domingo, 15 de junio de 2025

SAN BERNARDO Y SUS PERROS

Los perros son nuestro vínculo con el paraíso.
No conocen la maldad, los celos ni el descontento.
Sentarse con un perro en la ladera de una colina
en una hermosa tarde es regresar al jardín de Edén,
donde no hacer nada no era aburrido: era estar en paz.
Milan Kundera

En los Alpes suizos, en el Sur y cerca de la frontera con Italia, arriba y muy cerca de las nubes, a casi 2.500 metros de altura, existe un refugio. 

Está allí desde hace más de mil años. Ya estaba por la época en que Roma conquistaba al mundo con sus legiones. Porque detrás del paso guerrero de las águilas del Imperio, a pesar de los horrores del combate y la dureza de las costumbres de aquellos tiempos, también marchó la Ley, el Orden y la Pax Romana. Y ya en aquella época, los hombres que querían estar más cerca de los dioses que los demás levantaron en esas alturas tan cercanas al cielo un templo a Júpiter.

Desde entonces el lugar ha sido un lugar bueno consagrado a un Dios bueno. Porque Júpiter, aún siendo el dios de un pueblo duro, guerrero y combativo,  fue también el dios de los jueces justos y los hombres leales que ese mismo pueblo supo regalarle a la humanidad. De hecho, los romanos piadosos a Júpiter también lo llamaban Iuppiter, Iovis o Diespiter, nombres todos que – al igual que el Zeus de los antiguos griegos – se relacionan con la idea de lo luminoso, lo brillante, lo resplandeciente. Siempre se supo que Júpiter era un dios del cielo.

Justamente por eso, para construir templos en su honor se buscaban los lugares más elevados. La cima del Monte Albano, al sur de la ciudad de Roma, estaba consagrada a Jupiter Latiaris, la deidad de los Hombres del Lacio, aquella confederación de 30 ciudades entre las que Roma había comenzado su trayectoria como apenas una ciudad más entre todas las otras. En Roma misma, la cumbre del Monte Capitolino estaba consagrada a él, con su templo más antiguo y el símbolo del roble sagrado, o encina sagrada; también presente en la tradición del Zeus de los griegos.

Por eso, también, uno de sus títulos más antiguos es “Lucetius”, que significa “el portador de la Luz” y en el lenguaje de los romanos giros tales como “sub Iove” – o “debajo de Júpiter” –significaban algo así como “a cielo abierto”. Por lo tanto, no es de extrañar que este dios bueno fuera también el custodio de muchas otras cosas buenas. En Roma se lo consideraba el guardián de la conciencia, de la fidelidad, del recto accionar y del sentido de las obligaciones. Fue el dios de la palabra empeñada, el dios en cuyo nombre se concertaban acuerdos, alianzas y tratados. Sus sacerdotes celebraban la más antigua y más sagrada forma de matrimonio: la confarreatio. La Eneida de Virgilio todavía nos sigue relatando a

Júpiter como el buen dios protector que mantiene a los héroes en el sendero del cumplimiento del Deber para con Dios, la sociedad y la familia. Eso que los antiguos romanos llamaban “pietas” y que los herederos de esa misma tradición hoy llaman Piedad. No en vano de la palabra “Iovis” tenemos hoy la palabra “jovial”; y no en vano tampoco el antiguo Zeus griego devino con el tiempo en el Deus romano, de dónde hoy tenemos la palabra más sagrada de todas: Dios.

Así, tampoco resulta sorprendente que en las alturas de los Alpes, custodiando y protegiendo el camino obligado de los viajeros que cruzaban esas imponentes montañas por el paso que une lo que hoy es Italia y Suiza, los romanos piadosos llamasen Montis Jovis a una de las cumbres más altas de la región y construyesen allí un templo en honor a Júpiter.

Pero las cosas que construyen los seres humanos a veces tienen destinos extraños. Nada de lo que construimos con las manos es eterno, aún cuando durante muchos siglos – cuando todavía no se habían inventado las cosas descartables – muchos grandes constructores trataron de hacer obras con la mirada puesta en la Eternidad. Aún los constructores de lo perdurable, de haber vivido lo suficiente, habrían llegado a ver las ruinas que hoy desentierran los arqueólogos. Quizás porque lo que construimos con las manos, por más perfecto y duradero que pretendamos hacerlo, al final no es más que un recipiente. Algo que sirve para contener lo esencial; algo así como una corteza o caparazón dentro de la cual podemos encerrar y custodiar lo eterno. Al menos por un tiempo. Y pasado ese tiempo, la estructura exterior, la caparazón, se cae; y sólo queda lo esencial – si es que había dentro de ella algo realmente esencial que mereciera perdurar.

Los romanos pasaron. El Imperio que construyeron se fue desmoronando. En las nevadas cumbres de los Alpes, con el correr de los siglos, el templo del dios bueno construido para proteger a los viajeros también se fue derrumbando. Al final, sólo quedaron sus ruinas desafiando las tormentas de nieve, los aludes y las avalanchas; tan frecuentes por ese paso entre las montañas y probablemente uno de los motivos prácticos principales que también impulsaron la construcción del refugio-templo.

