Junio de 2025. – En el día de San Bernardo de Menthon
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Estatua de San Bernardo en las afueras del Hospicio |
Al sur de la ciudad de Rosario, cerca del frigorífico Swift, hay un barrio que hoy ostenta orgulloso el título de “Capital de la Resistencia Peronista”. El barrio se llama y siempre se llamó "Villa Manuelita".
Allí, muy poco después de la revolución del 16 de Septiembre de 1955 – llamada "Libertadora" por quienes la pergeñaron y "Fusiladora" por quienes la padecieron – un grupo de mujeres improvisó, con los delantales blancos de las obreras de la carne, un lienzo donde pintaron
“Todos los países reconocen a Lonardi. Villa Manuelita no”.
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El tanque de agua de Villa Manuelita |
Luego, también lo bajaron a Lonardi. Lo desplazó de la presidencia de la nación el general Pedro Eugenio Aramburu acompañado por el Almirante Rojas como vicepresidente. Y lo que siguió fue el baño de sangre que estalló el 9 de Junio de 1956 con los fusilamientos de militares y civiles, en los cuarteles y en los basurales de José León Suarez.
A pesar de eso, durante muchos años una militancia tercamente rebelde siguió sin aceptar la imposición de los usurpadores del Poder. El espíritu de resistencia se contagió a muchos militantes y la resistencia se amplió. Ya no se trataba de Lonardi. Se trataba del combate por una Patria concebida como Justa, Libre y Soberana, en el marco de una Comunidad Organizada luchando por ocupar su lugar en el mundo en el que
"Los yanquis, los rusos y las potencias reconocen a la libertadora. Villa Manuelita no."
Así, con ese espíritu nació la Resistencia Peronista. Peleó todo lo que pudo, dejando mucha gente por el camino. Y al final, lamentablemente, terminó muriendo por traiciones internas, infiltrados, desviaciones ideológicas, errores estratégicos y la ineptitud total de los dirigentes corruptos de un PJ anodino cuya jefa real que hoy está peleando para no ir en cana por ladrona, cuando le pidieron una contribución para una estatua del general Perón contestó que "para ese viejo de mierda" no ponía un peso.
A esta altura de la historia de aquella resistencia solo quedan recuerdos. Aunque, ¿quién sabe? Quizás en algún momento alguien se suba otra vez a ese tanque de agua y despliegue un cartel con la leyenda:
"La partidocracia actual acepta la decadencia de la Argentina. Villa Manuelita no".
.....en aquellos días de lucha del pueblo rosarino, se vivieron hechos que dieron origen a la historia de la heroica Villa Manuelita, conducidos por Emiliano Pérez, militante peronista, talabartero en la empresa de transporte de nuestra ciudad, quien asumió sobre sus espaldas la responsabilidad de canalizar la indignación ante el atropello al que era sometido el gobierno popular, siendo lanzado el contundente desafío "Estados Unidos, Rusia e Inglaterra reconocen a la Libertadora, Villa Manuelita NO", siendo ésta una fundamental consigna, que junto a otras figuraban en los carteles realizados por los vecinos en pie de guerra. (Considerando del Decreto 43839 - 03/09/2015 de la Municipalidad de Rosario autorizando actividades y la «colocación de placas en diversos puntos importantes de la ciudad, en el marco de la conmemoración de los 60 años de la "Resistencia Peronista"»)
La guerra no decide
quién tiene razón
Solo decide quién queda vivo.
Bertrand Russel
El Lunes 2 de Junio, Viktor Orbán convocó de urgencia al
Consejo de Defensa húngaro a una reunión en el Ministerio de Defensa. Al final
de la reunión, las declaraciones del Primer Ministro húngaro no fueron para
nada alentadoras. Como resumen de lo tratado, Orbán declaró:
“Acaba de finalizar la reunión del Consejo de Defensa. Convocamos a este Consejo porque nos llegaron nuevas y alarmantes informaciones en cuanto al curso de la guerra ruso/ucraniana.
La situación es unívoca: desgraciadamente, a pesar de las gestiones del presidente Trump, no nos estamos alejando sino acercando a la guerra. Los burócratas de Bruselas no apoyan las iniciativas de paz norteamericanas. Han decidido que Ucrania debe continuar la guerra. Hungría se opone a esto. Hungría prefiere apoyar los esfuerzos norteamericanos por la paz.
