sábado, 12 de diciembre de 2020

EL ZORRO, LAS GALLINAS Y LOS ECONOMISTAS


Esperar de una empresa que renuncie 
a ganar dinero revela no entender 
qué es una empresa; y esperar del Estado 
que sea completamente prescindente en 
materia económica revela 
no entender qué es un Estado.


Fanatismo + terquedad

Leyendo los diarios y escuchando los medios masivos audiovisuales uno termina curado de espanto. Hace ya muchos años que dejé de reaccionar ante la tonelada de pavadas, incoherencias, falsedades y simples estupideces a las que uno se expone ni bien quiere enterarse – aunque más no sea de modo superficial – de qué fue lo que sucedió durante las últimas 24 horas. Antes me daba por rebelarme ante la estulticia mediática pero hoy ya opto por simplemente ignorarla en la mayoría de los casos.

No obstante, a veces encuentro artículos de opinión que leo en detalle. En general, se dividen en tres clases. En la primera, por lejos la menos numerosa, entran aquellos artículos que producen ese cierto alivio que uno siente cuando percibe que no es el único loco solitario predicando en el desierto; que existen otros que, aun con muchos matices diferentes, en lo básico transmiten las mismas ideas y conclusiones que uno también trata de comunicar. 

En la segunda categoría, un poco más numerosa, entran aquellos artículos que hablan de cosas, o de aspectos, que uno desconocía y dan oportunidad de aprender algo, o bien al menos incitan a seguir investigando sobre el tema y al final uno termina enterándose de cosas que no sabía o no había considerado... o creía que sabía y estaba completamente equivocado.

En la tercera categoría, que es – por lejos – la más numerosa, clasifican todos aquellos artículos y todas esas notas llenas de lugares comunes, con reiteraciones políticamente correctas y adjetivaciones obligadas, que jamás nos dicen algo realmente nuevo, que esencialmente repiten siempre los mismos argumentos a propósito de cualquier evento que ocurra. Y cuando ello no es posible, pues proceden a acomodar los hechos a fuerza de "relato" para que den lugar a la "bajada de línea" que en realidad es el verdadero objetivo no declarado del relato. O bien mezclan realidades con fantasías y mentiras más o menos obvias para lograr exactamente lo mismo.

Es a esta tercera categoría a la que, en circunstancias normales, paso olímpicamente por alto. Antes me exasperaban un poco; ahora ya ni eso. La mediocridad, la chabacanería, la mentira evidente, la exageración tendenciosa y la chatura mental que caracteriza a estos mensajes es tan obvia que a esta altura del partido ya sigo de largo, más aburrido que irritado.

Sin embargo, esta tercera categoría admite una extraña subcategoría: la de aquellas personas que – por su vocabulario, su sintaxis y su argumentación – dan la impresión de ser personas inteligentes y bastante bien informadas hasta que, llegando a determinado punto en cuestión, toman una curva demasiado rápido, pierden estabilidad, se van a la cuneta y terminan volcando sin remedio. 

Aunque eso no sería lo más grave. Lo más terrible es que después de quedar hecho un estropicio con las ruedas del auto mirando al cielo, salen del vehículo en cuatro patas, se paran con actitud desafiante, y te dicen:

— ¿Viste? Bueno, ¡pues así se hace!

En una palabra, no solo son fanáticos sino que, encima, son tercos. Meten las de andar hasta la coronilla y después todavía quieren tener razón.

La guillotina y "Fratelli Tutti" 

Tengo ante mí un artículo aparecido en Infobae del 9/12/2020, [1] escrito por el señor Eduardo Marty, de oficio economista, contador y portador de otros blasones. En principio y en teoría, el artículo está dirigido contra el actual Papa, su encíclica "Fratelli Tutti" y el relato que don Marty le adjudica generosamente a la Iglesia Católica a lo largo de los siglos. La idea de nuestro autor, adelantada en el título, es tratar de explicarnos "... cómo predicando fraternidad se obtiene odio y pobreza". 

No voy a salir a comentar ni la encíclica, ni las ideas, ni el desempeño ni la gestión de Jorge Bergoglio al frente de la Iglesia Católica. Tampoco voy a cometer la hipocresía de dejar de decir que mi evaluación de su actuación y de sus decisiones es bastante negativa. Pero, en primer lugar el Papa Francisco es bastante grandecito como para defenderse solo — realmente no me necesita a mí para eso — y en segundo lugar el tema aquí no son sus opiniones sino las del Señor Marty.

