domingo, 1 de julio de 2018

LA GUERRA DE LOS SEXOS

La Batalla Cultural (I)


La familia es donde se pone a prueba la libertad;
porque es la única cosa que una persona libre
hace para sí misma y por sí misma.
Gilbert K. Chesterton

Una familia feliz es un anticipo del cielo.
George Bernard Shaw

Tengo un magnífico albergue que es mi familia. [...]
es lo que me hace sentir que siempre sé adonde pertenezco.
Jose Carreras


Digan los grandes expertos lo que quieran, toda la literatura universal demuestra que todo varón y toda mujer tiene, de alguna forma, una imagen ideal del otro; aunque también es cierto que la eterna diferencia entre lo ideal y lo real no ha dejado de causar más de un conflicto desde que Adán aceptó esa maldita manzana de manos de Eva.  Dicho sea de paso: siempre me pregunté ¿por qué la leyenda habla de una manzana? En el Génesis lo de la manzana no aparece por ningún lado. Ahí se habla del fruto del árbol prohibido. [1] Nada de manzanas. Además ¿por qué no una pera, o un durazno, o un higo? ¿Qué tiene de especialmente malo la pobre manzana?

Pero, en fin, dejemos de lado la cuestión cuasi metafísica de la misteriosa manzanita de Eva. La digresión nos llevaría demasiado lejos. En todo caso el hecho objetivo es que varones y mujeres no se anulan sino que se complementan. Y la razón por la cual muchas veces no se entienden es porque los dos quieren cosas completamente diferentes: los varones quieren una mujer y las mujeres quieren un varón.

O bien, dicho de otro modo: entre varones y mujeres existe normalmente una fuerza de atracción natural que, a causa de un gran abanico de complejas causas biológicas, psíquicas y sociales, les hace constituir parejas, luego parejas estables y finalmente familias. Porque si se consigue que la atracción mutua se convierta en armonía y en mutuo compromiso, pues entonces tarde o temprano los dos se convierten en tres y, con un poco de suerte y posibilidades a favor, los tres terminan convirtiéndose en cuatro y quizás en otros más.

Pero la decadencia actual no lo ve así. Es más: a muchos hasta los irrita. La nueva moda que se extiende como una peste exige que tanto varones como mujeres no asuman compromisos mutuos; que mantengan a rajatabla su autonomía individual; que no se asocien ni familiar ni económicamente, ni siquiera si conviven. Tratándose de varones y mujeres, la nueva moda desdeña cualquier cosa tan solo parecida a un matrimonio; especialmente al entendido como sacramento. La teoría vigente afirma que, al fin y al cabo, es "solo un contrato", "solo un papel" cuya utilidad no va más allá de la ventaja que significa tenerlo en caso de divorcio y separación de bienes. Y las cuatro gotas de agua bendita del cura son algo "anacrónico" que ya ni le sirve a las mujeres como una especie de seguro de casamiento para que el varón no pueda volver a casarse nunca más con otra. Al menos por la Iglesia.

Esos tiempos han pasado. Ahora nadie es "dueño" de nadie. Ahora nadie "depende" de alguien. Cada uno tiene su propio empleo, su propia plata, su propia caja y la cuenta del restaurante se paga de a dos. Y ¡guay de que el varón gane menos dinero que la mujer! O que se quede sin trabajo. ¿Y los hijos? Muchas veces son más un estorbo que una bendición y, en todo caso, primero está el departamento, el auto, las vacaciones en Cancún, y hasta la heladera, la licuadora o la hidrolavadora (para lavar el auto, se entiende). Después veremos.

La imposición de la decadencia manda que toda persona quede limitada a su condición de individuo. Preferentemente un individuo lo más aislado posible, con todos los derechos y la menor cantidad posible de obligaciones. Por eso es que está terminantemente prohibido, no ya criticar, sino hasta simplemente opinar sobre el comportamiento, la moral, las costumbres o la ideología de los demás.

La decadencia no acepta, no puede aceptar, que la familia como institución ha resistido la prueba de milenios enteros de evolución de la especie. Y ha superado la prueba del tiempo porque vivir en una familia armónica y estable es una de las mejores cosas que le pueden pasar a un ser humano, sea varón o mujer. Porque es bueno. Porque enriquece. Porque brinda incontables momentos de felicidad (y, sí, ya sé, de peloteras también). Porque un bebé recién nacido, o de apenas unos meses, es una de las cosa más maravillosas y adorables que hay en el mundo. Cuando se paran ante la cuna de su primer bebé, tanto al varón como a la mujer de pronto se les hacen meridianamente claros los conceptos de abnegación, responsabilidad, adaptación, tolerancia.

