sábado, 12 de diciembre de 2020

EL ZORRO, LAS GALLINAS Y LOS ECONOMISTAS


Esperar de una empresa que renuncie 
a ganar dinero revela no entender 
qué es una empresa; y esperar del Estado 
que sea completamente prescindente en 
materia económica revela 
no entender qué es un Estado.


Fanatismo + terquedad

Leyendo los diarios y escuchando los medios masivos audiovisuales uno termina curado de espanto. Hace ya muchos años que dejé de reaccionar ante la tonelada de pavadas, incoherencias, falsedades y simples estupideces a las que uno se expone ni bien quiere enterarse – aunque más no sea de modo superficial – de qué fue lo que sucedió durante las últimas 24 horas. Antes me daba por rebelarme ante la estulticia mediática pero hoy ya opto por simplemente ignorarla en la mayoría de los casos.

No obstante, a veces encuentro artículos de opinión que leo en detalle. En general, se dividen en tres clases. En la primera, por lejos la menos numerosa, entran aquellos artículos que producen ese cierto alivio que uno siente cuando percibe que no es el único loco solitario predicando en el desierto; que existen otros que, aun con muchos matices diferentes, en lo básico transmiten las mismas ideas y conclusiones que uno también trata de comunicar. 

En la segunda categoría, un poco más numerosa, entran aquellos artículos que hablan de cosas, o de aspectos, que uno desconocía y dan oportunidad de aprender algo, o bien al menos incitan a seguir investigando sobre el tema y al final uno termina enterándose de cosas que no sabía o no había considerado... o creía que sabía y estaba completamente equivocado.

En la tercera categoría, que es – por lejos – la más numerosa, clasifican todos aquellos artículos y todas esas notas llenas de lugares comunes, con reiteraciones políticamente correctas y adjetivaciones obligadas, que jamás nos dicen algo realmente nuevo, que esencialmente repiten siempre los mismos argumentos a propósito de cualquier evento que ocurra. Y cuando ello no es posible, pues proceden a acomodar los hechos a fuerza de "relato" para que den lugar a la "bajada de línea" que en realidad es el verdadero objetivo no declarado del relato. O bien mezclan realidades con fantasías y mentiras más o menos obvias para lograr exactamente lo mismo.

Es a esta tercera categoría a la que, en circunstancias normales, paso olímpicamente por alto. Antes me exasperaban un poco; ahora ya ni eso. La mediocridad, la chabacanería, la mentira evidente, la exageración tendenciosa y la chatura mental que caracteriza a estos mensajes es tan obvia que a esta altura del partido ya sigo de largo, más aburrido que irritado.

Sin embargo, esta tercera categoría admite una extraña subcategoría: la de aquellas personas que – por su vocabulario, su sintaxis y su argumentación – dan la impresión de ser personas inteligentes y bastante bien informadas hasta que, llegando a determinado punto en cuestión, toman una curva demasiado rápido, pierden estabilidad, se van a la cuneta y terminan volcando sin remedio. 

Aunque eso no sería lo más grave. Lo más terrible es que después de quedar hecho un estropicio con las ruedas del auto mirando al cielo, salen del vehículo en cuatro patas, se paran con actitud desafiante, y te dicen:

— ¿Viste? Bueno, ¡pues así se hace!

En una palabra, no solo son fanáticos sino que, encima, son tercos. Meten las de andar hasta la coronilla y después todavía quieren tener razón.

La guillotina y "Fratelli Tutti" 

Tengo ante mí un artículo aparecido en Infobae del 9/12/2020, [1] escrito por el señor Eduardo Marty, de oficio economista, contador y portador de otros blasones. En principio y en teoría, el artículo está dirigido contra el actual Papa, su encíclica "Fratelli Tutti" y el relato que don Marty le adjudica generosamente a la Iglesia Católica a lo largo de los siglos. La idea de nuestro autor, adelantada en el título, es tratar de explicarnos "... cómo predicando fraternidad se obtiene odio y pobreza". 

No voy a salir a comentar ni la encíclica, ni las ideas, ni el desempeño ni la gestión de Jorge Bergoglio al frente de la Iglesia Católica. Tampoco voy a cometer la hipocresía de dejar de decir que mi evaluación de su actuación y de sus decisiones es bastante negativa. Pero, en primer lugar el Papa Francisco es bastante grandecito como para defenderse solo — realmente no me necesita a mí para eso — y en segundo lugar el tema aquí no son sus opiniones sino las del Señor Marty.

Curiosamente, en el caso de este buen hombre tenemos a un liberal muy explícito que empieza su nota renegando nada menos que de la Revolución Francesa. En sus propias palabras:

»El resultado de la Revolución Francesa no fue ni liberté, égalité, fraternité. En lugar de “igualdad”, obtuvieron un Emperador, Napoleón Bonaparte, que gobernó Europa a sangre y fuego durante 20 años. En lugar de “fraternidad”, transformaron a Francia en el Reino del Terror. En lugar de “libertad”, obtuvieron sumisión, despotismo, guerra y confiscaciones.«
Es extrañísimo. Estoy de acuerdo con la evaluación. No se la discuto. Pero convengamos en que un liberal renegando de la Toma de la Bastilla es como un comunista renegando de la Toma del Palacio de Invierno, un fascista renegando de la Marcha Sobre Roma, o un nacionalsocialista renegando de la marcha de antorchas del 30 de Enero de 1933. Pero bueno, tomémoslo por lo que vale y sigamos. Porque lo realmente liberal viene más adelante.

¿Qué le parece un ingreso de 7.000 dólares anuales? 

Dejando la Revolución Francesa de lado, Marty se agarra con Bergoglio de la siguiente manera:

Siempre que Bergoglio se refiere a las ganancias de los empresarios lo hace con términos como “apropiación” o “amasar riqueza”.
En toda su Encíclica, no dedica un solo párrafo al proceso de creación de riqueza. ¿Cómo se crea la riqueza? Pues... Dios la provee.
El increíble crecimiento del PBI mundial per cápita (que pasó de 300 dólares a 7.000 en los últimos 250 años) es completamente ignorado. La Revolución Industrial sólo es mencionada para ilustrar abusos.
La idea papal consiste en que la riqueza está fija y se asemeja a un árbol de manzanas. Si alguien toma demasiadas queda poco para los demás.
El hecho de que el capitalismo genera huertos proveedores de miles de manzanas, no es comentado.
[2] 
Lo que a mí me resulta casi increíble es como un sujeto razonablemente inteligente puede caer en semejantes tonterías. Y no lo digo solamente por Marty. Sus correligionarios liberales repiten exactamente los mismos sinsentidos; quizás con algunas variantes, pero nada más que eso. Vayamos por partes.

Primero y principal: Dios no provee la riqueza todos los días. La ha creado el día de la Creación y desde entonces no anda por ahí con una canasta colgada del brazo por las casas de las personas, repartiendo panes, peces, vinos y subsidios del Plan Nacional de Seguridad Alimentaria, Asignaciones Universales por Hijo y otros planes sociales. Dios no es el dueño de un supermercado y la Divina Providencia no es un delivery

Que el PBI per cápita mundial haya crecido de 300 dólares a 7.000 en los últimos 250 años es un lindo cálculo. Lo único que faltaría saber es cómo se hizo y si es cierto en absoluto. Para empezar, ¿cómo calcularon Marty & Asociados el PBI per cápita de 1770? Misterio. Aparte de que, al menos según la omnisciente Wikipedia, hacia 1750 la población mundial ascendía a solamente 791 millones de personas mientras que hoy estamos en más de 7.800 millones, [3] con esas diferencias las medias promedio aritméticas suelen quedar tremendamente sesgadas.

Y para seguir: 7.000 dólares al año en la Argentina vendrían a ser hoy (09/12/2020) cualquier cosa entre $1.007.720 [4] y $1.001.000 [5] pesos anuales. O sea, entre $83.977 y $83.417 pesos por mes. [6]. Sería para hacer una encuesta: ¿qué porcentaje de personas creen ustedes que tiene hoy un ingreso mensual dentro de ese rango en la Argentina? Con casi la mitad de la población bajo la línea de pobreza, lo de los 7.000 dólares anuales per cápita para nosotros no es más que literatura de ciencia ficción.

El cuento de la manzana. De nuevo.

Y vamos por lo de las manzanas. 

 A veces siento un poco de pena por esa fruta. Desde los tiempos del Génesis y el Paraíso Terrenal la manzana tiene una mala fama inmerecida. ¿Qué culpa tiene la pobre manzanita de que Eva la haya utilizado para hacerle pisar el palito a Adán? [7] ¡Y ahora la usan hasta para explicar la injusta distribución de la riqueza! Pero no importa, vayamos al grano; es decir: a la manzana.

Nadie en su sano juicio negará que el capitalismo es un muy buen productor de manzanas. Más aun: hasta se puede afirmar que, con el correr de los años, el capitalismo se ha ido convirtiendo en un productor cada vez mejor y más eficiente de "manzanas" – sea lo que fuere que queramos significar por el eufemismo. Pero el que sea un buen productor no necesariamente implica que también sea un buen proveedor. Porque el problema del capitalismo no está tanto en como "fabrica" las manzanas sino en cómo las distribuye.

La cuestión es que los empresarios producen manzanas y los consumidores compran las manzanas. La explicación teórica que nos ofrecen los economistas liberales es que si hay pocas manzanas y muchos consumidores, las manzanas se vuelven muy caras. Al revés, si hay una gran producción de manzanas para la misma cantidad de consumidores, las manzanas se vuelven baratas. Se llama la "ley" de la oferta y la demanda. Mucha demanda / poca oferta = productos caros. La misma demanda / mucha oferta = productos baratos. Por lo tanto – y éste es uno de los argumentos favoritos del capitalismo – los empresarios son en realidad los grandes benefactores de la humanidad porque es gracias a su producción que tenemos abundancia de productos a precios "razonables" de mercado.