De algún modo, sin embargo, el lugar siguió siendo sagrado. Bajo los reyes sucesores de Carlomagno – ese gran soberano, coronado Emperador del Sacro Imperio Romano por el Papa León III en la noche de Navidad del año 800 y a quien los franceses recuerdan como Charlemagne y los alemanes como Karl der Grosse – unos monjes piadosos mantuvieron el lugar. El Montis Jovis de los romanos de alguna forma se afrancesó un poco, con lo que pasó a ser conocido entre los hombres como el monasterio de Mont-Joux.

Pero los años siguieron transcurriendo, no sin dejar su marca y su rastro en el viejo refugio. Hacia el sigo XI el lugar necesitaba, otra vez, una restauración. Y fue entonces cuando un sacerdote conocido como Bernardo de Menthon, arcediano de la ciudad italiana de Aosta, decidió darle nueva vida al viejo refugio para proteger a los viajeros, brindarles alimento, alojamiento, y calor, con todo el cariño y la dedicación de que son capaces los buenos cristianos, pero también con toda la vocación de servicio de los continuadores de la Tradición de la Piedad heredada de los Muy Antiguos. 

San Bernardo de Menthon arcediano de Aosta

Porque desde San Bernardo de Menthon, el refugio no solamente brindó amparo y albergue a peregrinos y viajeros. Siguiendo la voluntad y la consigna de Bernardo, los monjes agustinos también oficiaron de guías y de activos participantes en operaciones de rescate. La zona de ese paso por los Alpes se halla cubierta de nieve y hielo durante nueve meses al año. Las tormentas son furiosas y frecuentes. Las avalanchas de nieve, un fenómeno casi habitual. Al principio, un monje descendía acompañando a los viajeros todos los días hasta Bourg Saint Peter y volvía hacia el atardecer con otro contingente mientras uno de sus compañeros hacía lo mismo en el lado italiano. Cuando los viajeros se perdían en la tormenta, con peligro de morir congelados, los monjes iban en su rescate.

Hay muchas historias al respecto. Historias que demuestran algo que varios pensadores y filósofos se han resistido tercamente a admitir: a los seres humanos no siempre nos guía el provecho propio. No siempre actuamos según nuestra mejor conveniencia. No todo lo que hacemos es el producto de un cálculo de costos y beneficios. Muchas veces, muchas personas son capaces de abrir las manos para dar. Sin pedir nada a cambio. El egoísmo y la codicia existen y pueden ser poderosas motivaciones para muchas cosas. Pero también existen la bondad, el cariño, la vocación de servicio, las ganas de hacer las cosas bien y de hacerlas por los demás. Para ayudar, para poner el hombro, para colaborar, para sostener, para proteger. Para cumplir con el mandato de la Piedad.

Bernardo de Menthon se reunió con su Padre Celestial, de quien tan cerca había estado en las altas cumbres de los Alpes, en el mes de junio de 1081. Un siglo más tarde, el culto a su memoria se había extendido por Suiza, Italia y Francia. En 1681 fue santificado y desde entonces es el santo patrono de los habitantes de los Alpes, los escaladores y los esquiadores. Hoy, el refugio subsiste y lleva su nombre: es el Gran San Bernardo y puede ser visitado – y de hecho lo es – por miles de turistas.

Pero la historia no termina aquí. Por un lado, la congregación creada por San Bernardo se ha diseminado por las montañas del mundo entero, estableciendo misiones en Asia Central, en el Tibet, en Birmania y hasta en China. Por el otro lado, al menos desde fines del Siglo XVII, los monjes comenzaron a usar perros. Desde 1750 en adelante los fueron adiestrando especialmente para operaciones de rescate. Conocidos al principio como “mastines alpinos”,  desde 1862 se los llama “sanbernardos” o “sanbernardinos” y existen sinnúmero de leyendas y de pinturas que los retratan.

Son unos animales estupendos. Enormes. Fuertes. Resistentes. Confiables. De carácter cariñoso y amable, pero de corazón sólido y firme como una roca. De pelo blanco y grandes manchas marrones. Hay muchos cuadros que los retratan con el tradicional barrilito colgando del cuello en dónde llevan un poco de aguardiente para calentar el espíritu de los expuestos a morir de frío. Hace unos 230 años atrás, el escritor inglés Oliver Goldsmith ya los describía como:
 “... excepcionalmente inteligentes, de noble estirpe y sorprendentes... provistos de una inteligencia fuera de lo común. Con un olfato fantásticamente agudo, son capaces de descubrir a un hombre cubierto por 3 y hasta 6 metros de nieve. Muchas veces han salvado la vida de pobres peregrinos”.

Y es cierto: registros de casi doscientos años de antigüedad nos cuentan que los monjes de San Bernardo y sus perros han rescatado a más de dos mil personas. ¿A cambio de qué? Mezquina pregunta. A cambio de nada. El hospicio de San Bernardo en los Alpes suizos existe hasta el día de hoy; pero no es un hotel de cinco estrellas. Es apenas un severo y sobrio edificio levantado como un monumento a la bondad de la que es capaz el ser humano aún en medio de un mundo que muchas veces parecería haberse vuelto completamente loco de codicia, egoísmo y ambiciones.