Pero también seamos justos a la hora de establecer responsabilidades. Reprobar livianamente a la juventud actual considerándola irremisiblemente perdida e irrecuperable no solo es muy injusto; no solo es la eterna, gastada, crítica que las generaciones anteriores siempre tuvieron a flor de labios cuando se trató de juzgar a la última generación. [2] Además de todo eso, es una crítica que no solo no soluciona nada sino que hasta le echa leña al fuego. Los jóvenes actuales no instituyeron la moda enfermiza de admitir y justificar todas las desviaciones patológicas en materia de conductas sexuales. Los jóvenes actuales no inventaron la moda de la negación del sexo y su sustitución por la degradada nebulosa intelectual de la "Teoría de Género". No. Toda esa perversión intelectual y moral la han heredado de las generaciones anteriores.  De todos aquellos que hoy tenemos más de 45 años. Fuimos nosotros los que no conseguimos parar la pelota a tiempo. Asumamos la parte que nos toca.

La consecuencia de eso es que la estupidez se ha vuelto normal. El "ideal" de mujer y de varón que cultiva la incultura de la decadencia es directamente algo idiota. Se supone que las mujeres deben ser muy decorativas pero simultáneamente decididas, independientes, agresivas, dominantes y superiores al varón en múltiples aspectos. Ése es el comportamiento elucubrado por los intelectuales del permisivismo y el abolicionismo que después resulta aplaudido y promocionado por los medios masivos de difusión.
Éstas son las mujeres que se salieron de la pantalla del televisor y ahora, como clones o fotocopias de modelos implantados, aparecen y se manifiestan de a miles por la calle exigiendo a grito pelado el derecho de matar a su propio embrión en gestación. No es ningún milagro que la mayoría de estas mujeres levante carteles con leyendas como la de "Muerte al Macho". Esa consigna no es una propuesta. Es una venganza por la indiferencia de los varones. Y es comprensible: ¿qué varón normal quisiera convivir con Miss Soberbia?

Pero del otro lado las cosas tampoco son mucho mejores. Entre "varoncitos" flacos, débiles, paliduchos, delicadamente afeminados o directamente homosexuales una mujer de verdad no tiene mucho para elegir.


Y después están los hombres "ideales" realmente machistas; los productos fabricados por el gimnasio con sonrisa tipo Tom Cruise, lomo tipo Arnold Schwarzenegger y actitud a la Clint Eastwood cuando rescata a la mujer que la mafia había obligado a prostituirse.

Y seamos claros: no se trata de proponer que hay que conformarse con menos. De lo que se trata es de comprender que una mujer de verdad no es ni puede ser una acróbata del Kamasutra dispuesta al sexo tántrico a cualquier hora del día o de la noche mientras que, simultáneamente, se desempeña como una cocinera gourmet, una madre amorosa y una máquina de limpieza eficiente. Tampoco el varón de verdad tiene que ser el tipo famoso, rico, musculoso, y divertido que llega todas las noches a casa con un ramo de flores en la mano.

La mujer ideal y el varón ideal es la persona que amamos porque es como es y porque queremos compartir nuestra vida con ella. Los estereotipos mediáticos debidamente maquillados, operados, siliconados y producidos, pueden ser una tentación del momento. Solo la hipocresía burguesa puede negarlo.  Pero a la hora de tomar la decisión de convivir y de fundar una familia con alguien, las potras y los potros de la televisión no son los que más tenemos en mente. Y por supuesto, tampoco consideramos como compañía ideal a las ménades ostentadoras de carteles en las que quieren ver muertos a todos los que no comparten su patología ni a los faunos degradados de la bandera multicolor que desfilan semidesnudos durante las marchas del "orgullo" gay.


¿El mundo se ha vuelto loco de repente? No. Para nada.

En primer lugar no ha sido de repente sino a través de un largo proceso y, en segundo lugar, no se ha vuelto loco; lo enloquecieron. Y enloquecieron sobre todo al Mundo Occidental atacando en forma especial a la mente, a la cosmovisión y a la cultura de cualquier persona blanca, cristiana, defensora de valores tales como el honor, el deber, la verdad, la lealtad, la disciplina, la perseverancia, el trabajo, la valentía, la libertad, la prudencia, la justicia, la fortaleza, la templanza, la fe, la esperanza, la caridad.…

Así han desorientado y enloquecido a las mujeres a quienes han forzado a soportar una presión inaudita que las obliga a ser profesionales competentes, esposas amantes, madres extraordinarias y empleadas domésticas, todo junto y simultáneamente. Y han forzado también a los hombres a trabajar por salarios que no permiten mantener a una familia en forma decorosa, y encima sometidos a la presión del despido sin ningún aviso previo y a los vaivenes de una política y de una economía que en cualquier momento les cambia por completo las reglas de juego.