Debemos prever que la dirigencia de Bruselas, interesada en la continuación de la guerra, hará todo lo necesario para meter por la fuerza a Hungría dentro de la coalición partidaria que apoya la guerra. Debemos prever que se acelerarán las operaciones encubiertas contra Hungría y las campañas de difamación financiadas con dinero extranjero. Para garantizar la seguridad del país, el Consejo de Defensa ha tomado las decisiones necesarias. Seguiremos defendiendo la soberanía húngara y la seguridad de las familias húngaras.” [1]
Este comunicado, notoriamente pesimista, refleja lo sucedido
en Washington durante estas últimas semanas: Donald Trump se hartó de la casi
increíble terquedad ucraniana, rusa e incluso europea en continuar una guerra
que ya ha dejado de ser un conflicto geopolítico para convertirse cada vez más
en una guerra de caprichos, egos e intereses que tienen poco o nada que ver con
los verdaderos intereses de los países involucrados.
Hacia el 19 de mayo pasado, Trump en una conferencia de
prensa algo dura declaró “ésta no es nuestra guerra, ésta no es mi guerra”
[2] cuando le preguntaron sobre el avance de las negociaciones con Rusia y Ucrania.
Los periodistas en general – (la tentación de decir “como siempre” es grande) –
interpretaron estas palabras según el paladar y los compromisos de cada uno;
pero lo que Trump señalaba es algo tan viejo como la humanidad: para provocar
una guerra basta con uno, para establecer la paz se necesitan dos como mínimo.
Además, si un tercero se mete entre los dos contrincantes para pacificar los
ánimos, lo más probable es que le suceda lo mismo que al sujeto que quiere
salvar el matrimonio de su mejor amigo: al final termina peleado con el amigo,
con la esposa del amigo, y el matrimonio igual termina en divorcio. Ningún
amigo, por mejor amigo que sea, puede hacer que se amen dos personas que se
odian.
Ante esto, no es nada imposible que Trump haya optado por
alejarse prudentemente de una gestión que nadie le agradece y dedicarse a
hacer control de daños tanto para él personalmente como para la política
exterior de EE.UU. En virtud de esto, lo más probable es que ninguna
negociación futura por parte de Trump sea exitosa. Es a lo que también apunta
el mensaje de Orban. De aquí en más, lo probable es que Norteamérica mantenga
una apariencia de seguir interesada en la paz pero no ocultando sus pocas
esperanzas de tener éxito. Esto, a la larga, justificaría una retirada de la gestión
de paz y una mayor concentración en los intereses propios. Es que, y esto
también es cierto, Biden no le dejó a Trump ninguna posición fuerte real frente
a Rusia ni tampoco frente a Ucrania.
Los europeos de la Unión Europea – supuestamente aliados de
EE.UU. a través de la OTAN – carecen de un poderío bélico propio pero, al
igual que Zelensky, están dispuestos a combatir a Rusia hasta el último
ucraniano. Y una vez que ese último
ucraniano haya muerto, en Bruselas cultivan la idea de seguir combatiendo a
Rusia hasta el último soldado norteamericano. Trump tiene esto perfectamente en
claro y decir que la idea no le entusiasma para nada sería minimizar su
actitud. De hecho ¿por qué habría Trump de acompañar dócilmente un delirio europeo
incomprensible y a una terquedad ucraniana injustificable? Es que no lo hará.
Ya empezó a no hacerlo. Contrariamente a los planes delirantes de Bruselas,
Trump no aceptará prolongar indefinidamente el conflicto tan solo para
tranquilizar a sus supuestos aliados que sueñan con una victoria sobre Rusia
siempre y cuando la OTAN siga enviando material bélico letal a Ucrania.