A pesar de que hoy los peregrinos y caminantes han sido reemplazados por turistas que recorren el milenario sendero del paso – ahora asfaltado – en veloces y brillantes automóviles, la misión de los discípulos del Dios bueno no ha cambiado. Sigue siendo la misma de siempre: servir. Hacer el bien. Ayudar. Dar una mano. Poner el hombro. Salvar vidas. Y todo eso a cambio de nada materialmente relevante. Todo eso sólo a cambio de una simple palabra de agradecimiento. A cambio de una sonrisa, un abrazo y un emocionado “gracias”. A cambio de ese extraño calor que sentimos en el pecho cuando sabemos que hemos hecho algo noble. Algo bueno. Algo que valía la pena hacer.

15 de Junio de 2025. – En el día de San Bernardo de Menthon

Estatua de San Bernardo
en las afueras del Hospicio


lunes, 9 de junio de 2025

9 DE JUNIO - DÍA DE LA RESISTENCIA PERONISTA

 


Al sur de la ciudad de Rosario, cerca del frigorífico Swift, hay un barrio que hoy ostenta orgulloso el título de “Capital de la Resistencia Peronista”. El barrio se llama y siempre se llamó "Villa Manuelita".

Allí, muy poco después de la revolución del 16 de Septiembre de 1955  llamada "Libertadora" por quienes la pergeñaron y "Fusiladora" por quienes la padecieron  un grupo de mujeres improvisó, con los delantales blancos de las obreras de la carne, un lienzo donde pintaron 

Todos los países reconocen a Lonardi. Villa Manuelita no”.

El tanque de agua de
Villa Manuelita
Tomaron ese lienzo con el mensaje y lo colgaron en lo alto de un gran tanque de agua visible desde bien lejos. Tres veces vinieron militares a tratar de bajar el cartel y Villa Manuelita los sacó a pedradas y ladrillazos. Después, claro, a fuerza de tanquetas, caballos y gases lacrimógenos, los "libertadores"  consiguieron bajar el cartel. 

Luego, también lo bajaron a Lonardi. Lo desplazó de la presidencia de la nación el general Pedro Eugenio Aramburu acompañado por el Almirante Rojas como vicepresidente. Y lo que siguió fue el baño de sangre que estalló el 9 de Junio de 1956 con los fusilamientos de militares y civiles, en los cuarteles y en los basurales de José León Suarez. 

A pesar de eso, durante muchos años una militancia tercamente rebelde siguió sin aceptar la imposición de los usurpadores del Poder. El espíritu de resistencia se contagió a muchos militantes y la resistencia se amplió. Ya no se trataba de Lonardi. Se trataba del combate por una Patria concebida como Justa, Libre y Soberana, en el marco de una Comunidad Organizada luchando por ocupar su lugar en el mundo en el que 

"Los yanquis, los rusos y las potencias reconocen a la libertadora. Villa Manuelita no.

Así, con ese espíritu nació la Resistencia Peronista. Peleó todo lo que pudo, dejando mucha gente por el camino. Y al final, lamentablemente, terminó muriendo por traiciones internas, infiltrados, desviaciones ideológicas, errores estratégicos y la ineptitud total de los dirigentes corruptos de un PJ anodino cuya jefa real que hoy está peleando para no ir en cana por ladrona, cuando le pidieron una contribución para una estatua del general Perón contestó que "para ese viejo de mierda" no ponía un peso.  

A esta altura de la historia de aquella resistencia solo quedan recuerdos. Aunque, ¿quién sabe? Quizás en algún momento alguien se suba otra vez a ese tanque de agua y despliegue un cartel con la leyenda: 

"La partidocracia actual acepta la decadencia de la Argentina. Villa Manuelita no".

Probablemente eso ya no volvería a indicar el inicio de otra Resistencia.
Pero sería lindo verlo.



.....en aquellos días de lucha del pueblo rosarino, se vivieron hechos que dieron origen a la historia de la heroica Villa Manuelita, conducidos por Emiliano Pérez, militante peronista, talabartero en la empresa de transporte de nuestra ciudad, quien asumió sobre sus espaldas la responsabilidad de canalizar la indignación ante el atropello al que era sometido el gobierno popular, siendo lanzado el contundente desafío "Estados Unidos, Rusia e Inglaterra reconocen a la Libertadora, Villa Manuelita NO", siendo ésta una fundamental consigna, que junto a otras figuraban en los carteles realizados por los vecinos en pie de guerra. (Considerando del Decreto 43839 - 03/09/2015 de la Municipalidad de Rosario autorizando actividades y la «colocación de placas en diversos puntos importantes de la ciudad, en el marco de la conmemoración de los 60 años de la "Resistencia Peronista"») 

 

 




miércoles, 4 de junio de 2025

UCRANIA: LA GUERRA CONTINÚA

 

La guerra no decide quién tiene razón
Solo decide quién queda vivo.

Bertrand Russel

 

El Lunes 2 de Junio, Viktor Orbán convocó de urgencia al Consejo de Defensa húngaro a una reunión en el Ministerio de Defensa. Al final de la reunión, las declaraciones del Primer Ministro húngaro no fueron para nada alentadoras. Como resumen de lo tratado, Orbán declaró:

“Acaba de finalizar la reunión del Consejo de Defensa. Convocamos a este Consejo porque nos llegaron nuevas y alarmantes informaciones en cuanto al curso de la guerra ruso/ucraniana.