Todo muy lindo y razonable, pero hay un pequeño problemita: ¿de dónde sacan los consumidores el dinero para comprar esas manzanas? Porque el empresario capitalista no es un mecenas dedicado a la beneficencia. No produce para hacernos a todos un favor. Por de pronto, produce para ganar dinero y, consecuentemente, solo produce lo que puede vender, y habría que agregar: lo que puede vender con un buen margen de ganancia.  ¿Y si los consumidores no tienen plata para comprar lo que la empresa produce? Pues se quedan sin ese producto y fin de la discusión. Si Usted no tiene plata para comprar una manzana, no pretenda comer manzanas, déjese de jorobar y se acabó. 

Por su parte, el empresario capitalista tiene solo dos alternativas: o bien A)- busca un mercado cuyo poder adquisitivo pueda absorber su producción y la exporta hacia allí, o bien B)- cierra la fábrica y se dedica a producir otra cosa. De última, para el dueño del capital – que hoy en día es principalmente financiero –  es como me decía mi buen maestro, el Prof. De Mahieu: "Al poseedor de acciones de la empresa capitalista no le interesa si la empresa es una fábrica de vacas o una mina de queso; lo único que le interesa es que pague buenos dividendos.

Empresa y rentabilidad

Curiosamente, el error que cometen muchos críticos del capitalismo es creer que eso está mal. Y para defenderse de las críticas, el error que cometen muchos liberales es creer que eso está bien. Por desgracia, la cuestión es mucho más complicada.

No hay, no hubo en 10.000 años de Historia, ni habrá jamás una empresa fundada para perder plata. Desde los fenicios hasta nuestros días, las empresas se constituyen precisamente para ganar plata y, si eso se considera inaceptable, la única alternativa es el sistema soviético cuyo colapso ha demostrado palmariamente su inviabilidad. De modo que la ganancia – o la famosa "plusvalía" de la que hablaba Marx – es, nos guste o no, el motor de cualquier emprendimiento económico; desde una simple verdulería hasta una enorme corporación petrolera.

El problema no es la ganancia en sí misma; el problema con la ganancia es una doble cuestión: por un lado está la cuestión de su magnitud y por el otro la de su reciclamiento o, como se dice ahora con una expresión por demás engañosa, en su "redistribución". De cualquier manera que sea ni es, como piensa Bergoglio, que el problema está en que, si del árbol alguien toma muchas manzanas, queda poco para los demás, ni tampoco es como insinúa Marty que no hay problema porque el capitalismo genera huertos de miles de manzanas. ¿Y por qué ambos se equivocan? Pues porque ambos se olvidan de considerar debidamente que "las manzanas", en primer lugar, no caen del cielo y, en segundo lugar, tampoco se distribuyen gratis.

Es el trabajo, estúpido.

Las cosas que consumimos, sean productos manufacturados, alimentos o servicios, son producto del trabajo humano. Y el dinero con el que los consumidores compran todas esas cosas es también – a menos que sea dinero mal habido – producto del trabajo humano. El trabajo es el común denominador de toda la economía, incluso si es un trabajo realizado por autómatas que desplazan miles de puestos de trabajo humano.

Las "manzanas" que comemos no son frutas silvestres que crecen espontáneamente por la gracia de Dios y el capricho de Madre Natura. Existen porque alguien plantó un manzano, lo injertó, lo cuidó, cosechó las manzanas y las hizo llegar al Mercado de Abasto donde las compró el verdulero para vendérselas a doña Clotilde. Pero todas las doñas Clotilde van a comprar manzanas si tienen con qué pagarlas. ¿Y si no? Pues se derrumba toda la cadena de producción y las manzanas terminan pudriéndose al pie del árbol o tiradas en algún zanjón. 

Y no me digan que eso no puede ser porque ha ocurrido. Literalmente. Sin ir más lejos, en Julio de 2015 se pudrieron en la Argentina entre 250 millones a 300 millones de kilos de fruta por "cuestiones de rentabilidad", [8] y no fue la primera vez que ocurrió algo así.  

Un caso de 200.000 kilos de fruta tirados en Julio 2015 [9]

El verdulero de doña Clotilde se quedó sin fruta pero no fue porque alguien sacó del árbol más de lo que le correspondía, ni tampoco porque los chacareros ese año hicieron escasear la fruta para que subiera de precio. Todo venía de perillas tal como lo predica el amigo Marty hasta que se descubrió que lo que doña Clotilde podía llegar a pagar no alcanzaba ni a cubrir los costos de producción. Y como dicen los chicos, ahí se pudrió todo. Sin metáforas.

Pero ¿por qué doña Clotilde, doña Rosa y todas las demás amas de casa se quedaron sin plata?  Por supuesto que para eso intervinieron muchos factores: la inflación que, como decía Perón, sube por el ascensor mientras los sueldos van por la escalera, precios internacionales en baja, una tasa de desempleo real de entre 11 a 16% [10] y toda una larga serie de otros factores y variables más. No puedo entrar en el detalle de todo eso aquí porque llevaría todo un tratado, y además el asunto es más para todo un equipo que para una sola persona. Pero creo que es bastante obvio que la solución – o como mínimo una de las mejores soluciones posibles – pasa por ese denominador común que mencionaba antes y que es el trabajo

Trabajo y desocupación.

Ya que hablamos de denominadores comunes; todo el conjunto del 44,2 % de pobres que tenemos hoy en la Argentina alcanza a 18 millones de personas. [11] ¿Cual creen ustedes que es la principal causa del crecimiento de esa pobreza? Menciono un dato: si comparamos el segundo trimestre de 2020 con el mismo período de 2019 veremos que se perdieron 3,4 millones de puestos de trabajo. A los que hay que agregar los millones que ya existían. [12] 

Más allá de que hay unos cuantos que directamente parasitan de los llamados "planes sociales", el grueso de los pobres es pobre porque no tiene trabajo, y, al no tener un trabajo estable, bien pagado y productivo, no solo no genera el equivalente de lo que consume sino que ni siquiera puede generar el dinero para pagar lo que, mal que bien, llega a consumir en condiciones paupérrimas. 

No es que son todos una manga de vagos, como murmuran los burgueses también venidos a menos. Los planes sociales, al durar ya tanto tiempo, han convertido una medida de emergencia en algo permanente, lo cual también tiene sus grandes motivos y ventajas electorales para los politicastros y los agitadores políticos profesionales; sobre todo para los montados arriba del caballito de la lucha de clases. Así, una buena parte de toda una generación se ha acostumbrado a vivir parasitando del subsidio estatal. 

Pero lo peor de todo es que, aun cuando eso sea cierto, tampoco se le puede decir hoy a nadie que se deje de protestar y que vaya a trabajar. Porque ni bien a alguien se le ocurra decir algo semejante, del otro lado le devolverán la pelota preguntando "¿Adónde?" o "¿De qué?". Y la tendrá que dejar pasar porque para eso ningún liberal tiene hoy una respuesta verdaderamente satisfactoria. Menos todavía en la Argentina.  

El cerebro y la propiedad privada

Los grandes cráneos del capitalismo liberal no se dedican a resolver el problema de la falta de trabajo. Siguen insistiendo en la teoría que sostiene que si el Estado no se mete en los asuntos económicos, si los operadores de la economía pueden desenvolverse libremente y sin límites de ningún tipo, los problemas sociales – entre ellos el trabajo – se resolverán solos por la fuerza de las mágicas "leyes" que supuestamente regulan los mercados.

Por eso, un poco más adelante, don Marty vuelve a la carga:

El Papa ignora el sentido de la productividad, la armonía proveniente del comercio, los contratos, la propiedad privada y el capitalismo. Subordina la mente humana al bien común sin entender que sin libertad y propiedad privada la mente humana no funciona.[13]

Que el comercio, los contratos, la propiedad privada y el capitalismo produzcan una armonía es simplemente una utopía tan indemostrada como aquella que decía que el comunismo es una etapa inevitable de la humanidad.  Además, que la mente humana no funcione sin libertad es bastante discutible pero concedámoslo. Alguien encerrado en una mazmorra fría, oscura y húmeda realmente no tendrá muchas ganas de dedicarse a problemas de física nuclear o de filosofía moral. Aunque podría citar que la mente de personas como Alexander Solyenitzin no dejó de funcionar ni aun en el Gulag de Kolimá. Pero, en fin; aceptémoslo. Solyenitzin fue excepcional.

Ahora, que la mente humana sin propiedad privada no funciona es algo que entra en la categoría de los descubrimientos fantásticos. O de las novelas de ciencia ficción, que en este caso sería masomenos lo mismo. Durante una buena cantidad de mis años jóvenes, toda mi "propiedad privada" cabía bastante bien en una valija grande. ¿Habrá sido que esa cantidad de propiedad privada ya alcanzaba para hacer funcionar mi cerebro? ¿O será que en realidad no tengo cerebro? No dudo que don Marty estaría de acuerdo con la segunda alternativa, pero en mi muy humilde e interesada opinión creo que ese sería otro de sus disparates.

Voltaire redivivo

Por último, como no podía ser de otro modo, don Marty, no conforme con criticar a Bergoglio, se lanza contra toda la Iglesia Católica en el más puro estilo del ateísmo liberal:

"La religión y la Iglesia católica han constituido un obstáculo al progreso y a la autodeterminación de las personas. Progresamos no gracias a la religión sino a pesar de ella. Durante los 1000 años en los que gobernó la Iglesia (500 a 1500) disfrutando junto a los monarcas de poder temporal, el mundo se estancó bajo la jurisprudencia de la Inquisición." 

¡Pobre Marty! ¿Por qué se meterá a hablar de religión y de instituciones religiosas si la Historia Sagrada no es materia de la facultad de ciencias económicas? 

La Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición, fue fundada en 1542 por Pablo III; o sea cuarenta y dos años después del 1500. Actualmente, desde 1965, esa institución se llama Congregación para la Doctrina de la Fe por decisión de Pablo VI. Es cierto que la Iglesia combatió puntualmente diversas herejías y las instituciones dedicadas a ello reciben genéricamente el nombre de "Inquisición". Así se habla de la Inquisición Medieval (1184) fundada para combatir a los albigenses; de la Inquisición Española (1478/1821) y de la Inquisición Portuguesa (1536/1821). 