Por el otro lado, Zelensky y su grupo tienen menos interés todavía en terminar la guerra. Por de pronto, Zelensky tiene perfectamente en claro que, si se retira vencido de esta guerra, habrá perdido totalmente su futuro político – y acaso su vida misma. Además de eso, hay un hecho también imposible de ignorar: Zelensky no es ucraniano en un sentido estricto. Por de pronto Krivoi Rog, la ciudad en la que nació, si bien queda en territorio ucraniano, es una ciudad de habla rusa. Creció hablando ruso y se casó con una mujer que también provino de una región de habla rusa y que declaró haber escuchado el ucraniano por primera vez en el segundo grado de la escuela, en la clase de idioma. Además de eso, la familia Zelensky es de ascendencia judía. Tres de los hermanos de su abuelo fueron víctimas de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. [3] Él mismo describió a su familia como “una familia judía soviética normal” y hasta se lo ha citado diciendo que entre sus objetivos está la creación de un "Gran Israel con su propia identidad". [4]
Si uno tuviese que describir la situación actual de Ucrania
en términos cruelmente objetivos lo que obtendría sería algo muy parecido a un
galimatías. Sería algo así como una república teóricamente democrática con
elecciones suspendidas desde el verano boreal pasado, con un presidente de
etnia judía, criado en un medio cultural ruso, que al inicio del conflicto se
rodeó de algunos grupos con tendencias nacionalsocialistas como, por ejemplo,
la Brigada Azov, [5] identificada inicialmente con un Wolfsangel
en su escudo, financiada por el plutócrata judeo-ucraniano Ihor
Kolomoisky y entrenada por militares georgianos, algo que le permitió a los
rusos calificar su invasión de 2022 como una operación para “desnazificar” a
Ucrania. Todo eso en un país que fue potencia – el Rus [6] de Kiev – mucho antes de que lo fuera la Rusia de Moscú y que tuvo su edad
dorada en el Siglo XI, siendo que luego formó parte del Imperio de los zares
rusos por casi 200 años. Invadida y derrotada por los bolcheviques, pasó a ser
parte del Imperio Soviético sufriendo la hambruna genocida del Holodomor
y las batallas de la Segunda Guerra Mundial para terminar declarando otra vez
su independencia luego de la disolución de la Unión Soviética.
Teniendo la complejidad de este cuadro casi inentendible a
la vista, se comprende la dificultad de definir el concepto de “victoria” para
ambos contrincantes. De lo único que podemos estar seguros es de que se odian
de forma visceral. Porque, para el lado ucraniano, la “victoria” no solamente
significaría la supervivencia de Ucrania Occidental sino la recuperación de todos los territorios
perdidos a manos de Rusia, incluyendo Crimea. Mientras que, para los rusos,
Crimea es tan importante que la defenderían hasta con armas nucleares y la
“victoria” rusa consistiría en impedir para siempre la posibilidad de expulsar
a los rusos radicados en Ucrania Oriental y – precisamente – en Crimea.
En esas condiciones y si las nociones de “victoria” son
ésas, cabe la pregunta: ¿Quién quiere la paz? Para Putin, la paz vendrá
necesariamente de un modo o de otro puesto que Ucrania no le puede ganar una
guerra a Rusia. Para Zelensky, si a la guerra hay que pelearla hasta el último
ucraniano, el desafío no lo impresiona en absoluto mientras eso no signifique
una clara victoria para Rusia. Para un Zelensky, un Kolomoisky y
todos ellos, los ucranianos no son más que material descartable. Y, finalmente,
para los politicastros de la Unión Europea e Inglaterra la guerra, como de
costumbre, es principalmente una buena oportunidad de negocios en la que, agitando
el fantasma del “peligro ruso” se puede poner en marcha toda la maquinaria de
producción y tráfico de armas de todo tipo.
Porque a todo lo que llevamos dicho hay que agregarle la
cuestión de la enorme cantidad de dinero involucrado. Desde el inicio de la
guerra los gobernantes ucranianos y tanto los intermediarios europeos como los
norteamericanos de la época de Biden, se han beneficiado sustancialmente con
ese flujo de dinero, por lo menos durante los últimos diez años. [7] Un flujo que, en caso de terminar
la guerra, no solo dejaría de fluir hacia las cuentas bancarias de los
principales dirigentes ucranianos sino que, necesariamente, en algún momento tendrá
que invertir su dirección. Ucrania ha sido generosamente financiada para poder
llevar adelante su guerra y los dueños de ese dinero, en algún momento
reclamarán su devolución. Con eso, habrán ganado toneladas de dinero financiando
la guerra y seguirán ganando dinero con su devolución siendo que, mientras más
dinero se invierta en la guerra, mayor será la cantidad de interés a cobrar con
su repago. En las mesas del gran capital internacional no se sirven comidas
gratis.