La situación es unívoca: desgraciadamente, a pesar de las gestiones del presidente Trump, no nos estamos alejando sino acercando a la guerra. Los burócratas de Bruselas no apoyan las iniciativas de paz norteamericanas. Han decidido que Ucrania debe continuar la guerra. Hungría se opone a esto. Hungría prefiere apoyar los esfuerzos norteamericanos por la paz.

Debemos prever que la dirigencia de Bruselas, interesada en la continuación de la guerra, hará todo lo necesario para  meter por la fuerza a Hungría dentro de la coalición partidaria que apoya la guerra. Debemos prever que se acelerarán las operaciones encubiertas contra Hungría y las campañas de difamación financiadas con dinero extranjero. Para garantizar la seguridad del país, el Consejo de Defensa ha tomado las decisiones necesarias. Seguiremos defendiendo la soberanía húngara y la seguridad de las familias húngaras.”  [1]

Este comunicado, notoriamente pesimista, refleja lo sucedido en Washington durante estas últimas semanas: Donald Trump se hartó de la casi increíble terquedad ucraniana, rusa e incluso europea en continuar una guerra que ya ha dejado de ser un conflicto geopolítico para convertirse cada vez más en una guerra de caprichos, egos e intereses que tienen poco o nada que ver con los verdaderos intereses de los países involucrados.

Hacia el 19 de mayo pasado, Trump en una conferencia de prensa algo dura declaró “ésta no es nuestra guerra, ésta no es mi guerra[2] cuando le preguntaron sobre el avance de las negociaciones con Rusia y Ucrania. Los periodistas en general – (la tentación de decir “como siempre” es grande) – interpretaron estas palabras según el paladar y los compromisos de cada uno; pero lo que Trump señalaba es algo tan viejo como la humanidad: para provocar una guerra basta con uno, para establecer la paz se necesitan dos como mínimo. Además, si un tercero se mete entre los dos contrincantes para pacificar los ánimos, lo más probable es que le suceda lo mismo que al sujeto que quiere salvar el matrimonio de su mejor amigo: al final termina peleado con el amigo, con la esposa del amigo, y el matrimonio igual termina en divorcio. Ningún amigo, por mejor amigo que sea, puede hacer que se amen dos personas que se odian.


Por la reacción de Orban y los gestos de Trump de las últimas semanas lo que realmente transluce de los datos disponibles es que el presidente de los EE.UU. está ya algo (o bastante) cansado de hacer de mensajero de la paz en Moscú, en Kiev y en Bruselas sin que nadie le lleve el apunte. Detrás de las palabras de Trump lo que subyace es su hartazgo de no hallar ninguna intención seria – ni en Ucrania, ni en Rusia, ni en la Unión Europea – de terminar una guerra que está costando algo así como 5.000 jóvenes muertos cada semana.

Ante esto, no es nada imposible que Trump haya optado por alejarse prudente­mente de una gestión que nadie le agradece y dedicarse a hacer control de daños tanto para él personalmente como para la política exterior de EE.UU. En virtud de esto, lo más probable es que ninguna negociación futura por parte de Trump sea exitosa. Es a lo que también apunta el mensaje de Orban. De aquí en más, lo probable es que Norteamérica mantenga una apariencia de seguir interesada en la paz pero no ocultando sus pocas esperanzas de tener éxito. Esto, a la larga, justificaría una retirada de la gestión de paz y una mayor concentración en los intereses propios. Es que, y esto también es cierto, Biden no le dejó a Trump ninguna posición fuerte real frente a Rusia ni tampoco frente a Ucrania.

Los europeos de la Unión Europea – supuestamente aliados de EE.UU. a través de la OTAN – ­carecen de un poderío bélico propio pero, al igual que Zelensky, están dispuestos a combatir a Rusia hasta el último ucraniano.  Y una vez que ese último ucraniano haya muerto, en Bruselas cultivan la idea de seguir combatiendo a Rusia hasta el último soldado norteamericano. Trump tiene esto perfectamente en claro y decir que la idea no le entusiasma para nada sería minimizar su actitud. De hecho ¿por qué habría Trump de acompañar dócilmente un delirio europeo incomprensible y a una terquedad ucraniana injustificable? Es que no lo hará. Ya empezó a no hacerlo. Contrariamente a los planes delirantes de Bruselas, Trump no aceptará prolongar indefinidamente el conflicto tan solo para tranquilizar a sus supuestos aliados que sueñan con una victoria sobre Rusia siempre y cuando la OTAN siga enviando material bélico letal a Ucrania.

