domingo, 2 de agosto de 2015

ANGELA MERKEL Y LA NIÑA PALESTINA

Lo políticamente correcto
no determina la tolerancia;
solo organiza el odio.
Jacques Barzun

El miércoles 15 de julio Angela Merkel se reunió con  varios jóvenes en la ciudad de Rostock. Pero, ya sea porque la realidad siempre supera cualquier previsión o porque los enemigos políticos de Merkel le organizaron una zancadilla mediática, el encuentro no salió según lo que seguramente previó el personal de Relaciones Públicas de la cancillería alemana.

En medio del encuentro, Reem Sahwil, una niña palestina de 14 años procedente del Líbano, le relató a la canciller que estaba esperando que Alemania aprobara la petición de asilo de su familia porque, según expresó en un alemán impecable: “…quisiera estudiar; es realmente un deseo que cualquiera quisiera ver cumplido y... es realmente muy desagradable ser espectadora de como otros pueden disfrutar de la vida y uno mismo no puede disfrutar con ellos…

Merkel – quien visiblemente no tiene grandes dotes de oradora, aunque su doctorado en física seguramente le permite enfocar los problemas con realismo – comenzó su respuesta reconociendo que “…a veces la política es dura…” pero trató de explicar que Alemania simplemente no estaba en condiciones de dar asilo a los miles y miles de refugiados palestinos que se encuentran en los campamentos del Líbano, a los cuales hasta se les agregarían todos los que podrían venir del África. La canciller continuó diciendo: “Y así estamos ahora en esa dicotomía en que la única respuesta que podemos dar es: no pierdas la esperanza hasta que las cosas estén decididas, pero algunos van a tener que regresar [....] pienso que dentro del plazo de un año todos los casos…” y no pudo seguir porque en ese momento la niña rompió a llorar. [1]

Si bien Merkel interrumpió su respuesta para acariciar y consolar a la pobre niña, la que se hizo un verdadero festín con la situación fue la prensa europea demoliberal de izquierda. Sí; demoliberales de izquierda. Aunque ustedes no lo crean, en Europa existen engendros ideológicos híbridos como ése. Y no solo existen. En materia de Unión Europea y Europa Central/Oriental hasta llevan la voz cantante.


Pero, si bien la noticia recorrió el mundo (sin que en la mayoría de los casos se hiciera el seguimiento para conocer el desenlace), en Alemania y Europa el festín de la propaganda anti-Merkel duró poco porque ya al día siguiente quedó claro que Reem Sahwil no sería expulsada de Alemania. No solo está yendo al colegio allí, no solo habla perfectamente el alemán, sino que su presencia se debe más a problemas de salud que a motivos políticos.

Sucede que la niña nació prematura en un campo de refugiados de Baalbek en 2000 con una parálisis cerebral en su lado izquierdo y un talón de Aquiles más corto. Desde entonces sus padres han estado desesperadamente luchando para brindarle el tratamiento que necesita. Gracias a diversos préstamos y donaciones, en 2010 pudieron volar a Düsseldorf para someterla a una operación de espalda. En realidad es principalmente por eso que la niña está en Alemania. Y es principalmente por eso que no será expulsada. O al menos no debería serlo. [2]

De modo que los socialcristianos partidarios de Angela Merkel pudieron respirar tranquilos y hasta la conciencia humanista de Europa quedó adecuadamente acallada, complacida por la generosidad, la empatía y la hospitalidad de una política que, a pesar de circunstanciales durezas, no se desentiende de lo humano y no se olvida de la compasión y la caridad.

Uno podría suponer que, con ése casi clásico "final feliz", la historia terminó allí y no se habló más del asunto.

Pues no. La jauría periodística olfateó que el tema todavía daba para más. Que todavía se le podía sacar más jugo al drama de la niña palestina que se puso a llorar delante de Angela Merkel. O a la que Angela Merkel hizo llorar, depende de cómo uno quiera redactar la situación.

Consecuentemente los periodistas del diario alemán Die Welt fueron a la casa de Reem y le hicieron unas cuantas preguntas. Y la niña palestina respondió; como corresponde a una niña de 14 años bien educada. Y todo fue muy bien hasta que alguien descubrió que en el living de la vivienda había un mapa histórico de Palestina.

El diálogo que siguió es casi de antología:



— ¿Es Alemania tu patria?
— No, mi patria es Palestina.
— ¿Ya has estado allí?
— No, pero algún día viviré allí – dice, y sus ojos se iluminan.
— Pero ¿qué es en realidad Palestina? ¿De qué territorio estás hablando?
— De todo – responde Reem
— Pero ahí está Israel.
— Si, pero mi esperanza es que en algún momento ya no esté y que sea solamente Palestina.
— ¿Y cómo se produciría eso?
— El país no debería llamarse más Israel sino Palestina.  [3]

¡Oh la ingenuidad infantil!

Solo espero que, después de estas respuestas, las autoridades alemanas no decidan finalmente la expulsión de los Sahwil por considerar que la familia de Reem representa un peligro para la seguridad nacional de Alemania. O para la políticamente correcta interpretación del pasado histórico alemán.

Porque no sería nada raro que lo hicieran.

Algunas ideas políticamente muy incorrectas tienen la mala costumbre de ser también muy contagiosas.

Especialmente viniendo de una chiquilina de 14 años que todavía no aprendió a mentir.

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NOTAS:
1)- http://www.elmundo.es/internacional/2015/07/19/55abda19e2704eba3a8b456f.html
2)- http://www.latercera.com/noticia/mundo/2015/07/678-639852-9-la-historia-de-la-nina--palestina-a-la-que-merkel-hizo-llorar.shtml
3)- http://www.welt.de/print/wams/vermischtes/article144445399/Reem-und-wie-sie-die-Welt-sieht.html




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