MIS LIBROS

jueves, 21 de marzo de 2019

GRIETAS Y MENTIRAS

Todos los partidos políticos
terminan muriendo sofocados por
sus propias mentiras.

El patriotismo consiste en
defender a tu Patria siempre
y a tu gobierno cuando se lo merece.

Supongamos que eres un idiota,
y supongamos que eres miembro del Parlamento;
... aunque creo que me estoy repitiendo...

Mark Twain



Liberación o dependencia

Hay palabras que, en cierta medida, definen toda una época.

Hace no tantos años atrás, probablemente la palabra más repetida en todos los ámbitos imaginables fue "liberación". Tuvimos así liberaciones de todo: desde la liberación sexual para hacer el amor y no la guerra, pasando por la liberación de los pueblos oprimidos con el solícito apoyo de la URSS y los curas del primer, del segundo y del tercer mundo,  hasta la liberación de las normas impuestas por el establishment – o "eshtablimesh" como recuerdo que dijo por ahí un cretino cuyo nombre prefiero olvidar. 

Hoy, después de toneladas de LSD, nubes de cannabis, pastillitas de todos los colores y jeringas de inyectables varios, venimos a enterarnos de que, en materia del amor y no la guerra, todavía nos quedaba liberarnos del patriarcado y de todos sus machismos conexos.

Así como, después de miles de muertos en una numerosa serie de las guerras – civiles e internacionales – más sucias, estúpidas e inútiles que conociera la Historia Universal, seguimos asistiendo al espectáculo de países enteros que colapsan porque sus dirigentes se preocupan más por la lucha de clases y por inmolar a los demás en el combate metafísico contra los dioses del "imperio" que por cuidar y defender a su propia gente que huye de a millones de los paraísos marxistas que nadie soporta para tratar de entrar en los infiernos liberales en dónde nadie los quiere.

Asistimos también al espectáculo de iglesias que se convierten en teatros, boliches, restaurantes, gimnasios y hasta queserías o skate-parks, no solo porque ya nadie concurre a ellas sino también porque no quedan curas para atenderlas y a los que quedan ya nadie les cree. [1]

Iglesia Asturiana convertida en pista de skate
Y finalmente los mayores beneficiarios de la liberación de las normas del famoso establishment han sido los criminales que cuentan con mayor protección jurídica que las personas honestas porque en lo que a estas personas honestas se refiere, no solo no se han liberado de nada sino que soportan inflaciones, presiones impositivas, devaluaciones, estanflaciones y cada vez más rígidos controles orwellianos por parte de los políticamente correctos; no sea cosa que a alguien se le ocurra darse cuenta de que el rey está desnudo y señale que el sistema no funciona o, peor aún, se dedique a explicar por qué no funciona para la gente normal que (todavía) trabaja mientras que funciona estupendamente bien para cierta secta de Elegidos a la que hasta por ley está prohibido criticar.

Sí. Nos hemos "liberado" de un montón de cosas. Pero, si lo que logramos con esa tan manoseada y hasta sanguinaria "liberación" es la única libertad que puede ofrecer el sistema, me temo que estamos devaluando la libertad en la misma proporción en que hemos conseguido devaluar la moral, la ética y hasta el sentido común con la consiguiente e inevitable inflación en los rubros de criminalidad, corrupción, perversión y depravación.

Porque ahora, desde que se hizo bastante evidente que el sistema es incapaz de ofrecer alternativas reales, se implantó la palabrita que define la época actual. Esa palabreja profusamente citada es: "grieta".

La grieta

El empleo alegórico de la palabreja es algo relativamente nuevo; su significado, en cambio, es más viejo que andar de a pié: significa simplemente "conflicto no resuelto" y se aplica a conflictos que continuamente se reiteran a lo largo de la Historia. Ricos y pobres; poderosos y humildes; viejos y jóvenes; cultos y brutos; civilizados y salvajes; fuertes y débiles; autóctonos y bárbaros; ateos y creyentes; herejes y ortodoxos; burgueses y demagogos; aristócratas y plebeyos, valientes y cobardes; trabajadores y vagos; disciplinados y revoltosos; inteligentes y estúpidos; suegras y yernos, hinchas de River y de Boca...