Por el otro lado, Zelensky y su grupo tienen menos interés todavía en terminar la guerra. Por de pronto, Zelensky tiene perfecta­men­te en claro que, si se retira vencido de esta guerra, habrá perdido totalmente su futuro político – y acaso su vida misma. Además de eso, hay un hecho también imposible de ignorar: Zelensky no es ucraniano en un sentido estricto. Por de pronto Krivoi Rog, la ciudad en la que nació, si bien queda en territorio ucraniano, es una ciudad de habla rusa. Creció hablando ruso y se casó con una mujer que también provino de una región de habla rusa y que declaró haber escuchado el ucraniano por primera vez en el segundo grado de la escuela, en la clase de idioma. Además de eso, la familia Zelensky es de ascendencia judía. Tres de los hermanos de su abuelo fueron víctimas de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. [3] Él mismo describió a su familia como “una familia judía soviética normal” y hasta se lo ha citado diciendo que entre sus objetivos está la creación de un "Gran Israel con su propia identidad". [4]

Si uno tuviese que describir la situación actual de Ucrania en términos cruelmente objetivos lo que obtendría sería algo muy parecido a un galimatías. Sería algo así como una república teóricamente democrática con elecciones suspendidas desde el verano boreal pasado, con un presidente de etnia judía, criado en un medio cultural ruso, que al inicio del conflicto se rodeó de algunos grupos con tendencias nacionalsocialistas como, por ejemplo, la Brigada Azov, [5]  identificada inicialmente con un Wolfsangel en su escudo, financiada por el plutócrata judeo-ucraniano Ihor Kolomoisky y entrenada por militares georgianos, algo que le permitió a los rusos calificar su invasión de 2022 como una operación para “desnazificar” a Ucrania. Todo eso en un país que fue potencia – el Rus [6] de Kiev – mucho antes de que lo fuera la Rusia de Moscú y que tuvo su edad dorada en el Siglo XI, siendo que luego formó parte del Imperio de los zares rusos por casi 200 años. Invadida y derrotada por los bolcheviques, pasó a ser parte del Imperio Soviético sufriendo la hambruna genocida del Holodomor y las batallas de la Segunda Guerra Mundial para terminar declarando otra vez su independencia luego de la disolución de la Unión Soviética.

Teniendo la complejidad de este cuadro casi inentendible a la vista, se comprende la dificultad de definir el concepto de “victoria” para ambos contrincantes. De lo único que podemos estar seguros es de que se odian de forma visceral. Porque, para el lado ucraniano, la “victoria” no solamente significaría la supervivencia de Ucrania Occidental  sino la recuperación de todos los territorios perdidos a manos de Rusia, incluyendo Crimea. Mientras que, para los rusos, Crimea es tan importante que la defenderían hasta con armas nucleares y la “victoria” rusa consistiría en impedir para siempre la posibilidad de expulsar a los rusos radicados en Ucrania Oriental y – precisamente – en Crimea.

En esas condiciones y si las nociones de “victoria” son ésas, cabe la pregunta: ¿Quién quiere la paz? Para Putin, la paz vendrá necesariamente de un modo o de otro puesto que Ucrania no le puede ganar una guerra a Rusia. Para Zelensky, si a la guerra hay que pelearla hasta el último ucraniano, el desafío no lo impresiona en absoluto mientras eso no signifique una clara victoria para Rusia. Para un Zelensky, un Kolomoisky y todos ellos, los ucranianos no son más que material descartable. Y, finalmente, para los politicastros de la Unión Europea e Inglaterra la guerra, como de costumbre, es principalmente una buena oportunidad de negocios en la que, agitando el fantasma del “peligro ruso” se puede poner en marcha toda la maquinaria de producción y tráfico de armas de todo tipo.

Porque a todo lo que llevamos dicho hay que agregarle la cuestión de la enorme cantidad de dinero involucrado. Desde el inicio de la guerra los gobernantes ucranianos y tanto los intermediarios europeos como los norteamericanos de la época de Biden, se han beneficiado sustancialmente con ese flujo de dinero, por lo menos durante los últimos diez años. [7] Un flujo que, en caso de terminar la guerra, no solo dejaría de fluir hacia las cuentas bancarias de los principales dirigentes ucranianos sino que, necesariamente, en algún momento tendrá que invertir su dirección. Ucrania ha sido generosamente financiada para poder llevar adelante su guerra y los dueños de ese dinero, en algún momento reclamarán su devolución. Con eso, habrán ganado toneladas de dinero financiando la guerra y seguirán ganando dinero con su devolución siendo que, mientras más dinero se invierta en la guerra, mayor será la cantidad de interés a cobrar con su repago. En las mesas del gran capital internacional no se sirven comidas gratis.

Donald Trump tiene bien en claro que su apuesta, heredada de Biden, es una apuesta perdedora. El hombre, más allá de su oficio de político, es un empresario acostumbrado a negociar y a evaluar oportunidades. No puede no comprender que, si sigue involucrado en el conflicto, los EE.UU. pueden terminar enredados en una guerra en la que no tienen nada que ganar y mucho que perder. Y, si hay algo que un buen negociador empresario sabe, es cuando tiene que frenar sus pérdidas y hacer control de daños. Porque si la guerra prosigue, solo Dios sabe si podrá seguir localizada como está o bien escalará a una guerra más amplia que terminará enfrentando a más países. Aunque sea mediáticamente muy mencionada, hoy (04/06/2025), una Tercera Guerra Mundial es muy poco probable a menos que algún imbécil pulse el botón nuclear.  Pero aún sin el Armagedón atómico la ampliación de la guerra puede desembocar en un incendio infernalmente difícil de apagar.