Donald Trump tiene bien en claro que su apuesta, heredada de
Biden, es una apuesta perdedora. El hombre, más allá de su oficio de político,
es un empresario acostumbrado a negociar y a evaluar oportunidades. No puede no
comprender que, si sigue involucrado en el conflicto, los EE.UU. pueden
terminar enredados en una guerra en la que no tienen nada que ganar y mucho que
perder. Y, si hay algo que un buen negociador empresario sabe, es cuando tiene
que frenar sus pérdidas y hacer control de daños. Porque si la guerra prosigue,
solo Dios sabe si podrá seguir localizada como está o bien escalará a una
guerra más amplia que terminará enfrentando a más países. Aunque sea
mediáticamente muy mencionada, hoy (04/06/2025), una Tercera Guerra Mundial es muy
poco probable a menos que algún imbécil pulse el botón nuclear. Pero aún sin el Armagedón atómico la
ampliación de la guerra puede desembocar en un incendio infernalmente difícil
de apagar.
Así, lo que asoma en el horizonte es que, por desgracia, la
guerra en Ucrania tiene todo dispuesto para continuar. Sea que la burocracia de
Bruselas decida involucrarse y participar directamente en la ayuda de Ucrania
con dinero y medios militares, sea que a Putin se le acabe la paciencia y
decida tirar un sustancial pedazo de carne a la parrilla bélica, lo que cabe
prever es que seguirá muriendo gente en aras de una victoria que nadie consigue
definir. En este escenario Trump seguramente seguirá moviéndose, quizás simulando una intermediación que sabe condenada al fracaso de antemano; pero eso,
obviamente, no terminará la guerra.
Al menos, tal como sugería al principio, a esa conclusión
han arribado Viktor Orban y los miembros del Consejo de Seguridad de Hungría.
Difícilmente se equivoquen. Hoy, los rusos han acusado recibo de la decisión húngara sin discutirla.
De este lado del charco, haríamos bien en tomar nota. Dentro
de tan solo un par de años (o mucho antes), el mundo entero será muy diferente.
Creo que fue Clemenceau el que dijo que “La guerra es una cosa demasiado seria
como para dejársela a los militares.” Si bien los civiles tampoco han brillado
precisamente en materia de enfrentamientos bélicos, tampoco deja de ser cierto
que el futuro es algo demasiado importante como para dejárselo a unos políticos
cuyas ideologías – sean de “derecha” o de “izquierda” – atrasan por lo menos
150 años como sucede con la mayoría de los politicastros occidentales.
[1] )- https://www.facebook.com/reel/23917654417923904 - También difundido por los rusos en: https://actualidad.rt.com/actualidad/552179-orban-bruselas-decidir-ucrania-continuar-guerra
[2]
)- https://x.com/disclosetv/status/1924577653211689073
[3]
)- https://www.president.gov.ua/en/news/volodimir-zelenskij-rozpoviv-istoriyu-svoyeyi-rodini-pid-cha-59437
[4]
)- https://www.infobae.com/america/mundo/2022/04/06/volodimir-zelensky-dijo-que-ucrania-se-puede-convertir-en-un-gran-israel-con-su-propia-identidad/
https://jewishquarterly.com/articles/extract/2022/02/volodymyr-zelensky
[5]
)- https://www.tuftsdaily.com/article/2023/10/the-dangers-of-ignoring-ukraines-neo-nazis
[6]
)- De donde proviene, precisamente,
el nombre de “Rusia”.
[7]
)- https://foreignpolicy.com/2024/07/29/ukraine-is-still-too-corrupt-to-join-the-west/
Espero sinceramente que el lector encuentre en estas páginas, aunque más no sea algunas ideas útiles para la construcción de una política mejor ajustada a las realidades y a las necesidades del Siglo XXI. Mi mayor anhelo es que una política práctica, desvinculada de dogmatismos ideológicos inviables y orientada por lo delineado en estas páginas, sirva a las juventudes de las naciones de Occidente como punto de partida para construir soluciones adaptadas a cada realidad particular y las ayude a emerger de la actual decadencia generalizada.