Ninguna de ellas es anterior al 1.100 de modo que lo de "500 a 1500" ya de entrada es una falsedad manifiesta. De todas las que existieron, haciendo excepción de la medieval centrada en los cátaros/albigenses, de las tres restantes dos son posteriores al 1500 y una es solo 22 años anterior. De modo y manera que acusar a la Iglesia Católica de haber "estancado al mundo" durante los 1.000 años que van del 500 al 1500 DC y eso "bajo la jurisprudencia de la Inquisición", proviene de la fantasía contrafáctica volteriana del señor Marty, producto de su supina ignorancia histórica. 

La repetición de las repeticiones.

Pero, en fin. Los argumentos del demoliberalismo capitalista han sido siempre los mismos. Sus partidarios no encuentran nada mejor que repetirlos constantemente y, cuando alguien señala las gruesas falencias de su sistema, recurren sistemáticamente a dos argumentos reiterativos: o bien declaran que los errores liberales de un gobierno liberal no provenían de un "verdadero" liberalismo; o bien comparan países de economía capitalista con países de economía marxista y te preguntan después en cuál de los dos te gustaría vivir. Luego simplemente repiten esos mismos argumentos con diferentes variantes ad infinitum

Es la reiteración sistemática de los que no aceptan su propio fracaso. Según ellos, los problemas del capitalismo se solucionarían teóricamente con más capitalismo. Es exactamente igual al argumento de los demócratas que nos quieren hacer creer que los problemas de la democracia se solucionarían con más democracia. 

Aparte del hecho que insistir siempre con lo mismo es el síntoma más inequívoco de la locura, eso vendría a ser igual a decir que los problemas de la tuberculosis se curan con más bacilos de Koch, o que el COVID-19 se cura con más virus SARS-CoV-2.

Y todo para justificar un sistema económico y social que, según la famosa definición de Jules Guesde – repetida desde hace ya más de 100 años – es un sistema montado sobre la idea que todo estará bien si dejamos al zorro libre dentro del gallinero libre para que se coma libremente a las gallinas libres. 

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REFERENCIAS

1)- https://www.infobae.com/opinion/2020/12/09/fratelli-tutti-de-como-predicando-fraternidad-se-obtiene-odio-y-pobreza/
2)- Los resaltados son del original.
3)- https://es.wikipedia.org/wiki/Poblaci%C3%B3n_mundial#Poblaci%C3%B3n_humana_total_a_lo_largo_de_toda_la_historia
4)- Dolar Solidario $143,96
5)- Dólar "Blue": $143,00
6)- "Grosso modo" dividiendo el ingreso anual por 12. En realidad debería ser dividido 13 calculando el aguinaldo para las personas en blanco y en relación de dependencia, pero en ese caso también habría que descontar aportes y otros impuestos.
7)- Y ni hablemos de que el Génesis habla del "árbol del Bien y del Mal" y de la "fruta prohibida" pero en ninguna parte menciona a la manzana.   
8)- https://www.agromagazine.tv/manzanas-y-peras-se-pudren-por-falta-de-rentabilidad/ https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/07/150720_argentina_fruta_podrida_vs
9)- http://portallarroque.com.ar/crisis-del-citrus-las-lagrimas-de-un-productor-que-debio-tirar-200-mil-kilos-de-fruta/
10)- https://www.infobae.com/2015/10/13/1761981-la-argentina-se-mantiene-los-paises-mayor-tasa-desempleo/
Oficialmente el INDEC "confesaba" un 7,1%
11)- Datos del Observatorio de Deuda Social de la UCA, 3er. Trimestre 2020, en http://www.primeraplana.com.ar/la-pobreza-en-argentina-subio-a-44-2-y-alcanza-a-18-millones-de-personas/
12)- https://www.clarin.com/economia/pobreza-economia-destruida-perdio-3-4-millones-puestos-trabajo_0_xXMo1mF_D.html
13)- El resaltado es del original.




sábado, 5 de diciembre de 2020

LOS BUENOS MALOS Y LOS MALOS BUENOS

La línea de la batalla entre el bien y el mal 
pasa por el corazón de todo hombre.
Alexander Solyenitzin

La vida no es ni buena ni mala
sino solo un lugar para el Bien y el Mal.
Marco Aurelio


Una de las críticas que se le hace a la cultura actual es que el exceso de intelectualidad que todo lo explica y el permisivismo que todo lo admite han borrado la frontera entre el Bien y el Mal. 

En cierta medida la afirmación parecería sostenerse. El mensaje constante es: hagan lo que quieran, lo que sientan, lo que deseen; sean "auténticos", no obedezcan a simples "mandatos culturales"; todo el mundo tiene derecho a la libertad, a ser feliz a su manera, a que no le dicten cómo debe comportarse, a que no le pongan límites a su creatividad...

Los nuevos buenos

A mucha gente el mensaje le suena bien y, seamos objetivos, algo de eso hay; a nadie le gustan las imposiciones y los "porque sí" de la arbitrariedad. Pero el mensaje viene con trampa. Apenas uno rasca un poco la superficie de las palabras, aparece la hipocresía y la realidad objetiva desmiente el mensaje. Porque no es cierto que "todo está bien"; no es cierto que todo el mundo puede emitir su opinión libremente; no es cierto que cualquiera puede ser feliz a su manera y vivir de acuerdo con sus convicciones sin que nadie tenga derecho a molestarlo por ellas.

Debajo de la falsía de esa supuesta libertad permisiva hay toda una selva de imposiciones, prohibiciones y encasillamientos. Hay, en realidad, todo un largo código moral que establece rígidamente qué está bien y qué está mal. Lo que sucede es que este estricto – muy estricto – código moral no se promociona de una forma tan explícita. Además, es muy nuevo y mucha gente todavía no ha terminado de percatarse de su existencia. Mucha gente todavía casi ni ha tomado conciencia de que existe en absoluto. Y además, para unos cuantos resulta increíble y hasta casi inimaginable porque en su mayor parte es exactamente la inversa del código moral tradicional; por lo que son también muchos los que lo consideran una moda pasajera que no es más que un transitorio capricho de adolescentes, o la insólita pretensión de una minoría de personajes estrambóticos.

Los nuevos malos
Lean cualquier diario, abran cualquier libro que trate algún tema de actualidad, mantengan la mente bien abierta y presten mucha atención a los datos, en especial a la adjetivación y muy especialmente a la valoración de esos datos. En muy poco tiempo podrán comprobar que la dicotomía del Bien y del Mal no ha desaparecido en absoluto. El mundo entero sigue lleno de "grietas" que separan a los "buenos" de los "malos". Hay gobernantes populistas y hay dictadores; hay demócratas de un lado frente a fascistas del otro; los representantes del odio se enfrentan a los tolerantes; los progresistas son los dueños indiscutibles del futuro y los tradicionalistas son las rémoras petrificadas del  pasado... 

Buenos de un lado y Malos del otro. Parecería que no hay nada nuevo bajo el sol. Y sin embargo lo hay: los Buenos se antaño se volvieron Malos y los Malos de antaño se volvieron Buenos. Es la transvaloración de los valores mencionada por Nietzsche pero realizada en un sentido muy distinto al que él tenía en mente. 

Es que no solo hay actitudes y convicciones dogmáticamente adscriptas al Bien y al Mal; también hay figuras históricas y arquetipos humanos que han corrido la misma suerte. Por ejemplo, el hombre blanco, europeo y cristiano, se ha convertido en la encarnación del paradigma del Mal Absoluto. Según las acusaciones de los nuevos Buenos, es el que ha quemado cientos de miles de herejes en las hogueras de la Inquisición; el que ha masacrado millones (sic) de indígenas –  ahora llamados "pueblos originarios" – en América; es el que ha inventado el capitalismo esclavizador y expoliador; el que ha sumido en la más extrema pobreza a millones de personas; es el que ha confinado a las pobres mujeres en la cárcel de sus hogares convirtiéndolas en "fábricas de bebés"; es el responsable de todas las guerras que hubo en Occidente, incluso las que se libraron contra el musulmán invasor; es el inventor de la carrera armamentista; es el representante del imperialismo y el principal suministrador de ese opio para los pueblos que es la religión. El varón blanco, cristiano y europeo sería, en una palabra, el deleznable monstruo que durante siglos enteros no ha hecho más que tratar de saquear y dominar a todo el resto de la población del planeta.     

Por supuesto que este relato choca contra un pequeño inconveniente: para demostrar la verosimilitud de esta argumentación hay que reescribir toda la Historia Universal conocida. Porque con los datos reales y verificables del pasado es completamente imposible construir una imagen como ésa. En cierta medida la re-escritura de la Historia se puede hacer – y se ha hecho – con varios hechos puntuales ocurridos entre 1450 y 1750, y con gran parte de la Historia comprendida entre 1750 y 1900. Después, prácticamente toda la Historia Oficial posterior al inicio del Siglo XX está escrita de acuerdo con los intereses de los vencedores de las guerras que ocurrieron. 

¿El Auschwitz nazi?  No.  Es un campo de concentración
norteamericano en EE.UU. durante la II Guerra Mundial
para ciudadanos norteamericanos de ascendencia japonesa

Pero esconder datos, falsificar documentos, reinterpretar hechos, exagerar tendencias y citar testigos falsos, es trabajoso y siempre aparece un incómodo contestatario más preocupado por la verdad que por el relato. Por eso es que, en lugar de una Historia basada en hechos, hoy tenemos un mero relato histórico basado en interpretaciones y anécdotas de dudosa veracidad. Envolviendo los hechos en una nebulosa narrativa se hace después muy fácil construir una leyenda mediante la cual se pueden silenciar en forma conveniente todos los méritos de la cultura occidental, magnificando hasta la exageración los errores y los aspectos desfavorables – que por supuesto los hay – para terminar identificando como el origen de todos los males morales a Occidente y al hombre de Occidente. 

La de-construcción, mitificación y demonización de la cultura occidental europea es algo imprescindible porque solo destruyendo la cosmovisión y los valores del hombre blanco de Occidente es posible tratar de establecer un Nuevo Orden Mundial, con nuevas reglas morales basadas en principios y valores completamente diferentes. 