Curiosamente, en el caso de este buen hombre tenemos a un liberal muy explícito que empieza su nota renegando nada menos que de la Revolución Francesa. En sus propias palabras:

»El resultado de la Revolución Francesa no fue ni liberté, égalité, fraternité. En lugar de “igualdad”, obtuvieron un Emperador, Napoleón Bonaparte, que gobernó Europa a sangre y fuego durante 20 años. En lugar de “fraternidad”, transformaron a Francia en el Reino del Terror. En lugar de “libertad”, obtuvieron sumisión, despotismo, guerra y confiscaciones.«
Es extrañísimo. Estoy de acuerdo con la evaluación. No se la discuto. Pero convengamos en que un liberal renegando de la Toma de la Bastilla es como un comunista renegando de la Toma del Palacio de Invierno, un fascista renegando de la Marcha Sobre Roma, o un nacionalsocialista renegando de la marcha de antorchas del 30 de Enero de 1933. Pero bueno, tomémoslo por lo que vale y sigamos. Porque lo realmente liberal viene más adelante.

¿Qué le parece un ingreso de 7.000 dólares anuales? 

Dejando la Revolución Francesa de lado, Marty se agarra con Bergoglio de la siguiente manera:

Siempre que Bergoglio se refiere a las ganancias de los empresarios lo hace con términos como “apropiación” o “amasar riqueza”.
En toda su Encíclica, no dedica un solo párrafo al proceso de creación de riqueza. ¿Cómo se crea la riqueza? Pues... Dios la provee.
El increíble crecimiento del PBI mundial per cápita (que pasó de 300 dólares a 7.000 en los últimos 250 años) es completamente ignorado. La Revolución Industrial sólo es mencionada para ilustrar abusos.
La idea papal consiste en que la riqueza está fija y se asemeja a un árbol de manzanas. Si alguien toma demasiadas queda poco para los demás.
El hecho de que el capitalismo genera huertos proveedores de miles de manzanas, no es comentado.
[2] 
Lo que a mí me resulta casi increíble es como un sujeto razonablemente inteligente puede caer en semejantes tonterías. Y no lo digo solamente por Marty. Sus correligionarios liberales repiten exactamente los mismos sinsentidos; quizás con algunas variantes, pero nada más que eso. Vayamos por partes.

Primero y principal: Dios no provee la riqueza todos los días. La ha creado el día de la Creación y desde entonces no anda por ahí con una canasta colgada del brazo por las casas de las personas, repartiendo panes, peces, vinos y subsidios del Plan Nacional de Seguridad Alimentaria, Asignaciones Universales por Hijo y otros planes sociales. Dios no es el dueño de un supermercado y la Divina Providencia no es un delivery

Que el PBI per cápita mundial haya crecido de 300 dólares a 7.000 en los últimos 250 años es un lindo cálculo. Lo único que faltaría saber es cómo se hizo y si es cierto en absoluto. Para empezar, ¿cómo calcularon Marty & Asociados el PBI per cápita de 1770? Misterio. Aparte de que, al menos según la omnisciente Wikipedia, hacia 1750 la población mundial ascendía a solamente 791 millones de personas mientras que hoy estamos en más de 7.800 millones, [3] con esas diferencias las medias promedio aritméticas suelen quedar tremendamente sesgadas.

Y para seguir: 7.000 dólares al año en la Argentina vendrían a ser hoy (09/12/2020) cualquier cosa entre $1.007.720 [4] y $1.001.000 [5] pesos anuales. O sea, entre $83.977 y $83.417 pesos por mes. [6]. Sería para hacer una encuesta: ¿qué porcentaje de personas creen ustedes que tiene hoy un ingreso mensual dentro de ese rango en la Argentina? Con casi la mitad de la población bajo la línea de pobreza, lo de los 7.000 dólares anuales per cápita para nosotros no es más que literatura de ciencia ficción.

El cuento de la manzana. De nuevo.

Y vamos por lo de las manzanas. 

 A veces siento un poco de pena por esa fruta. Desde los tiempos del Génesis y el Paraíso Terrenal la manzana tiene una mala fama inmerecida. ¿Qué culpa tiene la pobre manzanita de que Eva la haya utilizado para hacerle pisar el palito a Adán? [7] ¡Y ahora la usan hasta para explicar la injusta distribución de la riqueza! Pero no importa, vayamos al grano; es decir: a la manzana.

Nadie en su sano juicio negará que el capitalismo es un muy buen productor de manzanas. Más aun: hasta se puede afirmar que, con el correr de los años, el capitalismo se ha ido convirtiendo en un productor cada vez mejor y más eficiente de "manzanas" – sea lo que fuere que queramos significar por el eufemismo. Pero el que sea un buen productor no necesariamente implica que también sea un buen proveedor. Porque el problema del capitalismo no está tanto en como "fabrica" las manzanas sino en cómo las distribuye.

La cuestión es que los empresarios producen manzanas y los consumidores compran las manzanas. La explicación teórica que nos ofrecen los economistas liberales es que si hay pocas manzanas y muchos consumidores, las manzanas se vuelven muy caras. Al revés, si hay una gran producción de manzanas para la misma cantidad de consumidores, las manzanas se vuelven baratas. Se llama la "ley" de la oferta y la demanda. Mucha demanda / poca oferta = productos caros. La misma demanda / mucha oferta = productos baratos. Por lo tanto – y éste es uno de los argumentos favoritos del capitalismo – los empresarios son en realidad los grandes benefactores de la humanidad porque es gracias a su producción que tenemos abundancia de productos a precios "razonables" de mercado.