Nada en relación a la
vida debe ser temido;
solo debe ser comprendido.
Ahora es tiempo de comprender más,
para que podamos temer menos.
Marie Curie
Milagros, en el sentido
de fenómenos
que no podemos explicar,
nos rodean todos los días.
La vida misma es
el milagro de los milagros.
George Bernard Shaw
Si uno se plantea la pregunta del subtítulo y se pone a
estudiar seriamente el tema, luego de muchas horas, días y hasta años de
investigación, estudio, análisis y reflexión – sobre todo en el aspecto de la esencia
y el origen de la vida – la conclusión a la que uno arriba es
decepcionante. Porque la triste verdad es que no sabemos en absoluto que es
la vida. Podemos observarla y describirla, podemos catalogar sus diferentes
manifestaciones, especular con unas cuantas teorías aparentemente plausibles, estudiar
sus componentes moleculares y hasta sub moleculares; pero eso es todo. De una
célula viva podemos saber cómo funciona pero no por qué funciona.
No tenemos ni idea de qué es exactamente lo que impulsa a
los seres vivientes. No tenemos más que toda una colección de teorías sobre
cómo pudo (quizás) haber surgido la vida sobre nuestro planeta y, en
última instancia, ni siquiera podemos estar seguros de que esa vida sea
patrimonio exclusivo de un, y solo un, planeta entre todos los demás planetas
existentes en la inmensidad del universo. Aunque – por ahora y por lo que
sabemos – así parecería ser.
Nunca hemos conseguido crear vida. Solo la hemos
manipulado respetando sus leyes y destruyéndola sin remedio cada vez que las
violamos. Lo realmente curioso es que hoy tampoco la Naturaleza se halla creando
vida en un sentido estricto. De hecho, toda la información a nuestro alcance
indica que en la actualidad no existe creación sino solamente reproducción y evolución
de la vida. Obviamente, en algún momento tuvo que existir un comienzo. Quizás
sepamos algo sobre cuando fue ese comienzo; ([1])
en lo que solo tenemos una colección de teorías inverificables es sobre la
cuestión de cómo fue. En última
instancia, la vida es algo tan complejo que, al menos por ahora, no tenemos una
respuesta concreta y universalmente aceptada para definirla.
Contrariamente a lo que mucha gente cree, Charles Darwin al
hablar tanto de la evolución de las especies como del origen del Hombre, no
estableció una teoría acerca del origen de la vida como tal. Todo lo que
sabemos de su idea al respecto es una especulación teórica en cuanto a que la
primera vida “podría haber ocurrido en un pequeño charco tibio” con la adecuada
combinación de condiciones y elementos químicos. ([2])
Desde entonces hasta hoy no hemos avanzado mucho en el
conocimiento de los orígenes. Lo único que sí hemos hecho es aumentar el número
de las teorías, de las cuales citaremos aquí solo algunas de las más conocidas.
Hipótesis de la sopa primigenia: Es la versión
moderna de la idea del “pequeño charco tibio” de Darwin. La hipótesis sugiere
que la vida comenzó en una "sopa" cálida de moléculas orgánicas. La
idea es que los compuestos orgánicos simples, formados a partir de gases
atmosféricos y fuentes de energía como rayos o radiación ultravioleta, se
acumularon en el agua y experimentaron reacciones químicas para formar
moléculas más complejas. Estas moléculas habrían conducido finalmente a las primeras
formas de vida simples.
Hipótesis de fuentes hidrotermales: Esta hipótesis
propone que la vida se originó en fumarolas hidrotermales en el fondo del
océano. Estos respiraderos emiten agua caliente rica en minerales, lo que
proporciona un entorno único donde podrían ocurrir reacciones químicas que
podrían haber impulsado la síntesis de moléculas orgánicas. Lo cual habría
llevado a la formación de formas de vida tempranas.
