lunes, 30 de octubre de 2023

HUMANOS INHUMANOS

Ladislao Bogár

Tenemos una Guerra Mundial, ahora en dos frentes.


Hay una Guerra Mundial, ahora en dos frentes, por lo que quizás no sea sorprendente que nos encontremos con el adjetivo „inhumano” todos los días. Además, también nos parece natural que a esa adjetivación de “inhumano” la apliquemos principalmente a las personas; a personas inhumanas. Detengámonos un poco en esta frase, porque ¿puede una persona ser inhumana? ¿Podemos clasificar a alguien como "inhumano" sin tener el coraje de determinar qué es ser "humano"? Porque en mis últimos cincuenta y cuatro años de adulto no me he encontrado con un intento tan ambicioso. Por supuesto, hubo, y obviamente habrá, intentos de definición que no se enfrentaron con la cuestión, o incluso buscaron encubrirla conscientemente. Pero no es muy frecuente un planteo que podría ayudarnos a resolver el misterio, de cómo el Hombre, el ser humano, puede ser inhumano.

En el primer y segundo frente de la actual Guerra Mundial (este último fue abierto por ese poder oficialmente declarado „inexistente” que no obstante ha sido el Señor de todas las guerras en Medio Oriente) sucede casi todos los días algo que podemos calificar de inhumano y, sin embargo, nos vemos frente al incómodo hecho de que se trata de acontecimientos provocados por seres humanos. Entonces, ¿cómo es esto? 

Para analizar las capas más profundas de la pregunta, vale la pena recordar el debate que Ágnes Heller provocó en algún momento a mediados de la década de 1990 con su declaración de que el Holocausto está fuera de la Historia. Unas semanas después, en respuesta a esto, se argumentó que el problema era que el Holocausto estaba fuera de la Historia pero que debía ser incluido  en ella. Si interpretamos bien este debate inconcluso, la pregunta aquí es: ¿cómo se puede considerar a la inhumanidad en el contexto histórico?

Si la respuesta a esta pregunta es que no se puede – o incluso que no se debe – entonces lógicamente se deduce que los perpetradores no son humanos, ya que sus acciones están fuera de la Historia humana. Si, por el otro lado, la respuesta es que no solo se puede sino que se debe (o más bien que se debería) considerar las acciones en su contexto histórico, entonces nos tendremos que dedicar al doloroso trabajo espiritual de tratar de descubrir, cómo las personas pueden hacer cosas que, si bien podemos calificar correctamente de “inhumanas” en un primer enfoque emocional, no pueden ser más que „humanas” toda vez que los perpetradores fueron seres humanos. De modo que volvemos a la pregunta básica de ¿qué es el Hombre?

¿Cómo es que una persona parece ser capaz de cometer un acto de “inhumanidad”, es decir: de hacer cosas que están totalmente en desacuerdo con la esencia más profunda del ser humano? Porque el Hombre es básicamente bueno. ¿En serio? Porque, si lo es, entonces, ¿cómo es posible que los pueblos de Medio Oriente hayan incorporado desde hace miles de años en su teoría existencial la lógica del „ojo por ojo y diente por diente”? ¿Y qué podemos opinar sobre la moraleja más frecuente en los cuentos populares, según la cual a una buena acción le corresponde el Bien como recompensa? 

Mientras que el primer mensaje proviene de la "Ley del talión", un criterio existencial que, digan lo que quieran los juristas, está construido sobre el pedestal de la venganza, y parte de la premisa de que el hombre es capaz del Mal (es decir: capaz de cualquier “inhumanidad” ), el segundo directamente no interpreta la esencia ontológica del Mal, sino que solo nos insta gentilmente a que seamos humanos, así que apreciemos y hagamos el Bien – si podemos. El primero sigue lógicamente la profundización del Mal, ya que conduce a la guerra existencial total (1) en la que es cada vez más frecuente el enfoque destructor que me puede llevar a considerar que, si le puedo hacer al otro más daño del que él me puede hacer a mí, entonces puedo decir que gané, a pesar de que es obvio que ambos perdimos.  En el segundo, sin embargo, puede que no sea una exageración interpretar la profundización del Bien, porque si soy capaz de no "esperar a los demás", – es decir: de hacer el Bien sin depender de los demás – sino que actúo manifestando naturalmente mi ser más íntimo, esto puede ser quizás algo así como un hechizo pacificador que puede inhibir la cadena de esas reacciones mentales que hacen que toda la existencia humana se convierta en  "inhumana".

Ontológicamente, el hombre lleva consigo todo el espectro de la Creación, desde el infierno hasta el cielo. Y la peor noticia de todas es que esto es cierto para todas las personas sin excepción, lo cual coloca en una posición delicada a quienes, por encima de las personas reales, aplican el calificativo de “inhumano” con una arbitrariedad selectiva basada en las "etiquetas” dictadas por el poder de la opinión mundial dominante. 

Varias señales indican que Fukuyama tenía razón en cuanto a que se acerca “El Fin de la Historia”, solo que no exactamente tal como se lo imaginaba, sino justo a la inversa. Profetizó que la combinación de democracia liberal y una economía de libre mercado traería una era de paz y prosperidad eternas. Samuel Huntington, que era profesor en la Universidad de Yale, ante la repentina agitación provocada por Fukuyama, escribió su libro El choque de civilizaciones, en el que profetizó todo lo contrario. Según él, dado que la democracia liberal y una economía de libre mercado no son más que eufemismos para describir la dictadura global de los grupos de poder mundiales del Occidente moderno, podemos esperar toda una serie de disturbios en todo el planeta que demostrarán que el Occidente moderno ha cometido un acto fatal con su estrategia de la “apertura globalizadora”. Y esto será así, porque esos grupos de poder, basándose en su propia perspectiva existencial, se auto perciben como impulsores del único Estado Universal legítimo de la humanidad, por lo que justifican la agresión, el saqueo y la conquista por la fuerza de todo el resto del mundo aún no integrado a ese Estado.

Esta es la Tercera Guerra Mundial que ahora comienza a profundizarse con toda su tremenda inhumanidad en los dos frentes abiertos hasta ahora. Y la perspectiva no es buena: lo que tenemos hoy no es más que un suave preludio introductorio a ese ”Mundo Feliz” anunciado por Aldous Huxley.

(Traducción de Denes Martos)

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NOTAS
1)- Un juego de saldo negativo, según la Teoría del Juego.

1 comentario:

  1. Muy bueno lo que decir
    Yo creo que hay más personas buenas que malas
    Pero las malas con sus daños se ven más

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