No. El mundo no se volvió loco. Lo enloquecieron. Lo enloquecieron quienes se dieron cuenta hace ya mucho tiempo que gobernar un hato de ovejas ignorantes encerradas en el corral de un manicomio es mucho más fácil que conducir a millones de personas cultas, esclarecidas, libres y claramente conscientes de qué es el Poder y a qué fines debe servir. Al mundo lo  volvieron loco los que — en su idolatría a la eficiencia y a la eficacia, impulsados por una codicia enfermiza y la convicción de que el dinero es Poder — automatizaron e informatizaron la producción a tal punto que ahora se dan cuenta de que sobra gente a la que no saben darle trabajo. Lo volvieron loco los que impusieron el criterio de la prioridad indiscutible del dinero que ha llevado a la primacía del aparato financiero y de sus agentes por sobre toda la economía real. Los que establecieron la dictadura de los plutócratas y de la democracia financiada precisamente por esos mismo plutócratas.

No tenemos que dejar que se salgan con la suya. El mundo occidental perdió la batalla militar en las dos grandes guerras mundiales que le impusieron durante la primera mitad del Siglo XX. Las secuelas de esa derrota son las que estamos padeciendo hoy. Pero la guerra actual es diferente. No es que carezca de operaciones militares, pero el territorio en el que se está librando la batalla principal hoy en día es el territorio cultural. Después del colapso de la Unión Soviética y el fracaso del comunismo en todas partes, el Poder constituido se ha apropiado de la recomendación de Gramsci y se ha convencido de que, para lograr la hegemonía y consolidarse, primero debe poder dirigir a la sociedad civil y solo luego podrá tener completamente asegurado y consolidado el poder sobre el Estado y sobre la sociedad que el Estado gobierna. La toma del poder estatal es una cuestión política pero la dirección de la sociedad civil – que es la condición para que el asalto al poder político sea exitoso y sustentable – es una cuestión cultural.

Por eso es que la victoria en la batalla cultural es la condición previa y necesaria para la victoria en la batalla política.

Por ahora – no hay forma de negarlo –  a la batalla cultural la está ganando el Poder real constituido detrás del Poder formal al cual digita y manipula. Pero ese Poder real no tiene garantizada su victoria. Por un lado los medios tecnológicos y las redes informáticas son una herramienta que, bien usada, puede llegar a ser muy eficiente y hasta decisiva en el conflicto cultural. En este ambiente no está dicha la última palabra ni mucho menos. No por nada es obvia y evidente la desesperada intención de los grandes operadores de controlar, acotar y hasta censurar los contenidos que circulan por Internet. No lo pueden lograr porque, al menos así como está ahora, Internet es incontrolable.

Pero también hay otra razón por la cual los promotores de la ofensiva cultural de la decadencia no llegarán a triunfar del todo a pesar de sus victorias parciales. Esa otra razón es que no les va a resultar tan fácil convencer a la próxima generación y a las generaciones venideras de las bondades de la "Teoría de Género", el aborto, el desvío sexual, el permisivismo y el abolicionismo jurídico y otras idioteces actuales. Y no les va a resultar nada fácil porque las próximas generaciones ya no tendrán más remedio que darse cuenta del desastre que producen y seguirán produciendo estos desvaríos. Y cuando eso suceda, también se darán cuenta de algo que hoy, a pesar de todo, todavía muchos sabemos: que ser varón y ser mujer conviviendo en una familia equilibrada y armónica es una de las cosas más maravillosas que nos pueden pasar.

Las próximas generaciones se darán cuenta de que un montón de traumas, complejos, angustias y conflictos simplemente desaparecen cuando se puede ser mujer y se puede ser varón sin tener que adoptar las actitudes y los comportamientos que las modas, las ideologías o los intelectualismos artificiales imponen. Que se puede ser varón y se puede ser mujer en la forma natural y normal en que Madre Natura nos ha ayudado a serlo a lo largo de miles y miles de años de existencia de la especie Homo Sapiens sobre el planeta.

Y será mejor que no olvidemos algo que no me voy a cansar de señalar. Madre Natura es una dama muy paciente, muy tolerante, que soporta muchas cosas, pero es la encargada de imponer y de mantener en vigencia las leyes que rigen la Creación. Y a quienes no respetan esas leyes, a la corta o a la larga Madre Natura sencillamente los elimina.


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NOTAS
1)- Génesis 3,2-6
2)- "La juventud de hoy ama el lujo. Es mal educada, desprecia la autoridad, no respeta a sus mayores, y chismea mientras debería trabajar. Los jóvenes ya no se ponen de pie cuando los mayores entran al cuarto. Contradicen a sus padres, fanfarronean en la sociedad, devoran en la mesa los postres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros". Sócrates 470/399 Antes de Cristo -



10 comentarios:

  1. Excelente...
    Gracias...en nombre de la Humanidad...

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  2. Denes, no se te ocurra morirte, no no dejes huérfanos. Te necesitamos. Abrazo.