No crean que esto último es tan extemporáneo. Hace más o menos unos 1.500 años, en la antigua Bizancio, los "verdes" y los "azules" constituían las dos barras bravas más importantes de las carreras del hipódromo. La "grieta" entre estas dos hinchadas terminó siendo tan importante que trascendió hasta los más altos niveles del gobierno y, en el 532 DC, bajo Justiniano I, estalló por diferentes motivos en un enfrentamiento que la Historia registra como "Los Disturbios de Niká". No piensen que se trató de una reyerta parecida a las emboscadas que se practican a veces en el fútbol argentino. La de Niká fue tremenda en serio. Según Procopio, la revuelta fue sofocada al costo de la muerte de unas 30.000 personas. [2]

Como podrán apreciar, no solo las grietas sangrientas sino hasta la famosa cifra de los 30.000 tiene cierta manía de repetirse. Los 30.000 muertos de Rotterdam en Mayo de 1940 (que al final resultaron ser 814) [3]; las algo más de 30.000 personas que, según la OIM, murieron entre 2014 y  2018 tratando de emigrar de sus países [4]; las 30.000 personas fallecidas que en España seguían cobrando pensiones [5]; los 30.000 drogadictos que en los Estados Unidos murieron en 2017 por sobredosis de fentanilo [6];  y por supuesto nuestros 30.000, los de aquí, en la Argentina... Es curioso. Pongan 30.000 muertos en el buscador de Google. A mí me acaba de dar 3.560.000 resultados. ¿Habrá algo de cabalístico en la cifra de 30.000? ¿O es que para los armadores de noticias, eso de 30.000 es tan solo sinónimo de algo así como "mucho pero todavía creíble"?

Perdón por la digresión. Lo de las mentiras lo veremos un poco más adelante. Por ahora dejemos la numerología periodística y volvamos a la grieta.

¿Cuántas grietas sufrimos en la Argentina? Pues prácticamente todas las apuntadas más arriba y algunas más; "de yapa", como diría Jauretche. Si quisiéramos tratarlas a todas probablemente tendríamos  que escribir todo un manual de sociología. Especialmente de sociología política porque las sociedades, como el proverbial pescado, empiezan a pudrirse por la cabeza y en términos políticos esa "cabeza" – metafóricamente hablando – es el Estado.

Grietas en la Argentina

Las grietas sociopolíticas en la Argentina son varias, de muy diferentes índoles y algunas hasta tan contradictorias que resultan difíciles de entender si uno se limita a usar exclusivamente las herramientas de la razón. 


Tenemos, por ejemplo, la grieta clásica entre "peronistas" y "gorilas"; o sea: entre peronistas pasionales y antiperonistas viscerales. Hasta ahí todo bien. Es decir: "todo bien" no. En realidad "todo mal" porque estos dos siempre terminan a los cascotazos peleándose por cosas que pasaron hace 64 años. Pero al menos la bronca se entiende; en parte justamente por esas cosas que pasaron hace 64 años.  Sin embargo la cuestión ya se complica horrores cuando uno se da cuenta que, en forma transversal, a esa grieta la entrecruza otra que divide a "fachos" de "zurdos"; ambos embanderados tras la consigna de que "hay que trabajar dentro del peronismo". Y para colmo hay otra muy similar, también interrelacionada aunque en un plano ideológico, y por ende de índole un poco más abstracta, que divide a "la derecha" de "la izquierda" con tipos parados a uno y otro lado de esa grieta gritando a voz de cuello que lo de "izquierda" y "derecha" ya no tiene sentido porque se volvió obsoleto y superado y que ahora hay que ser de Tercera Posición. Pero después resulta que hay una Tercera Posición tipo nipo-nazi-fasci-falanjo-peronista y otra Tercera Posición de clase demagogo-populista-clasista-marxista-gramsciana; a las cuales, si les agregamos la Cuarta Teoría Política de Aleksandr Dugin, obtenemos tres Terceras Posiciones con sus respectivas grietas y nos quedamos preguntando por qué la de Dugin tiene que ser la cuarta. [7]

Después hay también otras grietas. Hay algunos que consideran que un ser viviente en el vientre de su madre es solo una cosa que, dado el caso, se puede simplemente eliminar porque no hay por ahí una ley que lo considere "persona", y del otro lado de esta grieta están quienes consideran que un ser vivo es un ser vivo (valga la tautología) y que matar a un ser vivo es asesinato. También hay personas que afirman que la relación hombre-mujer no es más que un apareamiento mutuamente consentido mientras que, del otro lado, todavía quedan hombres y mujeres que aún entienden el significado de la palabra "familia".