Así, lo que asoma en el horizonte es que, por desgracia, la guerra en Ucrania tiene todo dispuesto para continuar. Sea que la burocracia de Bruselas decida involucrarse y participar directamente en la ayuda de Ucrania con dinero y medios militares, sea que a Putin se le acabe la paciencia y decida tirar un sustancial pedazo de carne a la parrilla bélica, lo que cabe prever es que seguirá muriendo gente en aras de una victoria que nadie consigue definir. En este escenario Trump seguramente seguirá moviéndose, quizás simulando una intermediación que sabe condenada al fracaso de antemano; pero eso, obviamente, no terminará la guerra.


Charles Michel, Presidente del Consejo Europeo,  
Ursula von der Leyen,
 Presidente de la Comisión Europea,
se reunieron con 
Volodymyr Zelenskyy, Presidente de Ucrania
en 
Kiev con motivo de la 24ª cumbre entre la Unión Europea y Ucrania.

Con el tiempo, el fin progresivo de su intervención le permitiría a Trump establecer una relación más fluida y menos conflictiva con Moscú para dejar la guerra de lado y plantear asuntos que le importan a EE.UU. mucho más que lo que sucede con los ucranianos como, por ejemplo, la explotación de minerales y tierras raras hasta la exploración espacial y la seguridad global. De última, las piezas del rompecabezas geopolítico tendrán que caer donde deben caer dada la increíble conjunción de estulticia, vanidad, terquedad, codicia, ineptitud, mezquindad y egolatría de la enorme mayoría de los políticos y la enorme voluntad de poder de los dos actores principales en Kiev y Moscú.

Al menos, tal como sugería al principio, a esa conclusión han arribado Viktor Orban y los miembros del Consejo de Seguridad de Hungría. Difícilmente se equivoquen. Hoy, los rusos han acusado recibo de la decisión húngara sin discutirla. 

De este lado del charco, haríamos bien en tomar nota. Dentro de tan solo un par de años (o mucho antes), el mundo entero será muy diferente. Creo que fue Clemenceau el que dijo que “La guerra es una cosa demasiado seria como para dejársela a los militares.” Si bien los civiles tampoco han brillado precisamente en materia de enfrentamientos bélicos, tampoco deja de ser cierto que el futuro es algo demasiado importante como para dejárselo a unos políticos cuyas ideologías – sean de “derecha” o de “izquierda” – atrasan por lo menos 150 años como sucede con la mayoría de los politicastros occidentales.

 

 NOTAS


[1] )- https://www.facebook.com/reel/23917654417923904 - También difundido por los rusos en: https://actualidad.rt.com/actualidad/552179-orban-bruselas-decidir-ucrania-continuar-guerra

[2] )- https://x.com/disclosetv/status/1924577653211689073

[3] )- https://www.president.gov.ua/en/news/volodimir-zelenskij-rozpoviv-istoriyu-svoyeyi-rodini-pid-cha-59437

[4] )- https://www.infobae.com/america/mundo/2022/04/06/volodimir-zelensky-dijo-que-ucrania-se-puede-convertir-en-un-gran-israel-con-su-propia-identidad/

https://jewishquarterly.com/articles/extract/2022/02/volodymyr-zelensky

[5] )- https://www.tuftsdaily.com/article/2023/10/the-dangers-of-ignoring-ukraines-neo-nazis

[6] )- De donde proviene, precisamente, el nombre de “Rusia”.

[7] )- https://foreignpolicy.com/2024/07/29/ukraine-is-still-too-corrupt-to-join-the-west/











lunes, 3 de marzo de 2025

MANUAL DE POLÍTICA PRÁCTICA

Espero sinceramente que el lector encuentre en estas páginas, aunque más no sea algunas ideas útiles para la construcción de una política mejor ajustada a las realidades y a las necesidades del Siglo XXI. Mi mayor anhelo es que una política práctica, desvinculada de dogmatismos ideológicos inviables y orientada por lo delineado en estas páginas, sirva a las juventudes de las naciones de Occidente como punto de partida para construir soluciones adaptadas a cada realidad particular y las ayude a emerger de la actual decadencia generalizada. 

Denes Martos
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sábado, 11 de enero de 2025

LA CLAVE DEL MISTERIO DE LA VIDA

 

¿Sabemos realmente qué es la vida?

Nada en relación a la vida debe ser temido;
solo debe ser comprendido.
Ahora es tiempo de comprender más,
para que podamos temer menos.
Marie Curie

Milagros, en el sentido de fenómenos
que no podemos explicar,
nos rodean todos los días.
La vida misma es
el milagro de los milagros.
George Bernard Shaw



Si uno se plantea la pregunta del subtítulo y se pone a estudiar seriamente el tema, luego de muchas horas, días y hasta años de investigación, estudio, análisis y reflexión – sobre todo en el aspecto de la esencia y el origen de la vida – la conclusión a la que uno arriba es decepcionante. Porque la triste verdad es que no sabemos en absoluto que es la vida. Podemos observarla y describirla, podemos catalogar sus diferentes manifestaciones, especular con unas cuantas teorías aparentemente plausibles, estudiar sus componentes moleculares y hasta sub moleculares; pero eso es todo. De una célula viva podemos saber cómo funciona pero no por qué funciona.

No tenemos ni idea de qué es exactamente lo que impulsa a los seres vivientes. No tenemos más que toda una colección de teorías sobre cómo pudo (quizás) haber surgido la vida sobre nuestro planeta y, en última instancia, ni siquiera podemos estar seguros de que esa vida sea patrimonio exclusivo de un, y solo un, planeta entre todos los demás planetas existentes en la inmensidad del universo. Aunque – por ahora y por lo que sabemos – así parecería ser.