Todo muy lindo y razonable, pero hay un pequeño problemita: ¿de dónde sacan los consumidores el dinero para comprar esas manzanas? Porque el empresario capitalista no es un mecenas dedicado a la beneficencia. No produce para hacernos a todos un favor. Por de pronto, produce para ganar dinero y, consecuentemente, solo produce lo que puede vender, y habría que agregar: lo que puede vender con un buen margen de ganancia.  ¿Y si los consumidores no tienen plata para comprar lo que la empresa produce? Pues se quedan sin ese producto y fin de la discusión. Si Usted no tiene plata para comprar una manzana, no pretenda comer manzanas, déjese de jorobar y se acabó. 

Por su parte, el empresario capitalista tiene solo dos alternativas: o bien A)- busca un mercado cuyo poder adquisitivo pueda absorber su producción y la exporta hacia allí, o bien B)- cierra la fábrica y se dedica a producir otra cosa. De última, para el dueño del capital – que hoy en día es principalmente financiero –  es como me decía mi buen maestro, el Prof. De Mahieu: "Al poseedor de acciones de la empresa capitalista no le interesa si la empresa es una fábrica de vacas o una mina de queso; lo único que le interesa es que pague buenos dividendos.

Empresa y rentabilidad

Curiosamente, el error que cometen muchos críticos del capitalismo es creer que eso está mal. Y para defenderse de las críticas, el error que cometen muchos liberales es creer que eso está bien. Por desgracia, la cuestión es mucho más complicada.

No hay, no hubo en 10.000 años de Historia, ni habrá jamás una empresa fundada para perder plata. Desde los fenicios hasta nuestros días, las empresas se constituyen precisamente para ganar plata y, si eso se considera inaceptable, la única alternativa es el sistema soviético cuyo colapso ha demostrado palmariamente su inviabilidad. De modo que la ganancia – o la famosa "plusvalía" de la que hablaba Marx – es, nos guste o no, el motor de cualquier emprendimiento económico; desde una simple verdulería hasta una enorme corporación petrolera.

El problema no es la ganancia en sí misma; el problema con la ganancia es una doble cuestión: por un lado está la cuestión de su magnitud y por el otro la de su reciclamiento o, como se dice ahora con una expresión por demás engañosa, en su "redistribución". De cualquier manera que sea ni es, como piensa Bergoglio, que el problema está en que, si del árbol alguien toma muchas manzanas, queda poco para los demás, ni tampoco es como insinúa Marty que no hay problema porque el capitalismo genera huertos de miles de manzanas. ¿Y por qué ambos se equivocan? Pues porque ambos se olvidan de considerar debidamente que "las manzanas", en primer lugar, no caen del cielo y, en segundo lugar, tampoco se distribuyen gratis.

Es el trabajo, estúpido.

Las cosas que consumimos, sean productos manufacturados, alimentos o servicios, son producto del trabajo humano. Y el dinero con el que los consumidores compran todas esas cosas es también – a menos que sea dinero mal habido – producto del trabajo humano. El trabajo es el común denominador de toda la economía, incluso si es un trabajo realizado por autómatas que desplazan miles de puestos de trabajo humano.

Las "manzanas" que comemos no son frutas silvestres que crecen espontáneamente por la gracia de Dios y el capricho de Madre Natura. Existen porque alguien plantó un manzano, lo injertó, lo cuidó, cosechó las manzanas y las hizo llegar al Mercado de Abasto donde las compró el verdulero para vendérselas a doña Clotilde. Pero todas las doñas Clotilde van a comprar manzanas si tienen con qué pagarlas. ¿Y si no? Pues se derrumba toda la cadena de producción y las manzanas terminan pudriéndose al pie del árbol o tiradas en algún zanjón. 

Y no me digan que eso no puede ser porque ha ocurrido. Literalmente. Sin ir más lejos, en Julio de 2015 se pudrieron en la Argentina entre 250 millones a 300 millones de kilos de fruta por "cuestiones de rentabilidad", [8] y no fue la primera vez que ocurrió algo así.  

Un caso de 200.000 kilos de fruta tirados en Julio 2015 [9]

El verdulero de doña Clotilde se quedó sin fruta pero no fue porque alguien sacó del árbol más de lo que le correspondía, ni tampoco porque los chacareros ese año hicieron escasear la fruta para que subiera de precio. Todo venía de perillas tal como lo predica el amigo Marty hasta que se descubrió que lo que doña Clotilde podía llegar a pagar no alcanzaba ni a cubrir los costos de producción. Y como dicen los chicos, ahí se pudrió todo. Sin metáforas.