No me quiero extender enumerando todas las "grietas" que operan en la actualidad, tanto en nuestro país como en el mundo entero. La lista es, por desgracia, muy larga y no creo que lo realmente importante sean sus múltiples instancias y versiones. Creo que ganaríamos mucho más investigando un poco de donde provienen.

La realidad social

Las tensiones en una sociedad son algo natural y normal. La imagen idílica de una sociedad sin conflictos que subyace, en forma explícita o tácita, a todas las utopías y especialmente a las de izquierda es una fantasía irrealizable por la simplísima razón de que no se condice con la propia condición humana. En cualquier grupo de seres humanos, más temprano que tarde, surgirán conflictos producidos por los diferentes intereses, los diferentes gustos, las diferentes aspiraciones, las diferentes creencias, los diferentes talentos y hasta por los diferentes temperamentos. Es que – admitámoslo de una buena vez – los seres humanos NO somos iguales y la unanimidad de voluntades no es precisamente lo que más nos caracteriza.

Por el otro lado, muy pocas personas tienen una cabal y consciente noción del futuro. Pregúntenle a cualquier persona de, digamos, 30 años qué es lo que prevé hacer cuando tenga 60 y les apuesto que el 90% de los entrevistados – si es sincero – contestará que no tiene la menor idea. Es que las personas normales tienen limitado su horizonte de previsión, en primer lugar por la duración de la vida propia y, en segundo lugar, por la estabilidad percibida en el medio en que viven. Nadie hace muchos planes en ambientes de gran volatilidad – en la Argentina tenemos una sólida experiencia en eso – y tampoco alguien haría planes para cuando cumpla 100 años. Consecuentemente, desde el momento en que las sociedades y los organismos políticos tienen una duración histórica que abarca generaciones y siglos enteros, es de lógica elemental que, en alguna parte, tiene que haber una instancia encargada de la planificación a mediano y largo plazo a no ser que se quiera vivir corriendo a los hechos desde atrás en medio de los manotazos de una improvisación permanente – que en eso también tenemos una sólida experiencia aquí en la Argentina.

Y por último las sociedades requieren líderes, conductores. Como con buen sentido crítico marcaba Jaime María de Mahieu, hasta las sociedades anónimas comienzan sus actividades nombrando a un presidente [8] y no es ninguna casualidad que en las empresas el concepto de liderazgo esté últimamente muy vigente y sea algo tan estudiado. Es que, como por su parte señalaba Ortega y Gasset, ya la misma palabra sociedad proviene, obviamente, del latín socius = socio; pero, etimológicamente, socius a su vez proviene de sequor que es el secuaz, el que sigue. Con lo cual, dice Ortega, ya los romanos sabían que no existe sociedad sin algunos pocos que "echen para adelante" y otros muchos que les sigan. [9]

Por consiguiente, toda sociedad, todo organismo político, toda comunidad organizada, si aspira a perdurar en el tiempo con al menos algún grado de libertad y soberanía,  necesita inevitablemente de una instancia dedicada a: 1)- armonizar las divergencias a fin de obtener consensos fundamentales, 2)- planificar un futuro necesariamente positivo para el largo plazo y 3)- conducir al conjunto hacia el logro de ese futuro.

El Estado y las grietas

Esa instancia de conciliación, planificación y conducción es el Estado y las actividades de síntesis, previsión y liderazgo responden a las funciones esenciales que, no solo todo Estado tiene que cumplir, sino que incluso justifican en absoluto la existencia del Estado como institución política y social siendo que, contrariamente a lo que siempre se afirma, el auténtico Estado no gobierna a la sociedad sino en nombre de la sociedad.

Ahora bien, visto lo anterior si nos preguntamos por qué surgen las grietas la respuesta es bastante obvia: las principales grietas surgen porque el Estado ha fallado en cumplir con sus funciones esenciales.

En la Argentina tenemos grietas porque una manga de políticos ignorantes entendió a Carl Schmitt exactamente al revés y malinterpretó con mezquindad y resentimiento la noción de "enemigo político" que, en rigor, solo es aplicable al enemigo de todo el organismo político y jamás al adversario de tan solo una facción del mismo. [10] Llevando al campo político la lógica del enfrentamiento incondicional de la lucha de clases y utilizando tan solo una fraseología algo diferente para licuar la dureza del planteo marxista, esta secta política petrificó el "nosotros contra ellos" que durante casi todo el Siglo XX desgarró el cuerpo social de la Argentina. 