Nunca hemos conseguido crear vida. Solo la hemos manipulado respetando sus leyes y destruyéndola sin remedio cada vez que las violamos. Lo realmente curioso es que hoy tampoco la Naturaleza se halla creando vida en un sentido estricto. De hecho, toda la información a nuestro alcance indica que en la actualidad no existe creación sino solamente reproducción y evolución de la vida. Obviamente, en algún momento tuvo que existir un comienzo. Quizás sepamos algo sobre cuando fue ese comienzo; ([1]) en lo que solo tenemos una colección de teorías inverificables es sobre la cuestión de cómo fue.  En última instancia, la vida es algo tan complejo que, al menos por ahora, no tenemos una respuesta concreta y universalmente aceptada para definirla.

Origen de la vida

Contrariamente a lo que mucha gente cree, Charles Darwin al hablar tanto de la evolución de las especies como del origen del Hombre, no estableció una teoría acerca del origen de la vida como tal. Todo lo que sabemos de su idea al respecto es una especulación teórica en cuanto a que la primera vida “podría haber ocurrido en un pequeño charco tibio” con la adecuada combinación de condiciones y elementos químicos. ([2])

Desde entonces hasta hoy no hemos avanzado mucho en el conocimiento de los orígenes. Lo único que sí hemos hecho es aumentar el número de las teorías, de las cuales citaremos aquí solo algunas de las más conocidas.

Hipótesis de la sopa primigenia: Es la versión moderna de la idea del “pequeño charco tibio” de Darwin. La hipótesis sugiere que la vida comenzó en una "sopa" cálida de moléculas orgánicas. La idea es que los compuestos orgánicos simples, formados a partir de gases atmosféricos y fuentes de energía como rayos o radiación ultravioleta, se acumularon en el agua y experimentaron reacciones químicas para formar moléculas más complejas. Estas moléculas habrían conducido finalmente a las primeras formas de vida simples.

Hipótesis de fuentes hidrotermales: Esta hipótesis propone que la vida se originó en fumarolas hidrotermales en el fondo del océano. Estos respiraderos emiten agua caliente rica en minerales, lo que proporciona un entorno único donde podrían ocurrir reacciones químicas que podrían haber impulsado la síntesis de moléculas orgánicas. Lo cual habría llevado a la formación de formas de vida tempranas.

Hipótesis de fuentes hidrotermales alcalinas: esta es una variación de la hipótesis anterior que se centra en fumarolas hidrotermales alcalinas (de alto pH).

Hipótesis del ARN:  Esta hipótesis postula que el ácido ribonucleico (ARN) fue la primera molécula auto - replicante, anterior al ADN y las proteínas. El ARN puede almacenar información genética y catalizar reacciones químicas, lo que lo convierte en un candidato probable para la primera biomolécula.

Hipótesis del hierro-azufre: Propuesta por Günter Wächtershäuser, esta hipótesis sugiere que la vida se originó en la superficie de minerales de sulfuro de hierro y níquel. Estos minerales podrían haber catalizado la formación de moléculas orgánicas a partir de gases simples como el monóxido de carbono y el sulfuro de hidrógeno.

Hipótesis de la panspermia: La panspermia sugiere que la vida no se originó en la Tierra sino que fue traída aquí desde otras partes del universo, posiblemente a través de cometas, meteoritos o polvo interestelar.  Obviamente esta hipótesis no explica cómo comenzó la vida; solo sugiere que puede haber sido en otra parte y sería, de algún modo, un fenómeno cósmico.

Panspermia dirigida: Mientras que la panspermia tradicional sugiere que la vida se originó en otras partes del universo y fue transportada a la Tierra, la panspermia dirigida sostiene alternativas de ciencia ficción. Postula que la vida, habiéndose originado en otro lugar del universo, fue “trasplantada” a la tierra por alguna entidad inteligente. Al igual que la panspermia tradicional, esta variante tampoco responde a la cuestión del surgimiento de la vida; solo traslada todo el problema a otro planeta y, en este caso, únicamente le agrega algunos extraterrestres y naves espaciales para hacer más interesante el relato.

La hipótesis bacteriana: Una de las más recientes hipótesis de los que sostienen que todos los seres vivos del planeta descienden de un único organismo con estructura de bacteria bautizado como LUCA (del inglés Last Ultimate Common Ancestor o, en español, el Último Antepasado Común). Y últimamente se cree que fue una bacteria. ([3])

Aparte de las hipótesis estrictamente materialistas, existen otras que postulan la imposibilidad de explicar el surgimiento de la vida solamente por procesos físicos y químicos.

El creacionismo es, básicamente, la creencia de que la vida, la Tierra y el universo fueron creados por un ser o deidad sobrenatural. - Existen varias formas de creacionismo, desde aquellas que interpretan los textos sagrados en forma literal – desechando fanáticamente todos los conocimientos racionales que se oponen a esos textos ([4])  hasta las que aceptan una Creación como el origen del universo y la vida pero no una interpretación literal de los textos sagrados.