Pero ¿por qué doña Clotilde, doña Rosa y todas las demás amas de casa se quedaron sin plata?  Por supuesto que para eso intervinieron muchos factores: la inflación que, como decía Perón, sube por el ascensor mientras los sueldos van por la escalera, precios internacionales en baja, una tasa de desempleo real de entre 11 a 16% [10] y toda una larga serie de otros factores y variables más. No puedo entrar en el detalle de todo eso aquí porque llevaría todo un tratado, y además el asunto es más para todo un equipo que para una sola persona. Pero creo que es bastante obvio que la solución – o como mínimo una de las mejores soluciones posibles – pasa por ese denominador común que mencionaba antes y que es el trabajo

Trabajo y desocupación.

Ya que hablamos de denominadores comunes; todo el conjunto del 44,2 % de pobres que tenemos hoy en la Argentina alcanza a 18 millones de personas. [11] ¿Cual creen ustedes que es la principal causa del crecimiento de esa pobreza? Menciono un dato: si comparamos el segundo trimestre de 2020 con el mismo período de 2019 veremos que se perdieron 3,4 millones de puestos de trabajo. A los que hay que agregar los millones que ya existían. [12] 

Más allá de que hay unos cuantos que directamente parasitan de los llamados "planes sociales", el grueso de los pobres es pobre porque no tiene trabajo, y, al no tener un trabajo estable, bien pagado y productivo, no solo no genera el equivalente de lo que consume sino que ni siquiera puede generar el dinero para pagar lo que, mal que bien, llega a consumir en condiciones paupérrimas. 

No es que son todos una manga de vagos, como murmuran los burgueses también venidos a menos. Los planes sociales, al durar ya tanto tiempo, han convertido una medida de emergencia en algo permanente, lo cual también tiene sus grandes motivos y ventajas electorales para los politicastros y los agitadores políticos profesionales; sobre todo para los montados arriba del caballito de la lucha de clases. Así, una buena parte de toda una generación se ha acostumbrado a vivir parasitando del subsidio estatal. 

Pero lo peor de todo es que, aun cuando eso sea cierto, tampoco se le puede decir hoy a nadie que se deje de protestar y que vaya a trabajar. Porque ni bien a alguien se le ocurra decir algo semejante, del otro lado le devolverán la pelota preguntando "¿Adónde?" o "¿De qué?". Y la tendrá que dejar pasar porque para eso ningún liberal tiene hoy una respuesta verdaderamente satisfactoria. Menos todavía en la Argentina.  

El cerebro y la propiedad privada

Los grandes cráneos del capitalismo liberal no se dedican a resolver el problema de la falta de trabajo. Siguen insistiendo en la teoría que sostiene que si el Estado no se mete en los asuntos económicos, si los operadores de la economía pueden desenvolverse libremente y sin límites de ningún tipo, los problemas sociales – entre ellos el trabajo – se resolverán solos por la fuerza de las mágicas "leyes" que supuestamente regulan los mercados.

Por eso, un poco más adelante, don Marty vuelve a la carga:

El Papa ignora el sentido de la productividad, la armonía proveniente del comercio, los contratos, la propiedad privada y el capitalismo. Subordina la mente humana al bien común sin entender que sin libertad y propiedad privada la mente humana no funciona.[13]

Que el comercio, los contratos, la propiedad privada y el capitalismo produzcan una armonía es simplemente una utopía tan indemostrada como aquella que decía que el comunismo es una etapa inevitable de la humanidad.  Además, que la mente humana no funcione sin libertad es bastante discutible pero concedámoslo. Alguien encerrado en una mazmorra fría, oscura y húmeda realmente no tendrá muchas ganas de dedicarse a problemas de física nuclear o de filosofía moral. Aunque podría citar que la mente de personas como Alexander Solyenitzin no dejó de funcionar ni aun en el Gulag de Kolimá. Pero, en fin; aceptémoslo. Solyenitzin fue excepcional.

Ahora, que la mente humana sin propiedad privada no funciona es algo que entra en la categoría de los descubrimientos fantásticos. O de las novelas de ciencia ficción, que en este caso sería masomenos lo mismo. Durante una buena cantidad de mis años jóvenes, toda mi "propiedad privada" cabía bastante bien en una valija grande. ¿Habrá sido que esa cantidad de propiedad privada ya alcanzaba para hacer funcionar mi cerebro? ¿O será que en realidad no tengo cerebro? No dudo que don Marty estaría de acuerdo con la segunda alternativa, pero en mi muy humilde e interesada opinión creo que ese sería otro de sus disparates.

Voltaire redivivo

Por último, como no podía ser de otro modo, don Marty, no conforme con criticar a Bergoglio, se lanza contra toda la Iglesia Católica en el más puro estilo del ateísmo liberal:

"La religión y la Iglesia católica han constituido un obstáculo al progreso y a la autodeterminación de las personas. Progresamos no gracias a la religión sino a pesar de ella. Durante los 1000 años en los que gobernó la Iglesia (500 a 1500) disfrutando junto a los monarcas de poder temporal, el mundo se estancó bajo la jurisprudencia de la Inquisición." 