No se trata tan solo de una reactualización de la bipolaridad básica que subyace en todos los sistemas éticos porque, al fin y al cabo, toda moral establece una clara diferencia entre el Bien y el Mal. Una moral que no establece qué es lo que está bien y qué es lo que está mal, no es una moral. Y una ética que no explica por qué está bien lo que la moral manda y por qué está mal lo que la moral prohíbe, no es una ética. No obstante, hay una enorme diferencia entre todas las morales posibles dependiendo de los valores supremos que las inspiran y dependiendo también de la rigidez del encasillamiento. No es lo mismo una moral nacida del individualismo hedonista que una moral asentada sobre la responsabilidad familiar y social; como que tampoco es lo mismo una moral que acepta la posibilidad de la redención del Mal bajo ciertas condiciones y otra que adjudica el Mal de un modo terminante e irreversible.

San Miguel Arcángel venciendo al demonio
Es muy cierto que el cristianismo ha tenido siempre una clara visión del Bien y del Mal. Por eso es que divide a su mundo moral en santos e impíos, en  justos y pecadores. También es cierto que convoca a combatir al Mal personificado en lo demoníaco; es decir: en lo constante y sistemáticamente contrario al mandato divino. Sin embargo no menos cierto es que el cristianismo católico también establece que el pecador, el impío, no está condenado sin remedio. Siempre tiene la posibilidad abierta de arrepentirse sinceramente de su adhesión al Mal y volver a la cofradía de los justos y quizás incluso a la de los santos, como en el muy ilustrativo caso de nada menos que San Agustín. 

Completamente distinto es el caso de otras concepciones morales fuertemente imbuidas de un maniqueísmo dogmático, fenómeno éste que se ha dado incluso en el mundo cristiano con las herejías protestantes, en especial con la teoría de la predestinación calvinista según la cual el ser humano ya desde su propio nacimiento y por decisión divina se halla incluido, o bien en la categoría de los Elegidos o bien en la de los Condenados, y nada de lo que haga en toda su vida puede cambiar esa decisión de Dios.  

Sucede, pues, que  la moral impulsada por los arquitectos y promotores del Nuevo Orden Mundial es una moral bipolar copiada del cristianismo pero con los signos invertidos. Según la filosofía que impulsa esta tendencia, la humanidad se divide en buenos y malos siendo que el malo por antonomasia es el varón blanco europeo y cristiano, muy especialmente si para colmo es un católico que valora su tradición. Todos los demás son buenos, y si algunas veces hacen maldades será porque el hombre blanco europeo los ha oprimido, explotado y expoliado durante siglos. 

Y después, claro está, vienen las simplificaciones y las dogmatizaciones de las culpas colectivas y los merecimientos también colectivos. Si Usted – estimado lector – es blanco y europeo o tan solo descendiente de europeos, lamento tener que decirle que ya es malo por definición. Si es católico o simplemente cristiano; pues, peor para Usted. Aunque en realidad tampoco importa mucho si es ateo, agnóstico, odinista o teósofo. Usted es malo y punto. Más le valdría ser negro. Los negros son buenos, también por definición, aunque sean cristianos y canten spirituals. No importan las tasas de criminalidad, los saqueos, los incendios, los destrozos, el racismo negro, y la violencia negra de los Black Panthers. La culpa de todo eso la tiene Usted.

Black Panthers armados
Tampoco importa que en todo su árbol genealógico de los últimos mil años no encuentre Usted un solo caso de un pariente suyo que haya tenido un esclavo negro.  No importa que Usted no sea un puritano blanco norteamericano descendiente de alguna familia que hace un buen par de generaciones atrás tuvo esclavos negros. Todo eso no importa. Usted es culpable igual.

También sería mejor si fuese indio. Un indio pobre de la India o cualquier indio de América. Si Usted es uno de los millones de la casta pauperizada de la India alégrese: la culpa no es suya ni del sistema social que impera en la India desde el segundo milenio antes de Cristo. La culpa es de los ingleses. Incluso de aquellos que jamás pusieron un pié en la India y que murieron con los pulmones llenos de carbón trabajando en las minas de Gales.  

Y si a Usted una banda de mapuches chilenos, organizados y asesorados desde Inglaterra por abogados ingleses (o no tan ingleses), le ha invadido su chacra y le ha impedido acceder a ella, pues embrómese; es la justicia ancestral de los pueblos originarios que ahora ejercen su venganza por el genocidio perpetrado por los malos españoles que masacraron una cantidad de indios varias veces superior a la cantidad que existía en absoluto en América. Y no pregunte cómo se las arreglaron los malos católicos blancos europeos españoles para matar más indios de los que había. Eso es irrelevante. Lo importante es que los indios eran los buenos y los conquistadores fueron los malos. 

Pero así como la Iglesia Católica le abre las puertas de la salvación mediante el arrepentimiento sincero, la teología del Nuevo Orden, interpretando eso como un recurso conveniente, le promete que mantendrá abierta una posible salida de emergencia a su estado de maldad. Para salvarse Usted debe hacer una sola cosa: amar. En principio y en teoría a todo lo bueno. En la práctica muy especialmente a todo lo que hasta ahora ha rechazado por considerarlo horrible, degenerado, decadente, enfermizo o abominable. Porque eso hoy es lo bueno. Lo neo-bueno; lo progresista. Lo realmente bueno según la nueva moral y la nueva ética. 

Tiene que aprender a amar exactamente lo contrario de lo que ha amado hasta ahora. Tiene que amar el aborto, el lesbianismo, la homosexualidad masculina, el pobrismo lacrimógeno y a todas, absolutamente a todas, las minorías que están marginadas por definición de minoría. Incluso a los criminales porque ellos son buenos, la mala es la sociedad que no les brindó oportunidades; o se las brindó pero no gratis. Y viceversa, tiene que aprender a odiar todo lo que quizás alguna vez amó: la valentía, la lealtad, la virilidad, la disciplina, el honor, el heroísmo, la fe, lo sagrado, la vida sana, la familia, la belleza natural, el orden natural, la prolijidad, la nobleza, la sabiduría, las jerarquías basadas en el mérito o el conocimiento.... Todo eso ya no sirve. Todo eso está superado. Todo eso es antiguo. Para pertenecer al Nuevo Mundo Feliz debe aprender a desechar todas esas cosas.

El único problema con este Nuevo Mundo Feliz es que no es feliz. La promesa del paraíso terrenal a cambio del sometimiento es falsa. Es un fraude. Ame todo lo que el Nuevo Orden Mundial le exige y se habrá metido en un callejón sin salida. Le puedo asegurar que no hay ningún paraíso de libertad y felicidad al final de ese callejón.  Lo que hay es el habitante de este nuevo mundo que ahoga su infelicidad, primero en una nube de alcohol, luego con algún otro psicoactivo "liviano", y, cuando eso ya no lo anestesia lo suficiente, le termina poniendo punto final a su constante insatisfacción con una sobredosis de heroína. Muchas veces ya nace sin familia y muere sin fundar jamás una familia verdadera. Como el sexo por placer es muy agradable lo practica como si fuese un deporte pero como es sin compromisos – y, por ende, sin responsabilidades – el eventual producto no deseado de ese placer termina en el tacho de basura del ginecólogo que practicó el aborto. Y a nadie le importa. Y al que le importa es un fanático fascista retrógrado patriarcal homofóbico troglodita, culpable de discriminar, marginar, oprimir y, por sobre todo, odiar a todos los que están del lado del nuevo Bien políticamente correcto.

Esta ensalada ideológica, mezcla desigual de individualismo liberal hedonista y hegemonismo gramsciano resentido, afirma el derecho a la libertad y a la felicidad en teoría pero en los hechos no la otorga nunca. Y no la otorga porque no puede. Porque la libertad no es un derecho sino un Poder y la felicidad es un premio por haber hecho bien algo bueno

Quienes no lo entienden así no llegan nunca a ser ni libres ni felices a pesar de las promesas del sistema. A los nuevos buenos solo les queda seguir el famoso consejo del actor James Dean quien afirmaba tener como máxima de conducta: "Vivir rápido, morir joven y dejar un hermoso cadáver". 

Hay que conceder que fue consecuente y vivió de acuerdo a su apotegma.

Murió estrellando su fabuloso Porsche Spyder a toda velocidad contra otro auto que venía de frente.

Tenía 20 años. 

Pero nadie recuerda que su cadáver haya sido hermoso.



sábado, 28 de noviembre de 2020

POR QUÉ GANÓ BIDEN

A medida que la democracia se perfecciona, 
el cargo de presidente representa de un modo 
cada vez más perfecto la mentalidad de la masa. 
Avanzamos así hacia un elevado ideal. 
En algún grandioso y glorioso día, la gente común 
de esta tierra alcanzará por fin el deseo de su corazón, 
y la Casa Blanca estará adornada por un perfecto idiota.
H.L.Mencken


Los dueños del poder político norteamericano – y por extensión de buena parte del poder Mundial – han decretado que Joe Biden tiene que ser el próximo presidente de los Estados Unidos de América. 

Es curioso, pero la característica más sobresaliente de la última campaña electoral es que – contrariamente a la campaña de 2016 – todo transcurrió como está previsto por las reglas no escritas pero siempre vigentes de la política interna norteamericana.

¿Cuáles son esas reglas? Hay varias, pero en realidad de verdad hay una principal de la cual las demás son meros corolarios. Esa regla establece que: "El candidato ganador es siempre el que más dinero ha invertido en la campaña". Hace muchos años que vengo siguiendo el cumplimiento de esta norma aunque, por prudencia, siempre me abstuve de hacer pronósticos porque, por experiencia profesional, sé que las tendencias que responden a operaciones no del todo claras se dan... hasta que dejan de darse por causas que no pueden descubrirse de antemano (y a veces ni siquiera a posteriori) precisamente por la escasa o nula posibilidad de verificar esas operaciones no del todo claras. Pues bien, el destino quiso que la única vez que me animé a hacer un pronóstico sucedió lo que Murphy me habría advertido si le hubiera preguntado: le erré al resultado. Y fue justamente con Trump y Hillary Clinton en la elección del 2016. Si quieren reírse de mi trastada en aquella ocasión vean la entrada del 4 de Noviembre 2016 en este blog. 

