viernes, 24 de octubre de 2014

CHINA



Dejad dormir a China. El día en que despierte sacudirá al mundo.
Napoleón

Una casa será fuerte e indestructible cuando
esté sostenida por estas cuatro columnas:
padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano solidario.
Confucio

Como todos los demás países del mundo,
China preservará su propia soberanía,
su integridad territorial y sus intereses de desarrollo.
Hu Jintao

No importa si el gato es negro o blanco;
lo que importa es que cace ratones.

Deng Xiaoping

Estando en casa miré a mi alrededor
y me dí cuenta de que, excepto mis hijos y mi perro,
todo estaba hecho en China.
... y no estoy muy seguro del perro.
P.J. O'Rourke


La economía por sí sola no se sostiene. Por ejemplo, el error de considerar a Europa exclusivamente como un espacio económico ha desembocado en la inviabilidad de la Unión Europea. Es tan solo inherente a la distorsión del pensamiento actual que el mismo error se esté cometiendo con la percepción de China.

En línea con el pensamiento materialista actual – que sistemáticamente deja de lado y hasta destruye todo fundamento moral, ético y espiritual – China es concebida, a lo sumo, como una enorme maquinaria industrial y como un gigantesco mercado a explotar. China le interesa a la plutocracia occidental solamente en la medida en que representa una oportunidad de beneficios y ganancias. Peor todavía: en ciertos ámbitos hasta se cae en la tragicómica ridiculez de criticar – y hasta de denostar – a China, ya sea por su escasa adecuación a la mitología demoliberal, o bien y en sentido contrario, por su interpretación heterodoxa del marxismo clásico.

Respecto de China, los actuales intelectuales del mundo occidental sencillamente han perdido el sentido de la proporción. Han perdido de vista que están hablando de una Nación-Imperio cuyo pueblo, poseedor de una notable homogeneidad etnocultural, existe aproximadamente desde hace tres mil años en el mismo espacio geopolítico, habla básicamente el mismo idioma, utiliza el mismo sistema de escritura y posee una firme conciencia de su propia identidad. Menos todavía consiguen comprender que, haciendo abstracción de los últimos siglos, el nivel de desarrollo de ese Imperio no tuvo demasiadas cosas que envidiarle a los Imperios occidentales desde el punto de vista cultural y político. El único "atraso" que presentó China en los últimos 200 años respecto de Occidente fue el científico-tecnológico y lo está recuperando a pasos acelerados.

No es que China será una potencia mundial hacia el 2020 o el 2050 como lo sostienen algunos analistas. China ya es una potencia y hacia esos años ya será una Gran Potencia. Y no solo desde el punto de vista económico.

El poderío militar de China está creciendo casi al mismo ritmo que su expansión económica. En el 2011 el gasto militar chino estuvo en el orden de los U$S 91.500 millones. Hacia Marzo de 2104 China anunció un gasto militar de U$S 132.000 millones y varios analistas consideran que a esta cifra oficial habría que agregarle todavía un 40% para llegar al monto real. [1]

Para entender el potencial militar chino, sin embargo, no bastan los fríos números de la economía. Sobre una población total de cerca de 1.350 millones de habitantes, los chinos cuentan con una fuente de reclutamiento de unas 750 millones de personas de las cuales unos 618 millones son individuos aptos para el servicio militar. De ellas, las FF.AA. chinas cuentan actualmente con 2.285.000 militares en servicio activo y con una reserva de otros 2.300.000.

En materia de equipamiento terrestre tienen 1.770 unidades de lanzamiento de misiles múltiples, 9.150 tanques, 4.788 vehículos de combate blindados, 6.246 unidades de artillería autopropulsada y 6.246 unidades de artillería remolcada.

En poderío aéreo cuentan con un total de 2.788 aviones, entre ellos hay 1.170 cazas interceptores y el nuevo caza-bombardero J-20 que ya dispone de tecnología furtiva (stealth).   

La armada china tiene un total de 520 naves, con 1 portaaviones, 45 fragatas, 24 destructores, 9 corbetas y 69 submarinos, entre otras unidades. [2]

Por si fuera poco, cuentan con tecnología nuclear y suficiente capacidad espacial para enviar naves tripuladas al espacio y para estar pensando en montar una estación espacial propia

Y a todo esto, hacia Septiembre del 2011 Joe "Bazooka" Biden, nada menos que el vicepresidente de los EE.UU., hablaba de ". . . tomar contacto con los militares chinos para entenderlos y moldear su pensamiento." [3] Sí. Leyeron bien. Habló de moldear el pensamiento de los chinos. Debe haber sido el mejor chiste del año en Pekín y seguramente una de las mejores pruebas de que los políticos profesionales norteamericanos son tan ignorantes que simplemente no pueden ser ellos los que determinan la política exterior de los EE.UU.