¡Pobre Marty! ¿Por qué se meterá a hablar de religión y de instituciones religiosas si la Historia Sagrada no es materia de la facultad de ciencias económicas? 

La Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición, fue fundada en 1542 por Pablo III; o sea cuarenta y dos años después del 1500. Actualmente, desde 1965, esa institución se llama Congregación para la Doctrina de la Fe por decisión de Pablo VI. Es cierto que la Iglesia combatió puntualmente diversas herejías y las instituciones dedicadas a ello reciben genéricamente el nombre de "Inquisición". Así se habla de la Inquisición Medieval (1184) fundada para combatir a los albigenses; de la Inquisición Española (1478/1821) y de la Inquisición Portuguesa (1536/1821). 

Ninguna de ellas es anterior al 1.100 de modo que lo de "500 a 1500" ya de entrada es una falsedad manifiesta. De todas las que existieron, haciendo excepción de la medieval centrada en los cátaros/albigenses, de las tres restantes dos son posteriores al 1500 y una es solo 22 años anterior. De modo y manera que acusar a la Iglesia Católica de haber "estancado al mundo" durante los 1.000 años que van del 500 al 1500 DC y eso "bajo la jurisprudencia de la Inquisición", proviene de la fantasía contrafáctica volteriana del señor Marty, producto de su supina ignorancia histórica. 

La repetición de las repeticiones.

Pero, en fin. Los argumentos del demoliberalismo capitalista han sido siempre los mismos. Sus partidarios no encuentran nada mejor que repetirlos constantemente y, cuando alguien señala las gruesas falencias de su sistema, recurren sistemáticamente a dos argumentos reiterativos: o bien declaran que los errores liberales de un gobierno liberal no provenían de un "verdadero" liberalismo; o bien comparan países de economía capitalista con países de economía marxista y te preguntan después en cuál de los dos te gustaría vivir. Luego simplemente repiten esos mismos argumentos con diferentes variantes ad infinitum

Es la reiteración sistemática de los que no aceptan su propio fracaso. Según ellos, los problemas del capitalismo se solucionarían teóricamente con más capitalismo. Es exactamente igual al argumento de los demócratas que nos quieren hacer creer que los problemas de la democracia se solucionarían con más democracia. 

Aparte del hecho que insistir siempre con lo mismo es el síntoma más inequívoco de la locura, eso vendría a ser igual a decir que los problemas de la tuberculosis se curan con más bacilos de Koch, o que el COVID-19 se cura con más virus SARS-CoV-2.

Y todo para justificar un sistema económico y social que, según la famosa definición de Jules Guesde – repetida desde hace ya más de 100 años – es un sistema montado sobre la idea que todo estará bien si dejamos al zorro libre dentro del gallinero libre para que se coma libremente a las gallinas libres. 

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REFERENCIAS

1)- https://www.infobae.com/opinion/2020/12/09/fratelli-tutti-de-como-predicando-fraternidad-se-obtiene-odio-y-pobreza/
2)- Los resaltados son del original.
3)- https://es.wikipedia.org/wiki/Poblaci%C3%B3n_mundial#Poblaci%C3%B3n_humana_total_a_lo_largo_de_toda_la_historia
4)- Dolar Solidario $143,96
5)- Dólar "Blue": $143,00
6)- "Grosso modo" dividiendo el ingreso anual por 12. En realidad debería ser dividido 13 calculando el aguinaldo para las personas en blanco y en relación de dependencia, pero en ese caso también habría que descontar aportes y otros impuestos.
7)- Y ni hablemos de que el Génesis habla del "árbol del Bien y del Mal" y de la "fruta prohibida" pero en ninguna parte menciona a la manzana.   
8)- https://www.agromagazine.tv/manzanas-y-peras-se-pudren-por-falta-de-rentabilidad/ https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/07/150720_argentina_fruta_podrida_vs
9)- http://portallarroque.com.ar/crisis-del-citrus-las-lagrimas-de-un-productor-que-debio-tirar-200-mil-kilos-de-fruta/
10)- https://www.infobae.com/2015/10/13/1761981-la-argentina-se-mantiene-los-paises-mayor-tasa-desempleo/
Oficialmente el INDEC "confesaba" un 7,1%
11)- Datos del Observatorio de Deuda Social de la UCA, 3er. Trimestre 2020, en http://www.primeraplana.com.ar/la-pobreza-en-argentina-subio-a-44-2-y-alcanza-a-18-millones-de-personas/
12)- https://www.clarin.com/economia/pobreza-economia-destruida-perdio-3-4-millones-puestos-trabajo_0_xXMo1mF_D.html
13)- El resaltado es del original.




sábado, 5 de diciembre de 2020

LOS BUENOS MALOS Y LOS MALOS BUENOS

La línea de la batalla entre el bien y el mal 
pasa por el corazón de todo hombre.
Alexander Solyenitzin

La vida no es ni buena ni mala
sino solo un lugar para el Bien y el Mal.
Marco Aurelio


Una de las críticas que se le hace a la cultura actual es que el exceso de intelectualidad que todo lo explica y el permisivismo que todo lo admite han borrado la frontera entre el Bien y el Mal. 

