martes, 31 de octubre de 2023

HABLEMOS DEL AMOR

¡Ay de los pueblos gobernados por un Poder
que ha de pensar en la conservación propia! 
Jaime Luciano Balmes 

El amor no puede permanecer en sí mismo.
No tiene sentido.
El amor tiene que ponerse en acción.
Esa actividad nos llevará al servicio
Madre Teresa de Calcuta

El verdadero amor no se conoce
por lo que exige,
sino por lo que ofrece.
Jacinto Benavente



Hace poco, en uno de mis comentarios en la red, se me ocurrió mencionar que nunca hay que seguir a un líder que ama más al poder que a la gente. Ante eso, uno de mis amigos de la red me preguntó a qué tipo de amor se referiría ese "amor al pueblo" entendido en un sentido griego.  ¿Vendría a ser filia, storge, ágape o eros?

¡Buena pregunta! 

En primer término me sorprendió un poco la crítica implícita, y no porque estuviera fuera de lugar sino porque no podía concebir cómo me se pudo haber pasado semejante pifia. ¡Por supuesto que no debí haber dicho "a la gente" sino "al pueblo"! "Gente" es algo genérico, indefinido. "Pueblo" es un término específico y concreto. "Gente" no es más que un amontonamiento casual de seres humanos. "Pueblo" es la población de una Nación que tiene una misión diferenciada en lo universal, tanto como para citar a José Antonio. Un pueblo posee idiosincrasia, historia, tradiciones, mitos, leyendas, religión, arte, filosofías, logros, fracasos, victorias y derrotas que lo distinguen y lo diferencian de los demás pueblos.  La gente es simplemente eso: gente. Seres humanos de cualquier procedencia y característica amuchados por alguna razón o hasta por casualidad. No es nada extraño que la política actual prefiera hablar de gente y no tanto de pueblo. La noción de "pueblo" implica el reconocimiento de características y valores que simplemente ya no figuran en el diccionario de la neolengua políticamente correcta. Debo reconocer que lo mío fue una pifia con crítica merecida. Es que, por más que uno lo intente, quiéralo o no se termina contagiando en alguna medida de la enfermedad terminológica de nuestro tiempo en el que hasta se inventan palabras de género femenino para referirse a sexos que ni siquiera existen en biología.  

Pero vayamos a la pregunta de mi amigo sobre qué es el "amor al pueblo" y cómo lo entendían los antiguos griegos.

Por de pronto, les cuento que, tengo un viejo problema con la palabra "amor". Es más; cuando quiero escandalizar un poco a mis oyentes a veces digo que "amor" es una mala palabra. Es que uno nunca sabe muy bien qué es lo que significa: amamos a nuestras madres, a nuestros padres, a nuestros cónyuges, a nuestros hijos. Pero también amamos las puestas de sol, los paisajes hermosos, la inmensidad de un cielo estrellado. Más aun: amamos a nuestro perro, al fútbol, al dulce de leche y al café con leche y medialunas. Encima de eso afirmamos amar a la Patria, a su bandera y a su pueblo. Después de todo eso, ¿qué significa la palabra "amor" realmente?

Los antiguos griegos eran bastante más precisos con sus términos. Así como tenían una palabra para el enemigo personal (echtros) y otra para el enemigo "bárbaro" no-griego (polemios). Del mismo modo, tal como señala mi amigo, tenían cuatro términos diferentes para distintas formas de "amor": philia, storge, agape y eros.  

Confieso que tuve que ir a mi biblioteca a rastrear libros leídos años ha, para refrescar conceptos que ya no tenía en la memoria. Philia y eros no me presentaban dificultades; el primero aparece como prefijo o sufijo en numerosas palabras indicando amistad, o "amor por", como por ejemplo el término "filosofía" que es filo = amor + sofía = saber, o bien "bibliófilo" que es amor a los libros. Eros supongo que es de dominio público; pero ¿qué significaba agape y, sobre todo, storge? El primero me sonaba a "banquete" mientras que storge no me recordaba a nada así que fui a los libros y a ponerme al día para no hablar tonterías.

Recordé que C.S.Lewis trata el tema con bastante extensión en su libro "Four Loves" (Cuatro amores). Allí, Lewis interpreta estos términos mayormente como "vínculos". Así a storge lo interpreta como un vínculo de empatía; a philia como un vínculo de amistad; a eros como un vínculo de amor romántico y a agape como el vínculo incondicional del amor a Dios. 

Sin duda, la interpretación de C.S.Lewis es interesante y hasta atrayente, pero tiene un problema: no es tan así como lo entendían los griegos. Un error muy frecuente en la interpretación de los textos antiguos que surge de tratar de entenderlos a partir de los criterios actuales y no considerando los vigentes en el momento en que el texto se escribió. 

Así que recurramos a Aristóteles.

Si uno toma en sus manos su "Ética a Nicómaco" y toma notas, el término philia incluiría a: jóvenes amantes, amigos de toda la vida, ciudades entre sí, contactos políticos o comerciales, parientes y niños, compañeros de viaje, camaradas de la milicia, miembros de la misma sociedad religiosa o de la misma tribu, y algunos casos más. Dado lo cual, con esta descripción de la philia aristotélica no conseguiríamos mucha más precisión que con nuestra palabra "amor".

No obstante, hay una definición de Aristóteles que puede orientarnos al menos un poco. Está en su libro sobre "Retórica" y, en esencia, señala que la philia es "hacer por otro lo que uno cree que es bueno para él".(Retórica L1 - Cap.5). 

Esto, de algún modo, incluso coincide con la idea general de que el amor consiste esencialmente en dar. No en vano, en términos de eros por ejemplo, el amor egoísta de quien solo espera recibir se llama concupiscencia. Y, en términos de política, hacer algo bueno por los demás es equivalente a la idea de brindar un servicio y eso se condice bastante bien con el criterio de Federico el Grande que, aun siendo rey, se consideraba a sí mismo como "el primer servidor del Estado". Un criterio que la sabiduría popular expresa como: el que no vive para servir no sirve para vivir.  Quizás justamente porque es incapaz de amar.

Expandiendo, pues, un poco el concepto de Aristóteles apuntado en su "Retórica" uno podría decir que philia es: 

QUERER PARA ALGUIEN LO QUE UNO PIENSA QUE ES BUENO PARA ÉL Y NO NECESARIAMENTE PARA UNO MISMO, ADEMÁS DE ESTAR INCLINADO, EN LA MEDIDA DE LO POSIBLE, A HACER TALES COSAS POR ÉL. 

Creo que, aplicando este criterio, el "amor por el pueblo" estaría bastante razonablemente contemplado por lo que los antiguos griegos entendían por philia

Espero que la conclusión le sirva a mi amigo.

Aunque, sinceramente, me quedo con ganas de saber si Aristóteles estaría de acuerdo. 



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