Es que alucinaciones como la de Biden demuestran, además, que Occidente perdió la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Con lo cual perdió la capacidad de entender las consecuencias de sus propias iniciativas. El marxismo que de algún modo perdura en China es allí un artículo de importación. Le fue suministrado a los chinos desde Occidente y éstos, después del fracaso soviético además del suyo propio, aprendieron la lección. Les sirve como herramienta de análisis para precaverse de los excesos del capitalismo pero no la emplean ya como modelo de construcción social. Con lo que, muy sabiamente, han retenido lo único prácticamente útil del marxismo – la crítica al sistema capitalista – y han desechado todo lo demás para suplantarlo por un proyecto propio.

Con este proyecto, con o sin crisis mundial, a un paso más lento o más rápido, China seguirá creciendo y fortaleciéndose. Solo que para ello, entre varias otras cosas, necesitará más recursos energéticos. Hoy consume la mitad del carbón producido en el planeta, [4] es el segundo mayor consumidor de petróleo del mundo con vistas a ser también el mayor importador de ese recurso. [5] En términos generales, consume el 22% de la energía actualmente generada en todo el planeta y la British Petroleum (BP) estima que este porcentaje llegará a alrededor del 27% en 2035. [6] Cuando necesite más energía saldrá a conseguirla. Y, si no la puede comprar, la conseguirá de todas maneras.

A menos, por supuesto, que Joe Biden y sus muchachos consigan "moldear el pensamiento chino" y logren convencer a 1.350 millones de personas de que deben conformarse con lo que EE.UU. les permitirá tener.

Pero dudo que lo consigan.



NOTAS:
[1]
)- Cf. The Economist del 15/03/2014 en  http://www.economist.com/news/china/21599046-chinas-fast-growing-defence-budget-worries-its-neighbours-not-every-trend-its-favour Consultado el 24/10/2014
[2]
)- Por supuesto, estos son los números conocidos. (Cf. http://www.globalfirepower.com/country-military-strength-detail.asp?country_id=china Consultado el 24/10/2014)
Es perfectamente posible – por no decir muy probable – que el verdadero potencial militar chino sea sensiblemente superior al aquí indicado
[3]
)-  New York Times del 7/9/2011, artículo firmado por el propio Biden. La cita textual es: "We are clear-eyed about concerns like China’s growing military abilities and intentions; that is why we are engaging with the Chinese military to understand and shape their thinking". Cf: http://www.nytimes.com/2011/09/08/opinion/chinas-rise-isnt-our-demise.html  Consultado el 24/10/2014
[4]
)- Cf. http://theenergycollective.com/robertwilson190/420531/why-china-still-behind-west-energy  - Consultado el 24/10/2014
[5]
  )- Cf. http://www.eia.gov/countries/country-data.cfm?fips=ch - Consultado el 24/10/2014
[6]
)- http://www.bp.com/en/global/corporate/about-bp/energy-economics/energy-outlook/country-and-regional-insights/china-insights.html -  Consultado el 24/10/2014


lunes, 13 de octubre de 2014

ESPAÑA, AMÉRICA Y COLÓN


Iten, ordenamos y mandamos que de aquí adelante 
por ninguna causa de guerra ni otra alguna, 
aunque sea so titulo de revelión ni por rescate ni de otra manera, 
no se pueda hazer esclavo indio alguno, 
y queremos sean tratados como vasallos nuestros 
de la Corona de Castilla, pues lo son. 
(Las Leyes Nuevas de Indias - 1542 - Cap. 21)


Con motivo del 12 de Octubre, una fecha en la que en mejores tiempos conmemorábamos el Día de la Raza, ha vuelto a desatarse la inútil diatriba acerca del supuesto "genocidio" de los ahora llamados "pueblos originarios" que en mi infancia llamábamos simplemente "indios" y nadie se enojaba por eso. Nadie. Ni siquiera los indios.