Luego de la reimplantación de la democracia en 1983, el resentimiento del clasismo marxista, tras fracasar en su intento de asaltar el poder mediante la insurrección armada, volvió por su venganza y en lugar de superar el conflicto, echó sal en las heridas y cavó trincheras para imposibilitar hasta el menor intento de restablecimiento de la paz social. De allí surge una de las principales grietas que todavía sigue padeciendo la República Argentina.

Otra serie de grietas surge por el hecho de que en la Argentina no existen las llamadas "políticas de Estado", un eufemismo utilizado para no tener que admitir que no existe ninguna planificación que trascienda el mezquino horizonte electoral de la politiquería partidocrática.

En parte, ésta es una característica inherente a la democracia misma. Ningún político se dedicará a elaborar planes para los próximos treinta o cincuenta años si su propia gestión está limitada a cuatro o seis. Menos todavía cuando la implementación de esos planes requeriría necesariamente el consenso de unos cuantos políticos adicionales de quienes no se sabe si continuarán en sus cargos dentro de tan solo un par de años más. Así, al no haber una visión política integral a largo plazo, la economía está obligada a tratar de dominar las coyunturas con "planes económicos" sin sustento político y muy limitados alcances. Con ello toda política económica se limita a producir planes meramente técnicos que por supuesto quedan expuestos – en  un estado de indefensión casi total – a los vaivenes y caprichos de "los mercados" dominados por la plutocracia.

El resultado de esta inversión de prioridades en la que la política queda subordinada a la economía, es la grieta cada vez mayor que separa a ricos de pobres. Y a esa grieta se suma otra que es quizás peor todavía: es la que divide a los que todavía tienen trabajo y producen de aquellos que viven de subsidios y no producen ni siquiera el equivalente de lo que consumen. En estas condiciones no existe, porque no puede existir, plan económico alguno capaz de dominar la situación y menos aún pueden tener éxito planes de corto y muy mediano plazo que parten del supuesto de que si los números de la economía están bajo control todo lo demás estará bien de un modo automático.


Por último, una tremenda y enorme grieta separa a los políticos de todo el resto de la población. Y esto es por una razón muy simple: ya no les creemos. [11] No les tenemos confianza, siendo que la confianza es un ingrediente indispensable al liderazgo el cual, a su vez, es el impulsor indispensable del consenso. No podemos seguir a alguien en quien no confiamos. No podemos aceptar como líderes a personas que nos han mentido innumerable cantidad de veces, en parte porque la mentira es su inclinación natural, en parte porque ideológicamente están convencidos de las mentiras que dicen y en parte porque saben que si dijeran la verdad no los votaría nadie. Y la grieta de la desconfianza es tan grande porque abarca mucho más que tan solo a la política partidaria y las personas que la encarnan. Se refleja con la misma – o mayor – intensidad en la vida económica y hasta en la vida cultural en general lo cual incluye la moral, la ética, la filosofía y hasta la religión misma.

La desconfianza y el descreimiento

No somos solamente nosotros los ciudadanos de a pié los que no creemos en la política de los politicastros. Los empresarios tampoco pueden confiar en ellos. Al  no haber un plan político explícito nadie sabe hacia dónde se dirige la Argentina; al no haber capacidades reales de liderazgo nadie sabe quién y cómo podría lograr los consensos imprescindibles que son necesarios para superar las tensiones internas; al haber solo emparches de coyuntura nadie sabe cuánto durarán las medidas que los genios de la economía toman para navegar con más pena que gloria de una crisis a la otra. En esas condiciones, asumir el riesgo de una inversión de cierta envergadura es equivalente a ponerse a jugar a la ruleta rusa. En caso de tenerlos, ¿usted pondría 100 millones de dólares en las manos de un Dujovne?  Yo no. Ni ebrio ni dormido, como diría Mariano Moreno.

La desconfianza y el descreimiento se expanden como una mancha venenosa a todos los ámbitos. No le creemos a los medios masivos de difusión porque sabemos que mienten. La TV miente. Los Kirchner gritaban: "Clarín miente", lo cual era cierto, pero ellos mentían a su vez de modo que uno se quedaba en la clásica duda planteada por el mentiroso que dice que otro mentiroso miente.

Lo mismo sucede en muchos otros ámbitos. Las autoridades de la Iglesia mintieron para ocultar sus miserias morales. Los artistas famosos mienten cuando surge el tema de las drogas y muchos grandes magnates prefieren no tener que hablar del tema y, cuando lo hacen, mienten también. La CIA miente; el Mosad miente; el FSB miente; el MI6 miente. Hasta nuestra AFI miente y, encima, lo hace mal. La policía miente. Los jueces mienten. Los criminales mienten y sus abogados los asesoran para que mientan mejor. Facebook está lleno – yo diría repleto – de "fake news"; noticias falsas, algunas tan completamente disparatadas que uno se pregunta quién será el idiota que las cree.

