sábado, 23 de diciembre de 2023

NAVIDAD EN OCCIDENTE

Ladislao Petrin
(Traducción: Denes Martos)

Celebraré la Navidad en mi corazón,
y trataré de retenerla por todo un año.
Charles Dickens

«Quitad lo sobrenatural y no encontraréis
lo natural, sino lo antinatural».
Chesterton



Sería bueno que algún día pudiéramos vivir un período de Adviento en el que los mercados navideños en Europa no tuvieran que cerrarse debido a los ataques terroristas. Millones de europeos quieren en el futuro una Unión Europea en la que la Navidad siga siendo Navidad, con Belenes, un árbol de Navidad y un mercado navideño. Sabemos que hay gobiernos que protegen la seguridad de sus países con todos los medios a su alcance, pero los líderes de Bruselas están a años luz de devolver la seguridad robada a los pueblos de Europa. Porque desgraciadamente, nos guste o no, sea un día festivo o no, la migración ilegal y las amenazas terroristas se han convertido en una parte “normal” de la vida cotidiana europea y no queremos que sea así por siempre.

El fracaso de la política de integración de Bruselas queda demostrado por la proliferación de actos destructivos contra símbolos y lugares de culto cristianos durante el período navideño. Durante años se ha producido toda una serie de ataques a los símbolos y a los eventos más sagrados de la Navidad. La alerta antiterrorista aumenta en toda Europa occidental durante la temporada navideña, lo que es devastador por un lado y demuestra la absoluta incompetencia de la administración de Bruselas, por el otro. 

En Italia, por ejemplo, se anunció la preparación antiterrorista para todo el período navideño. La seguridad de las zonas públicas, aeropuertos y estaciones de tren fue reforzada con militares, y actualmente hay más de veinte mil soldados del ejército patrullando. A pesar de todo esto, un hombre africano prendió fuego recientemente a una iglesia cerca de Milán porque se sintió ofendido por el belén colocado allí. Durante la época de los inmigrantes, planeó destruir el edificio. Por cierto, entre los italianos, en medio de un espíritu de derrota, los belenes que conmemoran el nacimiento de Jesús recién nacido, que tienen una gran tradición en Italia desde hace siglos, están siendo eliminados lenta pero seguramente de las aulas de las escuelas y de los espacios públicos. La situación es similar en Alemania: recientemente la policía detuvo a un islamista que se preparaba para un ataque terrorista. Un iraní de 20 años planeó apuñalar a la gente en un mercado navideño. Anteriormente también fue capturado un adolescente afgano de quince años que planeaba un ataque en el mercado navideño de Colonia. En Alemania, debido a la amenaza del terrorismo, los programas de Adviento sólo se pueden organizar con mayores medidas de seguridad.

Aunque del otro lado del Atlántico tampoco hay noticias alentadoras. Según una encuesta, tres cuartas partes de los adultos estadounidenses creen que la nación ha olvidado el verdadero significado de la Navidad. Y me parece francamente preocupante que en el estado de Iowa se haya instalado un altar satanista con motivo de la Navidad en el edificio del Capitolio del estado. La estatua, colocada junto al Templo Satánico, representa una cabeza de carnero cubierta de espejos y sostenida por un maniquí vestido de rojo. Todo esto se hizo cínicamente citando el derecho a la libertad de religión. No es la primera vez que se burlan de la Navidad. En Wisconsin, se exhibió un árbol de Navidad satánico en el Museo Nacional del Ferrocarril en Green Bay para la Exposición anual de árboles de Navidad, que se extenderá hasta el 31 de diciembre. Un árbol mostraba luces y cuentas rojas, pentagramas y varias decoraciones satánicas, incluida una que decía "Hail Santa", un truculento juego de letras por no poner "Hail Satan". Los ciudadanos que representaban la normalidad se sintieron profundamente ofendidos por todo esto y expresaron su opinión. Creen que es una fuerza maligna y muy oscura, y esperan sinceramente que la gente sepa cómo combatirla.