Hipótesis de fuentes hidrotermales alcalinas: esta es
una variación de la hipótesis anterior que se centra en fumarolas hidrotermales
alcalinas (de alto pH).
Hipótesis del ARN:
Esta hipótesis postula que el ácido ribonucleico (ARN) fue la primera
molécula auto - replicante, anterior al ADN y las proteínas. El ARN
puede almacenar información genética y catalizar reacciones químicas, lo que lo
convierte en un candidato probable para la primera biomolécula.
Hipótesis del hierro-azufre: Propuesta por Günter
Wächtershäuser, esta hipótesis sugiere que la vida se originó en la superficie
de minerales de sulfuro de hierro y níquel. Estos minerales podrían haber
catalizado la formación de moléculas orgánicas a partir de gases simples como el
monóxido de carbono y el sulfuro de hidrógeno.
Hipótesis de la panspermia: La panspermia sugiere que
la vida no se originó en la Tierra sino que fue traída aquí desde otras partes
del universo, posiblemente a través de cometas, meteoritos o polvo
interestelar. Obviamente esta hipótesis
no explica cómo comenzó la vida; solo sugiere que puede haber sido en otra
parte y sería, de algún modo, un fenómeno cósmico.
Panspermia dirigida: Mientras que la panspermia
tradicional sugiere que la vida se originó en otras partes del universo y fue
transportada a la Tierra, la panspermia dirigida sostiene alternativas de
ciencia ficción. Postula que la vida, habiéndose originado en otro lugar del
universo, fue “trasplantada” a la tierra por alguna entidad inteligente. Al
igual que la panspermia tradicional, esta variante tampoco responde a la
cuestión del surgimiento de la vida; solo traslada todo el problema a otro
planeta y, en este caso, únicamente le agrega algunos extraterrestres y naves
espaciales para hacer más interesante el relato.
La hipótesis bacteriana: Una de las más recientes
hipótesis de los que sostienen que todos los seres vivos del planeta descienden
de un único organismo con estructura de bacteria bautizado como LUCA (del
inglés Last Ultimate Common Ancestor o, en español, el Último Antepasado Común).
Y últimamente se cree que fue una bacteria. ([3])
Aparte de las hipótesis estrictamente materialistas, existen
otras que postulan la imposibilidad de explicar el surgimiento de la vida
solamente por procesos físicos y químicos.
El creacionismo es, básicamente, la creencia de que
la vida, la Tierra y el universo fueron creados por un ser o deidad
sobrenatural. - Existen varias formas de creacionismo, desde aquellas que
interpretan los textos sagrados en forma literal – desechando fanáticamente
todos los conocimientos racionales que se oponen a esos textos ([4])
– hasta las que aceptan una Creación
como el origen del universo y la vida pero no una interpretación literal de los
textos sagrados.
El vitalismo es la creencia de que a los organismos
vivos les es inherente una "fuerza vital" o "impulso
vital"; una forma de “energía” especial, responsable por las
características y funciones de los organismos vivos. Esta “energía”, según las
interpretaciones materialistas, no sería más que una supuesta “propiedad de la
materia”.
Teorías espirituales o místicas: En algunas
filosofías orientales, como en ciertas interpretaciones del hinduismo y el
budismo, la vida se considera parte de un ciclo eterno de creación y
destrucción, en el que una conciencia divina o cósmica desempeña un papel
central. En general y más allá de las mencionadas, las teorías no materialistas
tienen sus raíces en perspectivas filosóficas, teológicas o metafísicas y
pueden variar ampliamente según los contextos culturales y religiosos.
La hipótesis del Diseño Inteligente: Desde fines de
la década del 1900 surgió una teoría que trató de dejar abierta la puerta para
considerar la posibilidad de la intervención de un Creador. Esta teoría postula
que la vida es demasiado compleja para haber surgido únicamente a través de procesos
casuales y que debe haber habido una causa o un diseñador
inteligente. Sus defensores argumentan que ciertas características de los
organismos vivos exhiben una "complejidad irreducible" ([5]) o “complejidad especificada” ([6]),
que no puede explicarse mediante procesos evolutivos graduales ocurridos por
azar.