A todo esto agreguemos la moda de relativizar todo, de poner todo en duda y de justificarlo con el argumento de que la duda sistemática es un método científico, olvidando que ese método fue creado para poner a prueba las distintas teorías e hipótesis racionales de las llamadas "ciencias duras" y no es aplicable a los ámbitos en los que la razón no necesariamente tiene siempre la última palabra como, por ejemplo, en la metafísica y en todas las cuestiones de fe o de mera opinión.

El imperio de la mentira

El resultado de todas estas mentiras y de las dudas que se generan es otra serie de grietas en virtud de las cuales los enfrentamientos ya se producen por la dialéctica del disparate. Teorías conspiranoicas de todas las clases y tendencias; iluminatis, reptilianos, annunakis, chemtrails, el hombre no llegó a la luna, las fotos del rover Curiosity que publicó la NASA no son de Marte, hay extraterrestres que viven entre nosotros, los Hombres de Negro, la tierra es hueca, la tierra es plana, el agua no se curva, el SIDA es un invento de la CIA y la industria farmacéutica, los Beatles nunca existieron, Elvis Presley está vivo, Hitler murió en la Argentina, los dinosaurios ayudaron a construir las pirámides egipcias... y etcétera, etcétera, etcétera.


Los grandes medios masivos directamente adoran todos estos dislates calificándolos – por supuesto – de "controversiales". Es que se trata precisamente de eso: de generar controversias, discusiones, enfrentamientos, incluso peleas si es posible. Y todo esto no se limita a disparates que, en cierto sentido, son solo ridículos. Es algo que se extiende por todo el ámbito cultural y termina abarcando cualquier tema. Aun cuando todos mientan la verdad no necesariamente estará entre los que dudan. Si no se puede confiar en nadie, tampoco se puede creer en nadie y menos todavía se puede creer en lo que dicen aquellos a quienes no les creemos. Pero, por otra parte, ¿por qué habríamos de creerles a los que ya no creen en nada y dudan de todo? ¿Por qué habríamos de confiar en los que no confían en nada ni en nadie?

Las grietas que padecemos se originan principalmente en la existencia de un Estado que se ha hecho esclavo del dinero, que ha renunciado a cumplir con sus funciones esenciales pero que continúa mintiéndonos a través de la corrupción y la ineptitud de los políticos que lo usurpan. A esto se agregan todas las demás grietas grandes y pequeñas que surgen de toda una enorme serie de grandes y pequeñas mentiras que contribuyen a aumentar la desconfianza y a producir enfrentamientos, algunos graves y otros simplemente estúpidos pero no por ello menos destructivos.

Al respecto me vienen a la memoria las reflexiones de dos grandes del pensamiento humano. Por un lado Alexander Solyenitzin que decía:  
"¡No debemos estar dispuestos a dispensar nuestra colaboración personal con la mentira! Aunque la mentira lo cubra todo con su ponzoña, aunque la mentira reine por doquier, nosotros no debemos claudicar. Afirmemos, en cualquier situación: » ¡No dominará con mi ayuda! «" [12]
Y por el otro lado, uno de mis proverbios favoritos de Marco Aurelio [13]:

Si no está bien, no lo hagas.
Si no es verdad, no lo digas

Las grietas que nos dividen son superables. Un Estado restaurado en sus funciones esenciales nos permitiría tener consensos, planificar nuestro futuro y generar liderazgos auténticos. Pero, por sobre todas las cosas, hará falta regresar a los sólidos fundamentos éticos de Occidente y declararle, en forma definitiva e incondicional, la guerra sin cuartel a la mentira.

Porque la grieta es hija de la mentira y su hermana gemela es la corrupción.

Y si permitimos que ambas sigan usurpando el poder, las grietas solo se ensancharán y en algún momento todos terminaremos cayendo en ellas.