Si volvemos a Europa, hoy sólo podemos pensar con nostalgia que alguna vez fue una potencia que dio forma al mundo, porque se atrevió a pensar y actuar. Hoy, sin embargo, ha perdido el rumbo, está construyendo una sociedad abierta al caos y a la violencia. Ha rechazado los fundamentos cristianos y ha caído en un cautiverio ideológico. 

Si hoy la UE solicitara su propia afiliación, tendría que rechazar su solicitud de admisión porque no cumpliría con los criterios de estado de derecho que ella misma ha establecido. Le falta responsabilidad hacia los ciudadanos, la exigencia de la rendición de cuentas y su verificabilidad. De hecho, la migración ilegal ha mostrado el verdadero rostro de la élite que domina la UE. Ahora está más claro que nunca que los líderes de la Unión nunca tuvieron la intención de proteger al continente de los inmigrantes. Además, todos sus esfuerzos, que al principio fueron encubiertos, ahora apuntan abiertamente a inundar Europa de dichos inmigrantes. Esta traición que abarca a todo el continente tiene varias consecuencias importantes. En primer lugar, Bruselas puede decir adiós a su capacidad y a su derecho a guiar a los Estados-nación europeos. 

Finalmente ha llegado el momento de que los Estados-nación europeos reemplacen a los miembros de la principal organización que traicionó a Europa. Porque ¿cuál es el pecado original e imperdonable de Bruselas? Es que contrapuso el derecho de los ciudadanos europeos a vivir y a celebrar en paz y seguridad, oponiéndolo al derecho a la libre circulación de inmigrantes ilegales, incluidos terroristas o potenciales criminales; ¡y se decidió a favorecer a estos últimos!

El hecho es que los contribuyentes europeos están obligados a apoyar y mantener a cientos de miles de musulmanes de África y del Oriente Medio que no hablan el idioma del país de acogida, que se consideran enemigos de su cultura, que están desempleados y profesionalmente poco o nada calificados. Uno no tiene más remedio que preguntarse: ¿quién autorizó al comité de la UE a hacer esto? Los votantes seguro que no. 

La antigua modernidad europea nació de raíces cristianas, pero en términos de su estilo de vida actual, se ha vuelto nihilista y su moral es decadente. Como resultado de las revueltas contra los tabúes de 1968, Europa dio a luz a su hijo infiel: el liberalismo al estilo europeo; la ideología capaz de destruir su propio continente. El objetivo oculto de quienes encarnan el liberalismo y quienes promueven la secularización radical es arrancar a los ciudadanos de sus raíces cristianas, separar la religión cristiana de la sociedad, desterrarla de la vida pública. Un signo de esto es el intento de eliminar los símbolos religiosos y las festividades cristianas con el argumento de que ofenden a personas de otras religiones y creencias, es decir, a los musulmanes o a los ateos. 

Sin embargo, los que con esto se están violando son justamente los derechos del pueblo cristiano. En realidad, lo que hoy en día ocurre no es nada más que otorgarle la preferencia al Islam sobre el cristianismo con el apoyo de los liberales; es decir: una discriminación anticristiana. Porque la tolerancia impuesta para proteger al Islam ha llevado ahora a la intolerancia frente al cristianismo. Lo que los bolcheviques no lograron durante el comunismo en el Este, los defensores liberales de los derechos humanos lo están logrando ahora en Occidente. Lenin, Stalin y Trotsky pueden frotarse las manos en el infierno.

Millones de europeos quieren preservar los valores cristianos de Europa. Millones de cristianos quieren vivir en Europa y fuera de ella en países donde la burocracia en el poder no quiera paralizar nuestra fe. Sería bueno vivir en países donde no haya discriminación anticristiana apoyada y generada por quienes están en el poder. Queremos celebrar la próxima Navidad en un Occidente donde todavía exista la esperanza de confesar sin obstáculos la alegría de nuestra fe según nuestro libre albedrío.

La Navidad es pacífica y custodio de la tradición. Que nadie pretenda quitárnosla ni cambiar aquello en lo que hemos creído durante más de dos mil años.