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    1. Prometo que trataré de cumplir con tus deseos pero, por favor, tené en cuenta que la decisión no es enteramente mía ..... :-)

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  3. Magnífico artículo. Es que a las mujeres se les obliga ,de alguna manera, a pasar por el quirófano para intentar que sus rasgos encajen con los patrones estéticos en vigor y para camuflar el envejecimiento. Toda una locura.

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  4. El gran drama, así lo entiendo yo, es vivir infielmente a nuestra esencia, vivir para nuestra imagen, que el Hombre viva para una imagen del hombre, y la Mujer para una imagen de la mujer. Idolatría. Vivir „hacia afuera“, centrífugamente, para las imágenes que otros han de nosotros mismos creado...
    Como en un modelo fractal, caído el Hombre Absoluto ( el Estado, der Geist) y caída la Mujer Absoluta ( la Iglesia, die Seele), así pareja y simultáneamente caen hombre y mujer.
    Habiendo el hombre y la mujer caído, así lo hacen también sus roles como padre y como madre, esto es, los interfaces de aprendizaje relacional del individuo para con otros hombres y otras mujeres ( y para consigo mismo y su identidad de género). El resultado es el dividuo atomizado, desarraigado, que ya no se relaciona con otros ciudadanos y pasa a convertirse, vaciado de toda identidad esencial, de hombre o de mujer, en objeto de dominación e instrumento del Gran Tirano.

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  5. Magnífico artículo. Tan sólo me gustaría hacerle una modesta corrección: La cita de Sócrates es apócrifa. Ref.
    es.wikiquote.org/wiki/Sócrates#Falsas_citas

    Ya lo decía el viejo Aristóteles:

    https://mundoretorcido.files.wordpress.com/2012/09/aritc3b3teles-quotes.jpg

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  6. Existe la posibilidad de que estos demenciales fenómenos sean el canto de cisne de las campañas de ingeniería social para aislar a los individuos que exige la globalización. Proceso que puede estar condenado a ser sustituido por un proceso de re-regionalización, iniciado ya por los EE. UU. y el Reino Unido,que fueron sus iniciadores.

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  7. Bendita suerte que a uno le permite encontrar en Internet lugares como este, donde florecen la inteligencia y el sentido común.
    Hace unos seis meses, harto de buscar la forma de sacarme de encima la pesadumbre de la estupidez generalizada, me paré y me dije. "¿Quién es el Enemigo?: El Mal". Y luego me dije: "¿Que sabes del Mal?"... Tuve que reconocer que mi vida había sido una constante búsqueda del Bien.. obviando que tenía que saber lo más posible del Enemigo.
    Pues bien, me puse a ello con ánimo ingenieril. Decidí dedicar parte de mi tiempo a conocer el Mal, y casi inmediatamente se produjeron dos efectos benefactores:
    1º) Puesto que ya no lo evitaba, sino que lo enfrentaba, reduciendo su presencia a un intervalo definido, impedía que contaminara todo mi pensamiento como una esencia amarga que lo estropeaba todo.
    2º) Su estudio (tanto intelectual como intuitivo) me permitió convertir esa amargura en placer; sobre todo al sentir que se formaba una especie de nueva capa protectora (hecha de Fe y Razón) que me aislaba del tóxico y debilitante efecto que todo Mal produce en la Vitalidad y en la Alegría que todo Ser Humano merece y anhela.
    Al poco tiempo me di cuenta que las referencias sobre el Mal eran inmensas y, sobre todo, tendenciosas. la Suerte vino en mi ayuda una vez más y encontré varios autores que iluminaron el camino como faros en la noche oscura:

    - Max Weber: "La ética protestante y el espíritu del capitalismo".
    - Hervey Cleckley: "La máscara de la cordura"
    - Walter Benjamin: "El capitalismo como religión"
    - Marie France Hirigoyen: "El acoso moral"

    La lectura de estas obras me han hecho mucho bien. Han sido para mí como si ellas me dieran los materiales para hacer un "paraguas racional"; haberlo construido más o menos a mi manera, y dejar de andar por la vida sometido a chubascos intempestivos.
    Reciban Vds. un afectuoso abrazo desde Córdoba (España), y una sentidas gracias al Sr. Martos

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  8. Gracias por tu mensaje Andrés.
    Si me está permitido sugerirte otra lectura adicional, te recomendaría el libro de Janos Kékes:"Enfrentar el Mal". Lo puedes descargar desde:
    https://drive.google.com/file/d/0B6QXUcoelzmpMFh5T0pqODRNZTQ/edit
    Cordiales saludos.
    Denes Martos

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