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NOTAS
1)- Cf. Por ejemplo:
•    https://www.clarin.com/viajes/iglesias-transforman-ahora-hoteles-discos-restaurantes-teatros_0_ryROuXLH7.html
•    https://arquitecturaideal.com/historica-iglesia-convertida-en-una-casa-privada-en-holanda/
•    https://www.vice.com/es/article/787x5x/una-iglesia-convertida-en-una-pista-de-skate

2)- Cf. https://www.labrujulaverde.com/2017/11/los-disturbios-de-nika-la-tangana-deportiva-que-derivo-en-rebelion-abierta-contra-el-emperador-justiniano
3)- http://www.lagazeta.com.ar/rotterdam.htm
4)- https://www.elperiodicodearagon.com/noticias/internacional/mas-30-000-muertos-ultimos-5-anos-rutas-migratorias_1335547.html
5)- https://elpais.com/economia/2016/07/21/actualidad/1469119560_541140.html
6)- http://www.icns.es/noticia_aumento-muertes-sobredosis-drogas
7)- En realidad existe una explicación a esto. Dugin considera al liberalismo, al comunismo y al fascismo como los tres antecedentes de la política actual. De allí que considere que su teoría constituye la cuarta.
8)- Las jerarquías constituyen un fenómeno natural. "Por eso vemos a las asociaciones contractuales modelarse sobre los grupos naturales dándose, como primera medida, un presidente." de Mahieu, Jaime María:  El Estado Comunitario, Cap.I Inc.2
https://drive.google.com/file/d/0B6QXUcoelzmpcWRoa1padEZ2Vkk/edit?usp=sharing
9)- José Ortega y Gasset, Una Interpretación de la Historia Universal.
10)- Cf. Carl Schmitt, El Concepto   de lo Político,
https://drive.google.com/file/d/0B6QXUcoelzmpMGlMUHplWFFSR3c/edit?usp=sharing
11)- Una encuesta reciente (publicada el 20/03/2019) revela que Macri tiene una imagen negativa del 50.4%; Cristina del 47.2%; Urtubey del 34.1%; Massa del 40.3% ; Vidal del 36.3%; Lousteau del 23.6% y Lavagna del 18.6%.
Cf. https://www.lanacion.com.ar/politica/quien-es-politico-mas-mide-nid2230301
12)- Alexander Solyenitzin: No vivas en la mentira. (12/02/1974) - La Nueva Editorial Virtual
https://drive.google.com/file/d/0B6QXUcoelzmpR3VxcXRNX3JpQ3M/edit
13)- Marco Aurelio, Meditaciones - La Nueva Editorial Virtual
https://drive.google.com/file/d/0B6QXUcoelzmpZFZGaThtN0YwVUU/edit




8 comentarios:

  1. Sin dudas Denes. La mentira es la herramienta del mal, el mal opera a través de ella. Si la mentira no se acepta el mal queda paralizado. Saludos.

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  2. No ponga a quienes sostenemos el geocentrismo entre los que sostienen teorías ridículas.

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    1. Perdón, pero le sugeriría que no lo discuta conmigo sino con Aristarco de Samos, Copérnico, Kepler, Galilei, Herschel,Bradley, Bessel, Foucault y Hubble. En todo caso, también Newton puede contribuir con un par de buenas ideas.

      Además, supongo que los que trabajan en telemetría -- tanto en Cabo Kennedy como en Baikonur -- también pueden sugerirle algunos datos al respecto.

      Cordiales saludos.

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    2. Pero Don Hector, si hoy en día ni siquiera es necesario hacer un solo experimento para reconocer que la tierra es un geoide que gira alrededor de una estrella llamada sol, y no una pizza con una cúpula transparente. Sólo observe las imágenes de lanzamientos de cohetes amateurs sin cámaras go pro ni ojo de pez y podrá ver la curvatura de la tierra a poco mas de 30 km. Si gusta jugar al científico, el experimento de Eratóstenes es perfectamente replicable por chicos de secundaria. La duda es saludable, pero como dicen por ahí, todo en exceso termina siendo malo. Es mas factible que Macri sea un reptiliano, que pueda refutarse el heliocentrismo jeje.

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    3. ¿Cuales serian los argumentos que sostienen el geocentrismo?

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  3. Denes: ¡Socorro! Cuando menciono mi opinión sobre algunos de los temas aceptados incondicionalmete como indiscutibles ( ideas izquierdoides tomadas todas en bloque- aborto, género etc-) mis compañeras docentes, me saltan a la yugular.

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    1. Tito: desgraciadamente es inevitable. Son los riesgos que uno asume enfrentando las mitologías de moda. Nadar contra la corriente nunca fue fácil; hacerlo contra la estulticia convertida en tendencia es doblemente difícil.
      Si Usted tiene que defender su yugular, imagínese mi situación que hasta pongo las cosas por escrito. :-)
      Un cordial saludo.

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