Así que en esta campaña opté por un muy cauto silencio pero – otra vez Murphy – podría haberme resarcido del papelón del 2016 porque esta vez sí, volvimos a la normalidad. Vale decir: a la normalidad de la anormalidad democrática norteamericana (y no solo norteamericana) en la cual la democracia actúa de testaferro de la plutocracia y el poder político cumple funciones tan solo administrativas y en todo caso toma aquellas decisiones que el poder del dinero le dicta o le deja tomar porque no le interesa.

¿Cómo fue esta elección? Veamos.

Por de pronto ha sido la más cara de toda la historia política de los EE.UU. 

Hablando de dinero en efectivo y en mano (que es solo una parte de la recaudación), en Julio 2020 Trump y Biden estaban a casi la par en materia de recaudación para la campaña. Trump llegó a ese mes con 113.024.980 dólares mientras que Biden tenía en mano un poco menos: 108.917.476 dólares. La cuestión es que a partir de ese mes y hasta Agosto 2020 ambos entraron a recaudar más dinero y allí es donde se notó la diferencia: Trump consiguió llegar a 121.096.473 dólares pero Biden lo superó por lejos con 180.626.411 dólares. 

Al mes siguiente, acosado por una formidable campaña mediática Trump se vio forzado a gastar 57.981.711 dólares para mantenerse a flote mientras que Biden, con un fuerte apoyo mediático, compró presencia y visibilidad gastando solamente 3.367.112 dólares. Así al tramo final de la campaña Biden llegó con casi tres veces más dinero en efectivo (U$S 177.259.299 ) que Trump (solo U$S 63.114.762). 

En otras palabras: Trump, que había arrancado en Febrero 2020 con siete veces más dinero en efectivo que Biden, gastó demasiado, demasiado rápido y se quedó sin "oxígeno" justo para el último tramo de la campaña. Este gráfico explica la situación: [1]


De dónde salió este dinero y el resto de los millones de dólares que se gastaron en publicidad directa e indirecta? 

En Estados Unidos los contribuyentes a la campaña pueden dividirse grosso modo en pequeños y grandes donantes individuales. Los pequeños son, por regla, ciudadanos comunes que aportan U$S 200 o menos a la campaña; los grandes aportan por supuesto mucho más. En ambas categorías Biden superó a Trump; claramente en la categoría de pequeños donantes y por prácticamente el doble en la de los grandes donantes. [2]


Si se incluyen donaciones a las campañas y a los grandes Comités de Acción Política [3]  dedicados a respaldar a un candidato presidencial, Biden recibió el respaldo de U$S 74 millones de parte de donantes procedentes del sector financiero que opera en valores e inversiones. Esto es más de cuatro veces los $ 18 millones que consiguió Trump. Por otra parte, si se desglosan los aportes por sector industrial, se comprueba que Biden obtuvo más dinero de campaña de casi todas las industrias principales, con la excepción del sector de petróleo y gas

Así y todo, éstos son solamente los datos "oficiales" de las contribuciones a las campañas. Los grupos pro-Biden también dependieron en gran medida de donantes secretos que realizaron sus donaciones a través de organizaciones de lo que se conoce como el "dinero oscuro" de "grupos externos". Éstos son mayormente dineros invertidos en grandes operativos de acción psicológica y "guerra sucia" montados para, por un lado, promover a un candidato y, por el otro, denostar al candidato opositor. 

En esto, Biden pudo invertir U$S 387 millones de grupos externos en anuncios que lo promovían frente a tan solo U$S 53 millones que promovieron a Trump. Simultáneamente Biden gastó U$S 309 millones en campañas para denostar a Trump mientras que éste gastó un poco menos – U$S 300 millones – en denostar a Biden.

Preguntarán ustedes cómo es que se saben estos números si el origen de este dinero es, en su gran mayoría, dinero "negro" muy poco rastreable. La respuesta a eso es que el origen del dinero puede no estar muy claro (y de hecho no lo está), pero sabiendo cuánto cuesta el minuto de televisión, un aviso en los medios masivos, una entrevista en un programa periodístico, un afiche callejero, el artículo editorial de algún periodista alquilable, etc. etc. no es tan difícil sacar la cuenta de la suma de dinero invertido. Los "inversores" podrán esconderse, pero el resultado de esas "inversiones" está a la vista y los costos se saben.

Finalmente, el análisis puede completarse rastreando un poco quiénes fueron los grandes billonarios que apoyaron a uno y otro candidato y a qué sectores de la economía pertenecieron. Los nombres y las empresas no le dirán mucho al lector poco familiarizado con la nomenklatura de la plutocracia norteamericana, máxime cuando las contribuciones de los ultra-conocidos – como Jeff Bezos, Bill Gates, Mark Zuckerberg, etc. y, sobre todo, las "apuestas" de los grandes bancos y financieras – o bien se hacen a través de testaferros o bien vía los ya mencionados "grupos externos"; y esto es por varias cuestiones impositivas y/o de seguridad y/o de relaciones públicas. Baste, pues, con decir que hacia principios de Agosto 2020, a Biden ya lo apoyaban 131 ultra-millonarios frente a tan solo 99 que optaron por Trump. [4] Pero, más allá de los nombres, lo realmente interesante y decisivo en esto es ver cual candidato se llevó la mayor cantidad de patrocinadores del ámbito financiero: 

Como puede apreciarse, Biden tuvo exactamente el doble de apoyo de parte de la plutocracia financiera norteamericana. [5] 

Realmente, no podía – mejor dicho: no debía – perder.

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A esta altura del análisis alguien me podrá objetar que, en la campaña de 2016, la situación entre Hillary Clinton y Donald Trump fue bastante similar. En esa oportunidad Trump gastó U$S 285.570.781 en su campaña mientras que Hillary puso más del doble de esa suma U$S 609.113.236. Las reglas escritas y no escritas de la demoplutocracia norteamericana indicaban que Hillary, al igual que Biden ahora, no debía perder. Y sin embargo perdió. 

¿Cuál fue la diferencia entre entonces y ahora? La diferencia está en la acción política desplegada durante el mandato del candidato que está en la Casa Blanca. Lo que los ingenieros sociales diseñadores de las campañas políticas norteamericanas aprendieron con la victoria de Trump es que el dinero metido en una campaña política hecha en los últimos meses de una presidencia puede no alcanzar a fin de imponer al candidato designado para reemplazar al presidente en ejercicio. Durante la presidencia de Obama la agitación en contra de su gobierno fue prácticamente irrelevante y Trump pudo hacer pié en eso con una campaña mucho más barata pero también mucho mejor diseñada. Algo que esta vez no le resultó, principalmente porque durante toda su gestión sufrió el constante embate y desgaste de sus enemigos. Cristina Fernández diría aquí, desde la Argentina, que lo "esmerilaron" sin cesar. Es lo que ella también hace con sus enemigos. Y seamos objetivos: le funciona bastante bien.

En cuanto a Trump, recordemos solamente las acusaciones sobre el apoyo de los rusos, las campañas de "not my president" [6], las chicanas de todo tipo, los conflictos raciales magnificados con el "Black Lives Matter" [7] y, para colmo, en el último tramo de su gobierno, el impacto del COVID-19 y su instrumentación mediática. Entre varias otras cosas que tengo que dejar en el tintero para no extenderme demasiado. 

Así, después del susto del año 2000 en el que George W. Bush ganó "raspando" y de nuevo después del desastre de Hillary en 2016, los estrategas electorales aprendieron algo que cualquier integrante del AGITPROP comunista les hubiera podido recitar del manual: en las campañas electorales democráticas el dinero decide, pero no sustituye la agitación y la propaganda política permanente. En otras palabras: el dinero por si mismo puede no ser suficiente si no se "abona" el terreno en forma constante manteniendo en funcionamiento permanente los aparatos de agitación y propaganda.

En otro orden de cosas, varios me han preguntado si creo que hubo fraude en estas últimas elecciones. ¿Fraude? Es muy posible que haya habido algo de eso, pero no mucho más de lo habitual, o de lo tolerable para el establishment. Al fin y al cabo todos sabemos que en toda elección hay mil "artimañas" que siempre se hacen y Estados Unidos no es una excepción. Pregúntenle a Jeb Bush, que era el gobernador de Florida cuando su hermano George W. Bush necesitó los votos de ese estado para ganar.

De todos modos, en materia de elecciones, la discusión sobre fraude es irrelevante. Es que la democracia en sí misma es un fraude. Usted no elige a un candidato. Usted opta por alguno de los candidatos ya elegidos. A los candidatos los eligen las mafias partidarias y los promocionan los dueños del dinero que financia las campañas. 

Recuérdelo la próxima vez que tenga que meter ese papelito en una urna. 

¿Y qué podemos esperar nosotros de Biden? Esa pregunta sí que tiene una respuesta simple: nada. O bien, si lo quieren en palabras menos directas: lo mismo que siempre pudimos esperar de la plutocracia norteamericana: imposiciones, exigencias, "bajadas de línea", controles y requisitos. Probablemente la administración de Biden se vuelque más intensamente que Trump a la política externa norteamericana pero no olvidemos que la Argentina es el último país del "patio trasero" yanqui de modo que lo de Biden, al menos por un tiempo, será "business as usual". [8] 

La pregunta que por el momento es imposible responder es hasta qué punto y hasta cuando los dueños del dinero norteamericano podrán mantener su hegemonía en un mundo cada vez más tendiente a la multipolaridad. El Nuevo Orden Mundial ya no es algo tan unívoco y sólido como lo era hace un par de años. Pero en términos inmediatos lo que tenemos es que Biden retomará el proyecto allí en donde lo dejó Obama. Lo de Trump fue una excepción no calculada o, en todo caso, mal calculada. 

Los Estados Unidos han vuelto a la normalidad.

Sea lo que la palabra "normalidad" signifique en Wall Street.