En cierta medida la afirmación parecería sostenerse. El mensaje constante es: hagan lo que quieran, lo que sientan, lo que deseen; sean "auténticos", no obedezcan a simples "mandatos culturales"; todo el mundo tiene derecho a la libertad, a ser feliz a su manera, a que no le dicten cómo debe comportarse, a que no le pongan límites a su creatividad...

Los nuevos buenos

A mucha gente el mensaje le suena bien y, seamos objetivos, algo de eso hay; a nadie le gustan las imposiciones y los "porque sí" de la arbitrariedad. Pero el mensaje viene con trampa. Apenas uno rasca un poco la superficie de las palabras, aparece la hipocresía y la realidad objetiva desmiente el mensaje. Porque no es cierto que "todo está bien"; no es cierto que todo el mundo puede emitir su opinión libremente; no es cierto que cualquiera puede ser feliz a su manera y vivir de acuerdo con sus convicciones sin que nadie tenga derecho a molestarlo por ellas.

Debajo de la falsía de esa supuesta libertad permisiva hay toda una selva de imposiciones, prohibiciones y encasillamientos. Hay, en realidad, todo un largo código moral que establece rígidamente qué está bien y qué está mal. Lo que sucede es que este estricto – muy estricto – código moral no se promociona de una forma tan explícita. Además, es muy nuevo y mucha gente todavía no ha terminado de percatarse de su existencia. Mucha gente todavía casi ni ha tomado conciencia de que existe en absoluto. Y además, para unos cuantos resulta increíble y hasta casi inimaginable porque en su mayor parte es exactamente la inversa del código moral tradicional; por lo que son también muchos los que lo consideran una moda pasajera que no es más que un transitorio capricho de adolescentes, o la insólita pretensión de una minoría de personajes estrambóticos.

Los nuevos malos
Lean cualquier diario, abran cualquier libro que trate algún tema de actualidad, mantengan la mente bien abierta y presten mucha atención a los datos, en especial a la adjetivación y muy especialmente a la valoración de esos datos. En muy poco tiempo podrán comprobar que la dicotomía del Bien y del Mal no ha desaparecido en absoluto. El mundo entero sigue lleno de "grietas" que separan a los "buenos" de los "malos". Hay gobernantes populistas y hay dictadores; hay demócratas de un lado frente a fascistas del otro; los representantes del odio se enfrentan a los tolerantes; los progresistas son los dueños indiscutibles del futuro y los tradicionalistas son las rémoras petrificadas del  pasado... 

Buenos de un lado y Malos del otro. Parecería que no hay nada nuevo bajo el sol. Y sin embargo lo hay: los Buenos se antaño se volvieron Malos y los Malos de antaño se volvieron Buenos. Es la transvaloración de los valores mencionada por Nietzsche pero realizada en un sentido muy distinto al que él tenía en mente. 

Es que no solo hay actitudes y convicciones dogmáticamente adscriptas al Bien y al Mal; también hay figuras históricas y arquetipos humanos que han corrido la misma suerte. Por ejemplo, el hombre blanco, europeo y cristiano, se ha convertido en la encarnación del paradigma del Mal Absoluto. Según las acusaciones de los nuevos Buenos, es el que ha quemado cientos de miles de herejes en las hogueras de la Inquisición; el que ha masacrado millones (sic) de indígenas –  ahora llamados "pueblos originarios" – en América; es el que ha inventado el capitalismo esclavizador y expoliador; el que ha sumido en la más extrema pobreza a millones de personas; es el que ha confinado a las pobres mujeres en la cárcel de sus hogares convirtiéndolas en "fábricas de bebés"; es el responsable de todas las guerras que hubo en Occidente, incluso las que se libraron contra el musulmán invasor; es el inventor de la carrera armamentista; es el representante del imperialismo y el principal suministrador de ese opio para los pueblos que es la religión. El varón blanco, cristiano y europeo sería, en una palabra, el deleznable monstruo que durante siglos enteros no ha hecho más que tratar de saquear y dominar a todo el resto de la población del planeta.     

Por supuesto que este relato choca contra un pequeño inconveniente: para demostrar la verosimilitud de esta argumentación hay que reescribir toda la Historia Universal conocida. Porque con los datos reales y verificables del pasado es completamente imposible construir una imagen como ésa. En cierta medida la re-escritura de la Historia se puede hacer – y se ha hecho – con varios hechos puntuales ocurridos entre 1450 y 1750, y con gran parte de la Historia comprendida entre 1750 y 1900. Después, prácticamente toda la Historia Oficial posterior al inicio del Siglo XX está escrita de acuerdo con los intereses de los vencedores de las guerras que ocurrieron. 

