Si hubiera un Oscar para el mejor desempeño teatral
de un país, Israel lo ganaría todos los años.
Es un país basado en lo teatral.
Es un estado lunático - completamente loco.
No pretendo ser un profeta ni un santo.
Soy muy consciente de mis limitaciones.
Conozco mis defectos.
Pero no me gustan las mentiras.
Norman Finkelstein
de un país, Israel lo ganaría todos los años.
Es un país basado en lo teatral.
Es un estado lunático - completamente loco.
No pretendo ser un profeta ni un santo.
Soy muy consciente de mis limitaciones.
Conozco mis defectos.
Pero no me gustan las mentiras.
Norman Finkelstein
Podría parecer que tengo una fijación contra los periodistas. Confieso que a la enorme mayoría no le tengo un gran respeto pero lo cierto es que tampoco me desvela una inquina especial contra esa profesión en forma absoluta o generalizada. En principio y como principio, yo no odio a nadie. Estoy más que dispuesto a darle una oportunidad a toda persona y no procedo por prejuicios estadísticos. Está bien que dos abogados en el fondo del mar sean un buen comienzo y que los tiburones no ataquen a los banqueros por solidaridad gremial. Pero, por un lado no hay que tomarse las bromas en serio y, por el otro, he manejado tantas estadísticas a lo largo de mi vida que nunca puedo olvidar la diferencia que existe entre una media promedio estadística y un caso individual concreto.
Lamentablemente, hay algunos que se regalan. A muchos artículos de opinión o comentarios de la actualidad se le puede aplicar el conocido adagio de "se non è vero, è ben trovato". Uno puede no creer demasiado en lo que dicen pero el profesionalismo y la habilidad para argumentar hay que reconocerla. No obstante ¿qué hacemos con un esperpento periodístico que evidentemente non è vero y que, para colmo, ni siquiera está ben trovato?
Es lo que me pasó hace un rato cuando me topé en Infobae con el artículo de Julián Schvindlerman "El mito de los territorios palestinos ocupados". [1] Después de una breve introducción, nuestro amigo periodista ya avanza su tesis principal:
La frase "territorios palestinos ocupados" contiene tres palabras, de las cuales una de ellas, territorios, es neutral; otra, ocupados, es debatible y la tercera, palestinos, es errada. (...) ¿Cuándo fueron palestinos esos territorios en disputa? ¿Alguna vez ejerció el pueblo palestino la soberanía sobre esos territorios? Respuestas: nunca.Después viene un breve excurso por la franja de Gaza que le permite llegar a la siguiente conclusión:
(...) respecto de Gaza podría decirse que actualmente es territorio palestino, sólo que no puede decirse que está bajo ocupación israelí. Ergo, "territorio palestino ocupado" Gaza no es.Y sigue, luego, el tratamiento de Cisjordania:
Pasemos a Cisjordania. (....) .... desde 1948, el Reino Hashemita de Jordania controlaba la zona. Antes lo hizo Gran Bretaña por medio de un mandato conferido por la Liga de Las Naciones en 1920. El gobernador anterior había sido el Imperio otomano, que controló esa zona y buena parte de Medio Oriente por seiscientos años, desde el 1300. (Si seguimos retrocediendo en el tiempo, llegaremos a los reinados hebreos de David y Salomón antes de la Era Común, situación que incomodará a los pro palestinos). En ningún momento hubo un Estado palestino o una república palestina allí. Ergo, "territorio palestino" — ocupado o no — Cisjordania no es. (El resaltado es del autor)Resulta simpático lo de "antes de la Era Común" por no decir "AC: Antes de Cristo", pero veamos. Según el autor, para que un territorio pertenezca a un pueblo el mismo debe haber ejercido la soberanía sobre ese espacio dentro del marco de un Estado o una república. Desgraciadamente Schvindler no nos dice cuál sería la diferencia entre Estado y República pero dejemos pasar eso también.
Y lo dejaremos pasar porque, en lo demás, nuestro periodista tiene la mala suerte de que ni la Wikipedia está de acuerdo con él. Bajo el subtítulo de "Palestina antigua" se cita a Heródoto, a Aristóteles y hasta al escritor judío de habla griega Filón y todos mencionan a Palestina. Más tarde, la enciclopedia electrónica dice:
Entre los siglos IV y VII, bajo el Imperio romano de Oriente, Palestina fue el nombre de una provincia (más tarde dividida en tres) de habla griega, con arameos en el interior, y religión cristiana. Jerusalén recuperó su antiguo nombre, se multiplicaron las iglesias y se radicaron en los desiertos numerosos eremitas y monjes. [2]No es que yo le otorgue demasiada credibilidad a la Wikipedia, pero hay cosas básicas que ni los redactores de la misma se animan a tergiversar. De hecho, la denominación de "palestinos" proviene del antiguo término de "filisteos", – פְּלִשְׁתִּים Plištim en hebreo – que es el nombre de un pueblo que habitó la zona desde bastante antes que los judíos se estableciesen definitivamente en la región después de su estadía en Egipto.