El diseño inteligente no identifica necesariamente la
identidad exacta del “responsable” por el diseño. Tampoco revela en todo su
detalle la esencia intrínseca de la vida, en el sentido que nos permita entenderla
y reproducirla de un modo diferente al de hacerla surgir a partir de otro ser
viviente – que es lo único que siempre pudimos y seguimos pudiendo hacer. Solo
postula que, a través del estudio detallado de los seres vivos, especialmente
en el ámbito de la microbiología, los resultados indican un diseño. Y donde hay
diseño, necesariamente debe haber un Diseñador. ([7])
En el video que ofrezco a continuación, se muestran las consideraciones de un grupo de científicos que, a partir de la segunda mitad del Siglo XX, se atrevieron a desafiar el modelo evolucionista de Darwin.
Se explica aquí por qué se vieron obligados a buscar una
alternativa al tradicional relato del charco primigenio en donde por casualidad
se formó una especie de “sopa” en la que, por casualidad, estaban todos los
elementos químicos necesarios, los cuales, por casualidad, se juntaron en una
estructura que, por casualidad, pudo evolucionar y, por casualidad, mutar hasta
convertirse en auto replicante con lo que, por casualidad se formó la primera
célula que, por mutaciones casuales, siguió cambiando a través de millones de
años en los que, por medio de una serie de adaptaciones a un medio casualmente
cambiante, se fueron manteniendo las mutaciones útiles y desapareciendo las
inútiles para la lucha por la supervivencia con lo que, repitiendo el proceso
millones de millones de veces durante millones de millones de años al final se
obtuvo (¿hará falta que diga “por casualidad”?) un mamífero de caminar erguido,
pulgar oponible, de escaso vello corporal al que los antropólogos pudieron
llamar “Homo sapiens”.
…………………………………
Una sola observación antes de que arranquen el video. Por esas cosas del doblaje al castellano, a la expresión “intelligent design” el locutor la traduce como “designio inteligente”. Esto es problemático. El significado del término inglés de “design” es muy afín a los conceptos de “plan” o “proyecto”. A su vez, según la RAE, justamente estos dos conceptos constituyen la definición de la segunda acepción del término “diseño”. Por ello la expresión “diseño inteligente” es la que debería utilizarse. “Designio” no es del todo incorrecto pero no refleja adecuadamente el sentido del concepto que usan los científicos.
Reunión en Pájaro
Dunes – California 1993
Participantes
Prof. Philip E. Johnson Universidad de California. Berkeley-
Dr. Paul A. Nelson Filósofo de la
biología
Dr. Dean H. Kenyon Biofísico
Universidad Estatal de San Francisco
Dr. Michael J. Behe Bioquímico
Universidad de Lehigh
Dr. Stephen C. Meyer Historiador y Filósofo de la ciencia - Discovery Institute
Dr. William Albert "Bill" Dembski Matemático - Universidad de Illinois, Chicago
Dr. Jonathan Wells biólogo molecular Universidad de California Berkeley
Dr. Jed Macosko biólogo molecular, Universidad de California. Berkeley
Dr. Scott Minnich biólogo molecular Universidad de Idaho
Dr. Phillip Johnson Prof. de Derecho Universidad de California Berkeley
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Haga click en la imagen para arrancar el video |
[1]
)- O mejor dicho, cuando pudo probablemente ser. Existe un relativo consenso
académico para la estimación de que la vida pudo haber surgido probablemente
entre 3.800 a 4.400 millones de años atrás.
[2]
)- Carta de Darwin a su amigo Joseph D. Hooker, 1871.
[3]
)- https://academic.oup.com/mbe/article/38/9/3531/6312533
https://www.abc.es/ciencia/abci-luca-primer-vivo-tierra-bacteria-202107071237_noticia.html (Consultados el
10/07/2024)
[4]
) – Como p.ej. las llamadas sectas “fundamentalistas” protestantes
norteamericanas y otras denominaciones
religiosas dogmáticamente rígidas.
[5]
)- Michael Behe, “La Caja Negra de Darwin”, ISBN 0978978978
[6] )- William Dembski, “Intelligent
Design” (1999). ISBN 09780830823147.
[7]
)- https://evolutionnews.org/tag/intelligentdesign-org/
(Consultado el 10/07/2024)