Aparte de las gruesas tergiversaciones sobre el comportamiento de los españoles en América (acabo de leer en uno de los diarios de esta capital el comentario de un lector afirmando que en Perú los conquistadores no dejaron con vida "ni a un solo indio". . . Ni a uno solo. ¡Lo crea Usted o no!), basta con contar los indios y mestizos que actualmente viven en Hispanoamérica y comparar ese número con el de los que quedaron en las zonas conquistadas por los anglosajones para acabar con la controversia.

Para derrumbar esas tergiversaciones podríamos mencionar largamente la obra de personalidades como Fray Bartolomé de las Casas o como Francisco de Vitoria. Podríamos hacer un extenso análisis de las Leyes Nuevas de 1542 sancionadas por Carlos V.  Podríamos destacar también que la primera Universidad de América se funda apenas 38 años después de la llegada de Colón a América mientras que solo cien años más tarde se fundaría la Complutense en España. Como opinión personal podría agregar que prefiero ir a misa y no a una ceremonia religiosa precolombina en donde podría terminar sobre un altar de piedra con el corazón extirpado por un sacerdote. O mis hijos podrían terminar drogados y sacrificados como lo fueron los Niños de Lullaillaco cuyas momias se pueden ver hasta el día de hoy en el Museo de Arqueología de Alta Montaña de Salta.  Pero estoy convencido de que la mención de todos estos hechos bien documentados sería inútil. Quienes se enamoran de un argumento porque condice con sus emociones o con sus intereses no lo abandonan por el mero y pequeño detalle de que se da de patadas con la realidad.

Además, mi argumentación caería en gran medida en el mismo error en el que caen quienes echan sapos y culebras contra la Conquista española.

Porque sucede que, más allá de las salvajadas que indudablemente cometieron algunas personas durante la Conquista -- y que unos cuantos siguen cometiendo hoy en día sólo que con armas más sofisticadas y excusas más ridículas -- es simplemente ilícito e improcedente juzgar a los personajes históricos de hace quinientos años atrás con las normas (y las modas intelectuales) del Siglo XXI. Con ese criterio no solamente tendríamos que denostar a toda la cultura egipcia porque los egipcios tuvieron esclavos sino que deberíamos descartar a los mismos griegos atenienses, los padres de la democracia según la doctrina vigente, puesto que en Atenas siempre hubo más esclavos y ciudadanos de segunda que hombres libres. Y los muy democráticos griegos a sus esclavos no los trataban con mucha benevolencia que digamos. Lean la opinión de Aristóteles al respecto y comprenderán lo que digo.

Realmente, uno de los peores errores que se puede cometer es juzgar los hechos pasados con los criterios actuales y con las tendencias actualmente en boga. El padre de Manuel Belgrano fue un comerciante de esclavos. ¡Pichón de problema! ¿Qué hacemos ahora con Belgrano? ¿Lo echamos de los libros de Historia por sospechoso de complicidad con el holocausto africano? Las costumbres de aquellas épocas son, por cierto, inaceptables en nuestros días, pero eso no autoriza a nadie a echar a la basura todo lo positivo que dichas épocas nos dieron. Como, por ejemplo y tanto como para poner un solo ejemplo, el idioma con el que todos los hispanoamericanos pueden comunicarse desde el Río Grande hasta Tierra del Fuego siendo que la actual América Hispana no es más que el Imperio Español despedazado y subdividido por el divide et imperat de la política exterior británica del Siglo XIX.

Con todo, la figura de Cristóbal Colón merece un estudio en profundidad. Porque, si vamos a hacer revisionismo histórico, no lo hagamos para encontrar en la Historia una base para las peloteras políticas o culturales actuales. Hagámoslo para encontrar algo mucho más importante. Hagámoslo para encontrar la Verdad.

O, por lo menos, para aproximarnos a ella lo máximo que sea humanamente posible.

Les dejo un libro relacionado con del descubrimiento de América.


Créanme: no tiene desperdicio.



 

sábado, 4 de octubre de 2014

AMIGOS Y ENEMIGOS

Si quieres hacer la paz,
no hables con tus amigos; habla con tus enemigos.
Barón de Montesquieu

Los hombres sensatos aprenden de sus enemigos.
Es de ellos y no de sus aliados que las ciudades
aprenden a construir altas murallas y barcos de guerra.
Aristófanes (446–386 AC.)

Los políticos argentinos – abogados en su gran mayoría – captaron poco de Carl Schmitt. Y lo poco que captaron lo entendieron mal. O bien (y suponiendo que lo hayan leído) no lo entendieron en absoluto.