¿El Auschwitz nazi?  No.  Es un campo de concentración
norteamericano en EE.UU. durante la II Guerra Mundial
para ciudadanos norteamericanos de ascendencia japonesa

Pero esconder datos, falsificar documentos, reinterpretar hechos, exagerar tendencias y citar testigos falsos, es trabajoso y siempre aparece un incómodo contestatario más preocupado por la verdad que por el relato. Por eso es que, en lugar de una Historia basada en hechos, hoy tenemos un mero relato histórico basado en interpretaciones y anécdotas de dudosa veracidad. Envolviendo los hechos en una nebulosa narrativa se hace después muy fácil construir una leyenda mediante la cual se pueden silenciar en forma conveniente todos los méritos de la cultura occidental, magnificando hasta la exageración los errores y los aspectos desfavorables – que por supuesto los hay – para terminar identificando como el origen de todos los males morales a Occidente y al hombre de Occidente. 

La de-construcción, mitificación y demonización de la cultura occidental europea es algo imprescindible porque solo destruyendo la cosmovisión y los valores del hombre blanco de Occidente es posible tratar de establecer un Nuevo Orden Mundial, con nuevas reglas morales basadas en principios y valores completamente diferentes. 

No se trata tan solo de una reactualización de la bipolaridad básica que subyace en todos los sistemas éticos porque, al fin y al cabo, toda moral establece una clara diferencia entre el Bien y el Mal. Una moral que no establece qué es lo que está bien y qué es lo que está mal, no es una moral. Y una ética que no explica por qué está bien lo que la moral manda y por qué está mal lo que la moral prohíbe, no es una ética. No obstante, hay una enorme diferencia entre todas las morales posibles dependiendo de los valores supremos que las inspiran y dependiendo también de la rigidez del encasillamiento. No es lo mismo una moral nacida del individualismo hedonista que una moral asentada sobre la responsabilidad familiar y social; como que tampoco es lo mismo una moral que acepta la posibilidad de la redención del Mal bajo ciertas condiciones y otra que adjudica el Mal de un modo terminante e irreversible.

San Miguel Arcángel venciendo al demonio
Es muy cierto que el cristianismo ha tenido siempre una clara visión del Bien y del Mal. Por eso es que divide a su mundo moral en santos e impíos, en  justos y pecadores. También es cierto que convoca a combatir al Mal personificado en lo demoníaco; es decir: en lo constante y sistemáticamente contrario al mandato divino. Sin embargo no menos cierto es que el cristianismo católico también establece que el pecador, el impío, no está condenado sin remedio. Siempre tiene la posibilidad abierta de arrepentirse sinceramente de su adhesión al Mal y volver a la cofradía de los justos y quizás incluso a la de los santos, como en el muy ilustrativo caso de nada menos que San Agustín. 

Completamente distinto es el caso de otras concepciones morales fuertemente imbuidas de un maniqueísmo dogmático, fenómeno éste que se ha dado incluso en el mundo cristiano con las herejías protestantes, en especial con la teoría de la predestinación calvinista según la cual el ser humano ya desde su propio nacimiento y por decisión divina se halla incluido, o bien en la categoría de los Elegidos o bien en la de los Condenados, y nada de lo que haga en toda su vida puede cambiar esa decisión de Dios.  

Sucede, pues, que  la moral impulsada por los arquitectos y promotores del Nuevo Orden Mundial es una moral bipolar copiada del cristianismo pero con los signos invertidos. Según la filosofía que impulsa esta tendencia, la humanidad se divide en buenos y malos siendo que el malo por antonomasia es el varón blanco europeo y cristiano, muy especialmente si para colmo es un católico que valora su tradición. Todos los demás son buenos, y si algunas veces hacen maldades será porque el hombre blanco europeo los ha oprimido, explotado y expoliado durante siglos. 

Y después, claro está, vienen las simplificaciones y las dogmatizaciones de las culpas colectivas y los merecimientos también colectivos. Si Usted – estimado lector – es blanco y europeo o tan solo descendiente de europeos, lamento tener que decirle que ya es malo por definición. Si es católico o simplemente cristiano; pues, peor para Usted. Aunque en realidad tampoco importa mucho si es ateo, agnóstico, odinista o teósofo. Usted es malo y punto. Más le valdría ser negro. Los negros son buenos, también por definición, aunque sean cristianos y canten spirituals. No importan las tasas de criminalidad, los saqueos, los incendios, los destrozos, el racismo negro, y la violencia negra de los Black Panthers. La culpa de todo eso la tiene Usted.

Black Panthers armados
Tampoco importa que en todo su árbol genealógico de los últimos mil años no encuentre Usted un solo caso de un pariente suyo que haya tenido un esclavo negro.  No importa que Usted no sea un puritano blanco norteamericano descendiente de alguna familia que hace un buen par de generaciones atrás tuvo esclavos negros. Todo eso no importa. Usted es culpable igual.