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REFERENCIAS

1)- https://www.opensecrets.org/news/2020/10/biden-crushed-fundraising-september/
2)- https://www.opensecrets.org/news/2020/11/biden-wins
3)- Los llamados super PACs.
4)- https://www.forbes.com/sites/michelatindera/2020/08/08/biden-pulls-away-in-race-for-billionaire-donors/?sh=6b1023453b62
5)- https://www.forbes.com/sites/michelatindera/2020/05/06/here-are-the-billionaires-backing-joe-bidens-presidential-campaign/?sh=1a0406c641d5
https://www.forbes.com/sites/michelatindera/2020/04/17/here-are-the-billionaires-backing-donald-trumps-campaign/?sh=640c78577989
6)- "No es mi presidente"
7)- "Las vidas negras importan"
8)- "Negocios, como es usual" o bien "Negocios, como siempre". 



jueves, 19 de noviembre de 2020

LO QUE LAS ÁGUILAS NOS ENSEÑAN

Los camellos te pueden enseñar a caminar.
Las panteras te pueden enseñar a correr.
Pero si quieres aprender a volar,
no hallarás mejor escuela que la de las águilas.

Para el verdadero creyente la fe no es un lastre;
es el impulso que lo hace capaz
hasta de volar junto a las águilas.

"Que el viento bajo tus alas te lleve
donde el sol navega y la luna camina",
dijo Gandalf, que conocía la respuesta correcta.
J.R.R. Tolkien 


La admiración por las águilas nos viene de la noche de los tiempos. Tan antigua es su fama que, más que un ave, con el correr de los siglos el águila se ha convertido en leyenda y hasta en símbolo.

La encontramos en Sumeria y más tarde entre egipcios, hititas, babilónicos y asirios. En el mundo grecorromano la vemos atrapando rayos con sus garras acompañando a Zeus y a Júpiter.  Aristóteles la consideró como la más majestuosa de las aves, no solo por su forma de planear sino porque – según él – era la única capaz de levantar vuelo de cara al sol. A partir del Siglo II AC el águila romana adornó los estandartes de las legiones y, en el Sacro Imperio Romano, Carlomagno mantuvo la tradición. En la mitología germánica el águila figura asociada a Odin o Wotan en varias leyendas; además, aparece en la heráldica de la Edad Media en un sinnúmero de escudos y emblemas. 

En la iconografía cristiana, la vemos a veces como aniquiladora de serpientes, lo que es una metáfora bastante clara del triunfo de lo que vuela alto sobre lo que se arrastra por lo bajo. En algunas representaciones iconógráficas de cuatro elementos (los tetramorfos) los cuatro distintos símbolos representan a los cuatro evangelistas canónicos: el hombre representa a San Mateo, el león representa a San Marcos, el toro representa a San Lucas y el águila representa a San Juan Evangelista. 

En iconografía y heráldica existe también un tipo de águila algo especial que ha tenido un interesante protagonismo en Occidente ya que aparece en varias culturas indoeuropea. Se trata del águila bicéfala que originalmente representó la bipolaridad de lo existente. El ejemplar más antiguo de este águila se encuentra en un sello de la ciudad sumeria de Lagash (3.000 años AC aprox.). Luego, a través de la simbología hitita llega a la Edad Media europea a través de Bizancio y aparece en el Sacro Imperio Romano Germánico con los Habsburgos. 

De hecho, el águila bicéfala figura en una multitud de escudos de Occidente. La encontramos no solo en el escudo del Imperio Bizantino y en el del Sacro Imperio, sino también en el del Imperio Austro-Húngaro, en los escudos de la República Austríaca (1934-1938), la Rusia de los zares, la Federación Rusa actual, Serbia, Montenegro, Albania, Armenia y muchos otros escudos de ciudades y regiones no sólo de Europa sino incluso de América, como p.ej. el de la ciudad de Nueva Imperial de Chile, el municipio de Salamá en Guatemala, o el municipio de Tunja en Colombia.      

Pero, aparte de su antigua y reconocida fama, ¿qué tienen las águilas para enseñarnos? 

He tratado de resumirlo lo mejor posible en la siguiente presentación. Les pediría que la vean. Creo que les puede llegar a ser útil aunque más no sea como experiencia y, quizás, como posible fuente de inspiración para dejar volar los pensamientos, imitando el vuelo del águila, hasta donde la fantasía y la intuición les permitan llegar. 

Una sola recomendación:  Vayan a pantalla completa y ¡suban el volumen!

Un abrazo.

Denes Martos
Noviembre 2020



Si no puede arrancar el video, haga click AQUÍ 



viernes, 23 de octubre de 2020

OCTUBRE DE SANGRE - HUNGRÍA 1956

Al lado de las banderas tricolores
Tres juramentos pongamos:
El primero de llorar con lágrima pura,
y el segundo de odio a los tiranos;

y para ti pequeño país, sea el tercero:
que entre los vivos no lo olvide nadie;
la libertad nació un día señero
cuando en Budapest de sangre se tiñó la calle.
Luis Tamási
Budapest 1956


Hace hoy más de medio siglo – exactamente 64 años – las calles de Budapest, la capital de la Hungría ocupada por los soviéticos, tenían este aspecto:


Era el raro espectáculo de trabajadores que se alzaron contra un opresor extranjero que, ironías de la Historia, se había teóricamente comprometido a construir un "paraíso proletario". 

Por toda una serie de circunstancias la presión política del invasor sobrepasó el límite de lo tolerable y la sociedad húngara simplemente explotó. Personas de todas las edades salieron a manifestarse en forma masiva y, cuando el régimen respondió con una represión salvaje, se formaron espontáneamente grupos de resistencia urbana formados en su inmensa mayoría por jóvenes. Fueron los "pibes de Budapest". Chicos de hasta 15 o 17 años, con armas robadas en depósitos del gobierno y, sobre todo, con bombas Molotov caseras, frenaron tanques soviéticos, se enfrentaron a uno de los ejércitos más poderosos del mundo y consiguieron hacerlo retroceder durante varios días.

Los "Pibes de Budapest"
Después, abandonados por el llamado "mundo libre" para el cual la Guerra del Sinaí en Medio Oriente fue más importante que el destino de Hungría en manos soviéticas, los combatientes no tuvieron más remedio que aceptar la realidad de una disparidad de fuerzas que no se podía remontar. 

Así y todo, los pibes de Budapest nunca se rindieron. Cuando las posiciones ya no se pudieron sostener, simplemente desaparecieron de las calles y curaron sus heridas en silencio. A algunos los consiguió cazar la policía política y terminaron en alguna de las islas del Gulag en la URSS. Los demás guardaron las banderas para hacerlas flamear cuando cambiara el viento.

Y el viento cambió hacia el fin de la década de los 1980. La URSS se desmoronó. Los soviéticos tuvieron que retirarse de Hungría. El país lentamente, en medio de muchas dificultades y crisis, consiguió ponerse de pie.
El Pasaje Corvin en 1956
La bandera con el escudo
comunista arrancado.

  
Hoy, la revolución de 1956 pertenece al pasado. Casi todos sus actores ya han fallecido y el recuerdo de aquella gesta ha quedado en manos de la generación siguiente. Y esta generación los sigue homenajeando todos los años como corresponde. A pesar del tiempo transcurrido y a pesar de una propaganda que busca obviar el tema para no herir susceptibilidades políticamente correctas.  

Los combatientes de 1956 no se han olvidado. Se los sigue recordando y este año tampoco fue una excepción. Tarde o temprano, de una manera u otra, el heroísmo se impone. Por más que se lo quiera menospreciar, ocultar o hasta difamar, reaparece y se hace presente porque, les guste o no a los cobardes, es imposible extirpar de la conciencia nacional de un Pueblo con más de 1.000 años de trayectoria histórica ininterrumpida el honor, la lealtad, el coraje y la insobornable voluntad de ser libre y soberano. 

Conmemoración de la Revolución Húngara de 1956

Budapest, 23 de Octubre 2020

Vista del escenario y parte de la multitud congregada.
El acto tuvo lugar en el llamado "Pasaje Corvin" donde durante la Revolución
los "Pibes de Budapest" libraron varias de sus principales batallas.


La estatua que conmemora a los chicos que sostuvieron la posición
del Pasaje Corvin hasta prácticamente el final.


Los organizadores del acto 2020

Las banderas de diferentes agrupaciones


El cañón robado en su momento a los soviéticos

Levente V. Csongor, Jefe de las juventudes del Movimiento "Nuestra Patria".

No podemos deshonrar a nuestros antepasados. A nosotros nos obliga la sangre. Eso es lo que no entiende el tipo de ser humano carente de principios y dedicado compulsivamente solo a la caza del placer.
Levente V. Csongor 
Budapest 23 de Octubre 2020



Para continuar leyendo la Historia de la Revolución.

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martes, 13 de octubre de 2020

EL ACONTECER Nº 12 - ¿Cuando estalla todo?

Todos los cerebros del mundo 
son impotentes contra cualquier 
estupidez que está de moda
Jean de la Fontaine


Recluido en la soledad de mi escritorio gracias a la complicada situación que nos afecta a todos, la pregunta que me corroe las neuronas a estas altas horas de la noche es: ¿cómo demonios salimos de ésta? 

Claudio Arrau me hace el favor de tratar de serenar mi angustia tocando magistralmente el Nocturno Nº 2  de Chopin [1],  pero se niega a responder a mis preguntas. No se lo puedo tomar a mal; tengo que aceptarlo. El pobre murió hace ya 29 años. Pero lo puedo escuchar gracias a la electrónica y a la cibernética que logró el milagro de convertir los talentos del pianista chileno y del compositor polaco en una serie de unos y ceros que, procesados por mi computadora, reproducen exactamente lo que el polaco compuso y el chileno ejecutó. Y todo esto sucede mientras, simultáneamente y en la misma computadora, escribo estas líneas.