Una de las tesis centrales de Carl Schmitt es que las disciplinas humanas, por regla general, se dedican a un área de la realidad y subdividen luego ese aspecto de la realidad (al que consideran su "mundo") en campos contrapuestos para explicar su dinámica. Así, por ejemplo, la ética divide a su mundo en "el bien" y "el mal"; la estética opera con los criterios de "lo bello" y "lo feo"; la economía con los de "útil" e "inútil" o bien con los de "ganancias" y "pérdidas", y así sucesivamente. Es lo que la mentalidad dialéctica marxista, utilizando el criterio de Hegel, ha interpretado en Carl Schmitt como "contradicciones" pasando por alto que el hombre es muy cuidadoso al elegir sus términos.

De hecho, para describir el fenómeno Schmitt no utiliza en absoluto la palabra "Widerspruch" (contradicción) sino que emplea el término "Unterscheidung" (diferenciación) y más adelante habla de "Gegensätze" (contraposiciones o contrastes). [1]

Es este sentido, la diferenciación entre el "amigo" y el "enemigo" señalada por Schmitt se entiende como una  "diferenciación específicamente política, con la cual se pueden relacionar los actos y las motivaciones políticas" para aclarar inmediatamente: "Esta diferenciación ofrece una definición conceptual, entendida en el sentido de un criterio y no como una definición exhaustiva ni como una expresión de contenidos." [2] En otras palabras: la bipolaridad amigo-enemigo constituye una definición conceptual que sirve de criterio de análisis y comprensión. No es la descripción absoluta de la política ni tampoco una expresión abarcadora del contenido total de la política.

Eso por un lado. Por el otro está la precisión con la que Schmitt define el concepto de "enemigo político". Al respecto nos dice:

"Enemigo es solamente el enemigo público, porque lo que se relaciona con un conjunto semejante de personas — y en especial con todo un pueblo — se vuelve público por la misma relación. El enemigo es el hostis, no el inmicus en un sentido amplio; el polemios, no el echthros." [3]

Consecuentemente, otra de las tesis centrales de Schmitt es que esta bipolaridad amigo-enemigo adquiere su verdadera envergadura y peso recién en materia de política exterior. Siguiendo a Platón, en una nota aclaratoria Schmitt se encarga de precisar que la diferenciación se refleja también en las diferentes clases de guerra. Para Platón, una verdadera guerra (polemos) solo podía ser una guerra entre helenos y bárbaros. Por el contrario, las luchas internas entre helenos constituían para Platón una "staseis", un término que, según Otto Apelt, se traduce por "discordia" y es lo que nosotros hoy llamaríamos "revuelta", "subversión" o "guerra civil", dependiendo de la característica, intensidad y extensión del conflicto.

Con ello, si tenemos presente que una de las funciones esenciales del Estado es la función de síntesis de las fuerzas divergentes que existen de un modo natural e inevitable en el seno de toda comunidad humana, queda meridianamente en claro que – puesto que la política tiende a hacer diferenciaciones del tipo amigo-enemigo – una de las funciones esenciales de toda conducción política es la de EVITAR ese tipo de enfrentamientos en el orden interno porque, de no conseguirlo, la consecuencia es, en el mejor de los casos, el debilitamiento de la sociedad en general y, en el peor de ellos, el riesgo del estallido de una guerra civil.

En Política interior, pues, el político NO DEBE permitir que en el seno de la sociedad surjan enfrentamientos del tipo amigo-enemigo porque ello solamente debilita el organismo social y le impide hacer frente a sus – reales y/o potenciales – enemigos externos. En lo interior lo que debe primar en la política es una de las tres funciones esenciales del Estado que es precisamente la de síntesis; es decir: la tarea de superar divergencias y armonizar las fuerzas contrapuestas y los intereses opuestos que amenazan con desgarrar al cuerpo social en diferentes direcciones.

Uno de los problemas graves que tiene la Argentina es que, lamentablemente, durante muchos años su dirigencia política y sus gobiernos hicieron exactamente lo contrario.

Está bien; concedido: superar divergencias y aunar esfuerzos e intereses no es para nada algo fácil en un país tan dispar, multifacético y básicamente indisciplinado como es la Argentina. Sobre todo cuando el egoísmo individual, la tergiversación de valores, la hipocresía moral, la corrupción y el cortoplacismo se han convertido en hábitos del comportamiento cotidiano de una enorme cantidad de personas – y no solo de los políticos.