También sería mejor si fuese indio. Un indio pobre de la India o cualquier indio de América. Si Usted es uno de los millones de la casta pauperizada de la India alégrese: la culpa no es suya ni del sistema social que impera en la India desde el segundo milenio antes de Cristo. La culpa es de los ingleses. Incluso de aquellos que jamás pusieron un pié en la India y que murieron con los pulmones llenos de carbón trabajando en las minas de Gales.  

Y si a Usted una banda de mapuches chilenos, organizados y asesorados desde Inglaterra por abogados ingleses (o no tan ingleses), le ha invadido su chacra y le ha impedido acceder a ella, pues embrómese; es la justicia ancestral de los pueblos originarios que ahora ejercen su venganza por el genocidio perpetrado por los malos españoles que masacraron una cantidad de indios varias veces superior a la cantidad que existía en absoluto en América. Y no pregunte cómo se las arreglaron los malos católicos blancos europeos españoles para matar más indios de los que había. Eso es irrelevante. Lo importante es que los indios eran los buenos y los conquistadores fueron los malos. 

Pero así como la Iglesia Católica le abre las puertas de la salvación mediante el arrepentimiento sincero, la teología del Nuevo Orden, interpretando eso como un recurso conveniente, le promete que mantendrá abierta una posible salida de emergencia a su estado de maldad. Para salvarse Usted debe hacer una sola cosa: amar. En principio y en teoría a todo lo bueno. En la práctica muy especialmente a todo lo que hasta ahora ha rechazado por considerarlo horrible, degenerado, decadente, enfermizo o abominable. Porque eso hoy es lo bueno. Lo neo-bueno; lo progresista. Lo realmente bueno según la nueva moral y la nueva ética. 

Tiene que aprender a amar exactamente lo contrario de lo que ha amado hasta ahora. Tiene que amar el aborto, el lesbianismo, la homosexualidad masculina, el pobrismo lacrimógeno y a todas, absolutamente a todas, las minorías que están marginadas por definición de minoría. Incluso a los criminales porque ellos son buenos, la mala es la sociedad que no les brindó oportunidades; o se las brindó pero no gratis. Y viceversa, tiene que aprender a odiar todo lo que quizás alguna vez amó: la valentía, la lealtad, la virilidad, la disciplina, el honor, el heroísmo, la fe, lo sagrado, la vida sana, la familia, la belleza natural, el orden natural, la prolijidad, la nobleza, la sabiduría, las jerarquías basadas en el mérito o el conocimiento.... Todo eso ya no sirve. Todo eso está superado. Todo eso es antiguo. Para pertenecer al Nuevo Mundo Feliz debe aprender a desechar todas esas cosas.

El único problema con este Nuevo Mundo Feliz es que no es feliz. La promesa del paraíso terrenal a cambio del sometimiento es falsa. Es un fraude. Ame todo lo que el Nuevo Orden Mundial le exige y se habrá metido en un callejón sin salida. Le puedo asegurar que no hay ningún paraíso de libertad y felicidad al final de ese callejón.  Lo que hay es el habitante de este nuevo mundo que ahoga su infelicidad, primero en una nube de alcohol, luego con algún otro psicoactivo "liviano", y, cuando eso ya no lo anestesia lo suficiente, le termina poniendo punto final a su constante insatisfacción con una sobredosis de heroína. Muchas veces ya nace sin familia y muere sin fundar jamás una familia verdadera. Como el sexo por placer es muy agradable lo practica como si fuese un deporte pero como es sin compromisos – y, por ende, sin responsabilidades – el eventual producto no deseado de ese placer termina en el tacho de basura del ginecólogo que practicó el aborto. Y a nadie le importa. Y al que le importa es un fanático fascista retrógrado patriarcal homofóbico troglodita, culpable de discriminar, marginar, oprimir y, por sobre todo, odiar a todos los que están del lado del nuevo Bien políticamente correcto.

Esta ensalada ideológica, mezcla desigual de individualismo liberal hedonista y hegemonismo gramsciano resentido, afirma el derecho a la libertad y a la felicidad en teoría pero en los hechos no la otorga nunca. Y no la otorga porque no puede. Porque la libertad no es un derecho sino un Poder y la felicidad es un premio por haber hecho bien algo bueno

Quienes no lo entienden así no llegan nunca a ser ni libres ni felices a pesar de las promesas del sistema. A los nuevos buenos solo les queda seguir el famoso consejo del actor James Dean quien afirmaba tener como máxima de conducta: "Vivir rápido, morir joven y dejar un hermoso cadáver". 

Hay que conceder que fue consecuente y vivió de acuerdo a su apotegma.

Murió estrellando su fabuloso Porsche Spyder a toda velocidad contra otro auto que venía de frente.

Tenía 20 años. 

Pero nadie recuerda que su cadáver haya sido hermoso.