Si lo pienso un poco... ¡es cosa de locos! La obra de un compositor polaco que murió en Francia hace 171 años es ejecutada por un chileno que murió hace 29 en Austria, y hoy es escuchada en la Argentina – gracias a una caja negra que transforma bytes en música audible – por un húngaro que está eternamente agradecido al país que le ofreció un hogar hace 71 años, y que morirá aquí tras haberse acriollado por completo echando raíces en la tierra del mate, el asado, el buen vino y la buena gente.   

Hoy es 12 de Octubre de 2020, el Día de la Raza. 

Extrañamente rebautizado por los fanáticos bienpensantes del igualitarismo políticamente correcto como "Día del Respeto a la Diversidad Cultural". ¿Diversidad cultural? Un chileno fallecido en Austria, un polaco fallecido en Francia, un húngaro que morirá en la Argentina, todos disfrutando de la misma música... ¿alguien quiere una diversidad cultural más respetuosa que ésa?  Cuando esa música se grabó, el 12 de Octubre era el Día de la Raza y a nadie se le ocurrió impugnar el nombre. Pero es como decía Jean de la Fontaine: "Todos los cerebros del mundo son impotentes contra cualquier estupidez que está de moda". 

Instituir un día especial de respeto a la diversidad solamente se le puede ocurrir a un igualitarista a ultranza para cubrirse de posibles ataques por parte de poderosas minorías etnoculturales a las que no les hace ninguna gracia en absoluto que se las considere iguales a otras etnoculturas a las que desprecian porque consideran que la de ellas es mucho mejor y hasta muchísimo más cercana a Dios, al menos para quienes creen en la existencia de un dios tribal que firma contratos con un Pueblo y con un Pueblo solo.

En fin, volvamos a lo pedestre. 

La cuestión es que, para festejar la efemérides, hoy tuvimos (otra vez) un "banderazo" que impulsó a cientos de miles de argentinos a tomar la calle en varias ciudades del país para manifestar su hartazgo por lo que está haciendo – y quizás sobre todo por lo que no está haciendo – la benemérita gente que ocupa el Estado y que se supone que nos gobierna. 

Nota bene: dije "se supone".

En materia de "banderazos" éste es el noveno [2] desde la del 20 de Junio que obligó a los genios del kirchnerismo a dar marcha atrás con la expropiación de la cerealera Vicentin. ¿Se acuerdan de ésa? Después del papelón el Alberto salió a tratar de justificarse diciendo: 

"...me equivoqué con el tema de Vicentin porque creí que la situación estaba mucho más asumida. Pensé que todos iban a salir a festejar porque estábamos recuperando una empresa importantísima." [3]  

Pues no, Beto; no salieron a festejar. No te aplaudieron. Salieron a putearte de lo lindo con todo el amplio espectro de la gama de las expresiones folklóricas ad hoc. En fin... la cosa es que van 9 concentraciones masivas en 5 meses. Si los muchachos antes de fin de mes hacen otra, llegan al récord absoluto de 2 manifestaciones mensuales promedio.    

Banderazo del 12/10/2020 en el obelisco [4]

¿Y cómo reaccionó el gobierno a esta nueva masiva protesta? Creer o reventar: echándole la culpa de todo a Macri y hasta negándole la categoría de "Pueblo" – más todavía: incluso la de "gente" – a los manifestantes. Las declaraciones son bien explícitas en cuanto a esta forma de tratar de tirar la pelota a la tribuna visitante: [5] 

De Santiago Cafiero, jefe de gabinete:

»Nosotros creemos en el derecho a manifestarse, que es parte de la democracia, pero también es parte de la democracia aceptar la diversidad, porque quienes se manifestaron ayer no son "la gente", no son "todos", no son "el pueblo", no son "la Argentina".« 

De María Eugenia Bielsa, Ministra de Hábitat y Desarrollo Territorial:

»Las consignas de ayer eran inespecíficas; en un momento donde la situación es tan difícil y poco clara, convocar a todos aquellos que tengan alguna incomodidad es muy inespecífico." (....)"El presidente conduce este espacio (el del Frente de Todos); nadie puede pensar que no haya distintas opiniones en el equipo de Gobierno, pero no cabe duda que quien gobierna es el presidente

De Gabriel Katopodis, Ministro de Obras Públicas,:

»Creo que es una marcha injusta y mezquina, que no considera a los millones de argentinos que están haciendo un gran esfuerzo y lo vienen haciendo hace meses. Pero es la decisión que tomó ese sector de la oposición para expresarse en este contexto tan difícil, convocando al hartazgo, la desobediencia y la desesperación... es el camino que eligieron y no tenemos otra opinión que ésa.« 

O sea: sarasa sarasasa sarasa. Somos muy democráticos pero el 60% de burgueses, oligarcas, fascistas y cerdos explotadores capitalistas que no nos votaron y que no nos quieren, tienen que callarse la boca porque no son "la Argentina", porque apenas si sienten alguna (¡ésta es genial!) "incomodidad"  que no los autoriza a gritar consignas "inespecíficas" sobre todo porque (¡y ésta es inmejorable!) "quien gobierna es el presidente" (¡ja! ¡lo creas o no!) y de todos modos la protesta es "injusta y mezquina" por lo que "no tenemos otra opinión que ésa" y sanseacabó.  

Y, por supuesto, la culpa la tiene Cambiemos  ¿Qué tal? Así que resulta que los inútiles del macrismo tienen ahora la culpa de que los inútiles del kirchnerismo no sepan cómo salir del atolladero en el que se metieron. ¿Y por qué están en ese atolladero? Básicamente por 4 motivos: por ineptitud, por ignorancia, por incapacidad y por la necesidad de Cristina de zafar de ir presa por la corrupción de su marido, de ella y de la gente que la acompañó en el gobierno. 

Pero más allá de lo básico, que el cristinismo haya conducido al país a un callejón sin salida no se debe a la deplorable gestión del macrismo cuyos gruesos errores podrían haberse corregido – o al menos empezado a corregir – con un plan estratégico coherente y bien ejecutado. En lo esencial, el trágico atascamiento del gobierno actual se debe a un criterio desastrosamente errado de lo que es el Estado, la política y hasta la sociedad misma.

El gobierno está aprisionado y paralizado por su propia insensatez ideológica. Al aceptar en toda su extensión la teoría marxista de la lucha de clases y al aplicarla sistemáticamente a cualquier problema sociopolítico que aparece, lo único que este clasismo casi bolchevique (mal) disfrazado de peronismo logra es producir la famosa grieta que incluso puede llegar impulsar a la sociedad a la guerra civil desde el momento en que refleja un conflicto que se agranda con prácticamente cada medida que el gobierno toma.

Si el motor de una política es la "lucha de clases" – lo cual ya es un eufemismo por no decir abiertamente "guerra de clases" –  y si los conflictos políticos están constantemente planteados en términos de "ricos contra pobres", caemos en la típica dialéctica marxista que durante todo el Siglo XX no solo no consiguió construir ningún régimen realmente funcional en ninguno de los países en los que llegó al poder sino que hasta tuvo que renunciar al experimento soviético admitiendo que era inviable.  

Con atizar los conflictos sociales en lugar de resolverlos, el Estado deja de cumplir una de sus funciones esenciales que es la de sintetizar las divergencias que ocurren normalmente en cualquier sociedad. Es más: no solo no las sintetiza sino que las agrava; no solo no actúa reduciendo los focos de conflicto sino que los exacerba y hasta crea otros conflictos adicionales de un modo totalmente innecesario. 

A esto agréguese la incapacidad e imposibilidad de diseñar una planificación estratégica por la necesidad de juntar votos cada par de años, lo cual hace que el horizonte máximo de los políticos democráticos esté siempre y únicamente definido por la fecha de las próximas elecciones. Con ello ya van dos funciones esenciales del Estado que no se cumplen: la función de síntesis y la de planificación.

Obviamente, en esas condiciones la tercera función esencial del Estado – la de conducción – se vuelve abstracta. No hay posibilidad de conducir nada en medio de una política tironeada por conflictos sociopolíticos sin resolver y cada vez más graves, que estallan en un contexto absolutamente carente de toda planificación racional. Ni hablemos de que, en las actuales condiciones, la conducción política de la Argentina constituye una especie de sainete rocambolesco en el cual un presidente que hasta cosa de un año atrás le decía de todo menos bonito a la actual vicepresidenta, ahora ejecuta servilmente todas las órdenes que la señora le dicta porque sabe que los votos con los que llegó a la Casa Rosada son de ella y no de él. 

La cuestión es que esta terca obcecación con la lucha de clases de parte de inútiles resentidos, de burguesitos con delirios utópicos, de pseudo-revolucionarios proletarios con OSDE y dirigentes "populares" con domicilio en Puerto Madero, ha llevado al Estado argentino a una situación imposible. 

En el gobierno no pueden hacer lo que les gustaría porque el esquema del clasismo, basado en la confrontación permanente según el dogma del materialismo dialéctico, es inconstruible. Pero tampoco quieren hacer lo que deberían porque eso implicaría hacer lo que no les gusta.

Con lo cual la pregunta no es si esto va a explotar, o no.

La pregunta del millón es cuando va a estallar. 


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REFERENCIAS

1)- https://youtu.be/uUdoxvigIl8   - Los 21 Nocturnos de Chopin por Claudio Arrau.
2)- Contando la manifestación frente a Tribunales del 23 de septiembre.
3)- https://urgente24.com/actualidad/politica/alberto-f-confundido-crei-que-con-lo-de-vicentin-la-gente-iba-salir-festejar
4)- https://images.clarin.com/2020/10/12/el-banderazo-se-hizo-sentir___He4N0mlL__1256x620__1.jpg
5)- https://www.clarin.com/politica/-mezquina-opositora-reacciones-gabinete-dia-despues-banderazo-nacional_0_Qh7RyXSKG.html  - Nota: todos los resaltados son míos.


domingo, 20 de septiembre de 2020

SOBRE EL MÉRITO Y EL ÉXITO

A la sombra del mérito se ve crecer la envidia.
Leando Fernández de Moratín

 Dicho sea de paso, el éxito es una cosa bastante fea. 
Su falso parecido con el mérito engaña a los hombres 
de tal modo que para la multitud, 
el triunfo tiene casi el mismo rostro que la superioridad.
Víctor Hugo

Sobresalir es incomodar; 
las medianías se creen insuperables 
y no se resignan a celebrar el mérito de quien las desengaña. 
Admirar a otros es un suplicio 
para los que en vano desean ser admirados. 
Toda personalidad eminente 
mortifica la vanidad de sus contemporáneos 
y los inclina a la venganza.
José Ingenieros


La República Argentina debe ser el único país del mundo que tiene una ex-presidente sometida a una generosa cantidad de procesos judiciales quien, gracias a los votos democráticos del sistema imperante, consiguió ocupar la vicepresidencia desde dónde puede remover justamente a los jueces que la están investigando.