El vitalismo es la creencia de que a los organismos vivos les es inherente una "fuerza vital" o "impulso vital"; una forma de “energía” especial, responsable por las características y funciones de los organismos vivos. Esta “energía”, según las interpretaciones materialistas, no sería más que una supuesta “propiedad de la materia”.

Teorías espirituales o místicas: En algunas filosofías orientales, como en ciertas interpretaciones del hinduismo y el budismo, la vida se considera parte de un ciclo eterno de creación y destrucción, en el que una conciencia divina o cósmica desempeña un papel central. En general y más allá de las mencionadas, las teorías no materialistas tienen sus raíces en perspectivas filosóficas, teológicas o metafísicas y pueden variar ampliamente según los contextos culturales y religiosos.

La hipótesis del Diseño Inteligente: Desde fines de la década del 1900 surgió una teoría que trató de dejar abierta la puerta para considerar la posibilidad de la intervención de un Creador. Esta teoría postula que la vida es demasiado compleja para haber surgido únicamente a través de procesos casuales y que debe haber habido una causa o un diseñador inteligente. Sus defensores argumentan que ciertas características de los organismos vivos exhiben una "complejidad irreducible" ([5])  o “complejidad especificada” ([6]), que no puede explicarse mediante procesos evolutivos graduales ocurridos por azar.

El diseño inteligente no identifica necesariamente la identidad exacta del “responsable” por el diseño. Tampoco revela en todo su detalle la esencia intrínseca de la vida, en el sentido que nos permita entenderla y reproducirla de un modo diferente al de hacerla surgir a partir de otro ser viviente – que es lo único que siempre pudimos y seguimos pudiendo hacer. Solo postula que, a través del estudio detallado de los seres vivos, especialmente en el ámbito de la microbiología, los resultados indican un diseño. Y donde hay diseño, necesariamente debe haber un Diseñador. ([7])

En el video que ofrezco a continuación, se muestran las consideraciones de un grupo de científicos que, a partir de la segunda mitad del Siglo XX, se atrevieron a desafiar el modelo evolucionista de Darwin.

Se explica aquí por qué se vieron obligados a buscar una alternativa al tradicional relato del charco primigenio en donde por casualidad se formó una especie de “sopa” en la que, por casualidad, estaban todos los elementos químicos necesarios, los cuales, por casualidad, se juntaron en una estructura que, por casualidad, pudo evolucionar y, por casualidad, mutar hasta convertirse en auto replicante con lo que, por casualidad se formó la primera célula que, por mutaciones casuales, siguió cambiando a través de millones de años en los que, por medio de una serie de adaptaciones a un medio casualmente cambiante, se fueron manteniendo las mutaciones útiles y desapareciendo las inútiles para la lucha por la supervivencia con lo que, repitiendo el proceso millones de millones de veces durante millones de millones de años al final se obtuvo (¿hará falta que diga “por casualidad”?) un mamífero de caminar erguido, pulgar oponible, de escaso vello corporal al que los antropólogos pudieron llamar “Homo sapiens”. 

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Una sola observación antes de que arranquen el video. Por esas cosas del doblaje al castellano, a la expresión “intelligent design” el locutor la traduce como “designio inteligente”. Esto es problemático. El significado del término inglés de “design” es muy afín a los conceptos de “plan” o “proyecto”. A su vez, según la RAE, justamente estos dos conceptos constituyen la definición de la segunda acepción del término “diseño”. Por ello la expresión “diseño inteligente” es la que debería utilizarse. “Designio” no es del todo incorrecto pero no refleja adecuadamente el sentido del concepto que usan los científicos. 

Reunión en Pájaro Dunes – California 1993
Participantes

Prof. Philip E. Johnson Universidad de California. Berkeley-
Dr. Paul A. Nelson   Filósofo de la biología
Dr. Dean H. Kenyon   Biofísico Universidad Estatal de San Francisco
Dr. Michael J. Behe  Bioquímico Universidad de Lehigh
Dr. Stephen C. Meyer Historiador y Filósofo de la ciencia - Discovery Institute
Dr. William Albert "Bill" Dembski  Matemático - Universidad de Illinois, Chicago 
Dr. Jonathan Wells biólogo molecular Universidad de California Berkeley
Dr. Jed Macosko biólogo molecular, Universidad de California. Berkeley
Dr. Scott Minnich biólogo molecular Universidad de Idaho
Dr. Phillip Johnson Prof. de Derecho Universidad de California Berkeley


Haga click en la imagen para arrancar el video

Quienes deseen profundizar en el tema pueden
consultar la obra pionera de Michael J. Behe,
"La Caja Negra de Darwin" AQUÍ


 NOTAS


[1] )- O mejor dicho, cuando pudo probablemente ser. Existe un relativo consenso académico para la estimación de que la vida pudo haber surgido probablemente entre 3.800 a 4.400 millones de años atrás. 

[2] )- Carta de Darwin a su amigo Joseph D. Hooker, 1871.

[4] ) – Como p.ej. las llamadas sectas “fundamentalistas” protestantes norteamericanas  y otras denominaciones religiosas dogmáticamente rígidas.

[5] )- Michael Behe, “La Caja Negra de Darwin”, ISBN 0978978978

[6] )- William Dembski, “Intelligent Design” (1999). ISBN 09780830823147.