Pero, así y todo, desde la dicotomía de unitarios y federales, pasando por la guerra civil de los años 70 hasta el constante enfrentamiento entre partidarios y opositores del "modelo" kirchnerista, la materia de Síntesis Política es una asignatura que los políticos y los dirigentes argentinos en general no han aprobado.

Muchos de ellos ni siquiera la han cursado.

El resultado de esto es que no saben manejar la dinámica política. No lo saben en materia de política interior, y menos todavía lo saben en el ámbito de la política exterior en dónde a la ignorancia de la verdadera esencia de la diferenciación política se le agrega la ignorancia – en algunos casos supina y en otros cómplice – de cómo funciona el mundo en realidad. Consecuentemente, en política interna ven enemigos en donde no los hay – y, si no los ven, pues simplemente hasta los inventan. Y al mismo tiempo en política exterior buscan amigos en donde menos le conviene al país y encima se fabrican enemigos que no pueden vencer.

Pero no nos ensañemos tan solo con nuestros políticos domésticos. En el resto del mundo la situación tampoco es demasiado diferente, aun cuando los estilos y el nivel del barniz cultural superficial pueden variar entre márgenes bastante amplios con lo que el nivel del discurso también varía pudiendo ir desde la burda chabacanería de barricada hasta la alambicada – y reconozcámoslo: a veces hasta ingeniosa – construcción intelectual de la sofística más elaborada.

Lo que sucede es que, más allá de la diferenciación inherente a la política misma, los impostores políticos – ya sea por ineptitud manifiesta o por una no menos manifiesta hipocresía – necesitan la figura del enemigo político, real o supuesto, porque, siendo incapaces de manejar fuerzas políticas contrapuestas o divergentes, necesitan al enemigo como chivo expiatorio para adjudicarle la responsabilidad por las consecuencias de sus propios fracasos.

Comprendámoslo: en política son completamente inútiles, insustanciales e inaceptables las excusas al estilo del "no nos dejaron hacer", "nos pusieron constantemente palos en la rueda", "no nos quisieron brindar el apoyo necesario", y todas las demás expresiones exculpatorias que intentan transferirle al enemigo o al adversario la responsabilidad por un descalabro. Son excusas absolutamente inaceptables porque un político que no está a la altura de sus enemigos potenciales o reales lo único decente que puede hacer es irse a su casa y dedicarse a una actividad menos compleja que la política.

Por ejemplo, la filatelia, el golf, o bien y dado el caso, el bordado o el crochet.

Tal como decía Aristófanes hace ya más de 2.300 años atrás, los hombres sensatos aprenden de sus enemigos.

Y en el Siglo XXI – tanto como para no hacer una discriminación de "género" – habría que agregar: las mujeres sensatas también.


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Notas:

[1] "Die spezifisch politische Unterscheidung, auf welche sich die politischen Handlungen und Motive zurückführen lassen, ist die Unterscheidung von Freund und Feind. Sie gibt eine Begriffsbestimmung im Sinne eines Kriteriums, nicht als erschöpfende Definition oder Inhaltsangabe. Insofern sie nicht aus anderen Kriterien ableitbar ist, entspricht sie für das Politische den relativ selbständigen Kriterien anderer Gegensätze: Gut und Böse im Moralischen; Schön und Häßlich im Ästhetischen usw." (Las itálicas son del Schmitt, las negritas son mías).

Traducido: La diferenciación específicamente política, con la cual se pueden relacionar los actos y las motivaciones políticas, es la diferenciación entre el amigo y el enemigo. Esta diferenciación ofrece una definición conceptual, entendida en el sentido de un criterio y no como una definición exhaustiva ni como una expresión de contenidos. En la medida en que no es derivable de otros criterios, representa para lo político el mismo criterio relativamente autónomo de otras contraposiciones tales como el bien y el mal en lo moral; lo bello y lo feo en lo estético, etc.  (Cf. Carl Schmitt "El Concepto de lo Político", §.2 - El subrayado es mío)

[2] Ibidem

[3] Los romanos reservaban la palabra "inmicus" a los enemigos personales. "Hostis" eran los enemigos de toda Roma; es decir: los enemigos públicos. Del mismo modo, el "polemios" en Grecia se refería a los "bárbaros" externos a la Hélade mientras que el "echtros" era el oponente interno; vale decir: otro griego también  integrante de la Hélade.  Cf. Carl Schmitt  "El Concepto de lo Político", §.3