La República Argentina también es el país en donde esta misma ex-presidente designó como candidato a presidente a una persona que hasta pocas semanas antes de su designación la había criticado y desaprobado en todos los términos y sentidos imaginables. Una persona que, después de transitar por media docena de diferentes partidos y agrupaciones políticas, terminó aterrizando en un partido peronista que ya ni siquiera festeja el 17 de Octubre porque, si le preguntaran qué es la lealtad, no sabría qué contestar. 

Este mismo presidente, que tendría que recurrir al diccionario para explicar qué es la honradez y la honestidad, hace apenas unos días nos ha confesado que no cree en el mérito. Aunque por el contexto de lo que dijo es bastante evidente que no solo no cree, sino que ni siquiera tiene en claro el significado del término. Y para que nadie me diga que lo estoy citando fuera de contexto, aquí va el párrafo completo de lo que dijo este benemérito titular suplente del Poder Ejecutivo por delegación vicepresidencial: 

"(…) Porque en verdad lo que nos hace evolucionar o crecer, no es verdad que sea el mérito como nos han hecho creer en los últimos años. Porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres. Y entonces no es el mérito. Es darle a todos las mismas oportunidades de crecimiento y desarrollo. Y mientras eso no ocurra en la Argentina, no podemos estar tranquilos con nuestras conciencias. Porque sabemos que hay un tratamiento desigual. Y la verdad es que ese tratamiento desigual la verdad es que nos maltrata como sociedad. Nos pone en un mal lugar como sociedad. No es ése un buen sistema para vivir en sociedad. Las mejores sociedades son aquellas en que, precisamente, a todos les dan la oportunidad de desarrollarse. Y las oportunidades son iguales para todos. Cuando las oportunidades son solo para algunos, ésa es una sociedad que solo genera desigualdad. Y contra esa desigualdad debemos pelear todos los días. Porque esa desigualdad es la que aqueja a gran parte del Norte argentino. Y es con la que ya no se puede seguir viviendo en paz, si es que tenemos conciencia de argentinos. [1] 

Quitemos de la cita la verborrea demagógica sobre lo de la igualdad de oportunidades que nadie discute. Porque nadie con dos dedos de frente y tan solo un miligramo de sentido común discutirá que una efectiva igualdad de oportunidades iniciales es la única forma de lograr una justicia social plena; sobre todo en un país de las condiciones económicas, sociales y biopolíticas de la Argentina. Lo que el señor presidente-delegado no menciona, probablemente porque jamás se le ocurrió, es que igualdad de oportunidades no significa igualdad de resultados

Si al más inteligente de los pobres le damos las mismas posibilidades que al más tonto de los ricos de ningún modo podemos garantizar que ese más inteligente de los pobres llegue al final al mismo nivel de capacitación y desempeño que el más tonto de los ricos. Para empezar, así como está planteado el problema ni siquiera sabemos qué tan inteligente es el más inteligente de los pobres y tampoco sabemos que tan tonto es el más tonto de los ricos. Por lo tanto, entre todas las combinaciones posibles en teoría, hasta puede resultar que incluso en el sistema actual el más inteligente de los pobres lo humille al más tonto de los ricos en cualquier examen universitario o en cualquier tarea industrial. Y no me digan que eso es imposible porque lo he visto suceder muchas veces en mi vida. 

La desigualdad de oportunidades por cuestiones de desigualdad económica es una injusticia que debemos superar, sin duda. Pero una igualdad de oportunidades no garantizará jamás una igualdad de resultados al final del proceso de educación y capacitación simplemente porque no puede garantizarla. La dedicación, la voluntad de aprender, el tesón, la disciplina y el esfuerzo no se miden ni en términos de Cocientes de Inteligencia ni en dólares; mucho menos en devaluados pesos argentinos. La inteligencia y un buen nivel económico podrán facilitar el éxito, pero de ninguna manera lo garantizan.

Y llegamos al mérito. 

Justamente, lo que puede llegar a producir, no una igualdad sino hasta una enorme diferencia final, es el mérito. Pongamos el ejemplo al revés: supongamos una competencia entre el más inteligente de los ricos y el más tonto de los pobres (de nuevo, sin especificar qué tan inteligente y qué tan tonto es cada uno en términos absolutos). Imaginemos que el rico inteligente es un vago ni-ni que le escapa a los libros como si mordieran; que vive en un mundo de sexo, drogas y rock and roll; que no se preocupa por nada que no sea pasarla bien y disfrutar de la vida porque total papá tiene plata y de alguna manera ya me va a hacer zafar. Bien. Ahora imaginemos al tonto pobre que de pronto está harto de ser pobre y de vivir en la miseria, que aprieta los dientes y estudia en cada minuto libre que tiene; que se las arregla para conseguir libros de segunda mano; que llama la atención de sus profesores y maestros por su terca dedicación al estudio, su constante esfuerzo, sus preguntas y su desempeño; que se anota en cuanta beca se le presenta y se prepara para los exámenes como quien se prepara para una carrera de Fórmula 1 y logra razonablemente buenos resultados. ¿Por quién de los dos apostarían ustedes? Incluso en este sistema injusto y con toda la desigualdad de oportunidades mencionada por el presidente-delegado de la vicepresidente multiprocesada. 

Yo apostaría sin pensarlo dos veces por el tonto pobre. Si me apuran un poco, hasta tomaría apuestas por dos a uno a que el tonto pobre tendrá más éxito en llegar a ser una persona valiosa para la comunidad que el rico inteligente. 

¿Y por qué? Fácil: porque le adjudicaría más mérito al tonto pobre que al inteligente rico. 

De modo que la cosa no es como dice el presidente. Es justo al revés. Es justamente el mérito lo que nos hace evolucionar o crecer. Y es porque esencialmente y desde el punto de vista ético el mérito reconoce el esfuerzo concreto comprobable y no al éxito eventual impredecible. En otras palabras: el mérito no está en el éxito sino en el esfuerzo invertido. El éxito a veces – (solo a veces y no siempre) – puede ser una cuestión de suerte; el esfuerzo es una cuestión de voluntad y disciplina; lo que lo hace comprobable, verificable.  

El otorgarle mérito al éxito proviene del exitismo anglosajón – típicamente el norteamericano – que, a su vez, viene de la teoría de la predestinación formulada por la herejía protestante de Calvino que, en lo personal, considero que es lo más horrible y monstruoso que ha producido el protestantismo. [2] Según dicha teoría, antes de que nacieras Dios ya dispuso si irás al cielo o al infierno; si serás uno de los Elegidos o uno de los Condenados. No importa lo que hagas en la vida; no importan tus obras ni tu comportamiento. Hagas lo que hagas, si Dios dispuso que seas un Elegido, lo serás aunque vivas cometiendo los siete pecados capitales todos los días. Y si dios te creó Condenado, irás al infierno aunque seas la Madre Teresa de Calcuta. 

Por supuesto que en semejante situación al calvinista lo tortura durante toda su vida una horrible pregunta: ¿Seré un Elegido o un Condenado? Con lo que una de las preocupaciones más obsesivas del calvinista es espiar su propia existencia buscando señales que le den una pista sobre la respuesta. Y en esto el calvinista puritano cree que existe una señal bastante segura; es la del éxito. El razonamiento es: "Si tengo éxito, casi seguro que soy un Elegido porque Dios, al ser infinitamente justo, es difícil que le permita el éxito a un Condenado". De allí la idolatría del éxito por parte de los protestantes calvinistas. Además ¿por qué los calvinistas no se dedican frenéticamente a todos los vicios si, total, todo está predestinado? Pues porque el vicio y el crimen pueden ser una marca de los Condenados y el serlo es un estigma social. Por lo que, no puedo evitar ser un Condenado si Dios así lo dispuso, pero puedo hacer que no se note portándome bien y destacándome en todo lo que pueda y, mientras los demás no se den cuenta, por más que me espere el infierno después de la muerte, aquí en vida la voy a pasar lo mejor posible con el reconocimiento pleno de mis semejantes. ¿Hará falta mencionar que es de aquí de donde proviene la típica hipocresía puritana? 

Más allá de que el mérito no está en el éxito, lo que más se reconoce valorando al mérito es la diferencia lograda entre el punto de partida y el punto de llegada. El tonto pobre que consigue recibirse de técnico mecánico ha recorrido, gracias a su esfuerzo, una distancia mucho mayor que la recorrida por el inteligente rico para recibirse de abogado. Por eso es que ese pobre tiene más mérito que el rico. Aparte de que, encima, todavía puede suceder que el pobre llegue a ser un buen técnico mecánico mientras que el rico quizás apenas si conseguirá ser un abogado mediocre. En la Argentina conocimos varios de ésos y, no es por nada, pero seguimos teniendo unos cuantos y unas cuantas. 

Hasta tuvimos un ingeniero mediocre – aunque, está bien, reconozcamos que tampoco fue lo que se dice un tipo inteligente.

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NOTAS
1)- https://www.lavoz.com.ar/videos/alberto-fernandez-lo-que-nos-hace-evolucionar-o-crecer-no-es-merito-como-nos-han-hecho-creer-
2)- Las doctrinas de Calvino están presentes en todas las iglesias protestantes "Reformadas" tales como, p.ej. los bautistas, las anabaptistas, los bautistas reformados, los presbiterianos, los anglicanos, los puritanos, etc etc.  Un estudio de 1999 encontró 746 denominaciones reformadas en todo el mundo.