"(...) durante la transición entre la Edad del Bronce y del Hierro; aproximadamente en el siglo XII a. C. (los filisteos) formaron una confederación de cinco ciudades (Pentápolis filistea) entre Jope y Gaza, adoptaron costumbres cananeas y se convirtieron en la potencia dominante de la región durante el siglo X a. C reemplazando la hegemonía egipcia en la región. Merced a su uso del hierro, dominaron a las poblaciones del interior, las tribus hebreas, con las cuales libraron cruentas batallas. Esta enemistad quedó reflejada en la Biblia y transformó el término filisteo en una designación peyorativa". [3] (El resaltado es mío)La verdad es que los judíos no desplazaron a los palestinos solamente después de la declaración de independencia del Estado de Israel en 1948. Ésa fue la segunda vez. La primera vez los desplazaron al llegar a Palestina luego de peregrinar durante 40 años por el desierto con Moisés. Esta lucha entre judíos y filisteos/palestinos dejó sus rastros en la Biblia como, por ejemplo, en el conocido combate de David y Goliat que tuvo lugar justamente por la época de Saul, David y Salomón que menciona Schvindlerman. [4]
Es realmente interesante que, en su artículo, nuestro periodista no mencione ni una sola vez a los filisteos. No lo hace, obviamente, porque no le conviene. Seguramente argumentaría que Palestina no existe porque los palestinos de hoy no tienen nada que ver con los filisteos de la época en que éstos fueron una potencia dominante en la zona. El problema con este argumento es que, con ese mismo criterio, Grecia no existe porque los griegos de hoy no tienen mucho que ver con los griegos de la época de Pericles y hasta Italia tampoco existe porque los tanos de hoy tienen poco y nada que ver con los romanos de la época de Julio César.
Y en cuanto al argumento de que nunca hubo un Estado palestino y por lo tanto tampoco hay tierras palestinas, la confederación de la Pentápolis filistea ya derrumba buena parte del libreto. Y en general toda la teoría se cae por simple sentido común: tampoco hubo nunca un Estado siberiano y, sin embargo, nadie puede decir que no existen pueblos siberianos y tierras siberianas. Si no existen tierras palestinas, pues tampoco existirían tierras siberianas. Si no existen los palestinos, tampoco existen los samoyedos de Siberia como grupo étnico. En una palabra: aplicando el "Teorema de Schvindlerman" se puede demostrar que Siberia no existe.
Por reducción al absurdo.
Está bien que, ahora que Netanyahu y Trump andan a los abrazos, en Israel se han vuelto a entusiasmar con eso de ocupar más tierras. Obviamente los judíos israelíes las necesitan. Actualmente viven en Israel unas 8.300.000 personas. [5] De ellas, algo más de 6.1 millones son judíos, siendo que la población judía mundial asciende a unos 16 millones. [6] La conclusión es inevitable: si Israel, como Estado judío, quiere crecer necesita más gente y, si recibe más gente, necesita más tierras para albergarla. Así como están las cosas, hoy en Israel no habría lugar ni para la mitad de la población judía del planeta, lo cual desde cierto punto de vista hasta podría hacer cuestionable todo el proyecto sionista de Israel como "Hogar Nacional Judío". Es una cuestión de "Lebensraum", de Espacio Vital, un concepto creado por el geógrafo alemán Friedrich Ratzel que nos retrotrae a la década del '30 del Siglo XX y a un Jefe de Estado que, ironías del destino, por obvias razones no goza de absolutamente ninguna simpatía en la comunidad judía.
No sé qué piensan ustedes, pero a mí se me hace que si alguien quiere justificar una expansión en Palestina, el repetir machaconamente la ya algo antigua expresión de Golda Meir cuando declaró que "no existe el pueblo palestino" [7] difícilmente sea el mejor argumento.
Pero claro, lo que sucede es que los sabras israelíes, como todos los conquistadores, están orgullosos de sus conquistas. Solo que no pueden (o no se animan) a demostrarlo abiertamente por toda la presión que proviene tanto de los famosos derechos humanos como de lo que se espera de personas políticamente correctas que gerencian lo que se proclama como "la única democracia" en Medio Oriente. Ahora que hasta los EE.UU. aparentemente han decidido dejar la corrección política de lado, no es de extrañar que el afán conquistador de los israelíes salga un poco más a la superficie. En todo caso, un sujeto como Netanyahu disimula bastante mal su ambición de conquista.
Pero si van a fundamentar ese afán en los argumentos de periodistas como Julián Schvindlerman, me temo que están en problemas. Hagan una cosa: sustituyan la "v" de Schvindlerman por una "w", entren en el traductor de Google que está en https://translate.google.com/ y pídanle que traduzca "Schwindler" del alemán al español.
Perdón por el título.
Siberia existe.
NOTAS
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1)- http://www.infobae.com/opinion/2017/01/24/el-mito-de-los-territorios-palestinos-ocupados/
2)- https://es.wikipedia.org/wiki/Estado_de_Palestina
3)- Ibid..
4)- Cf. 1° de Samuel, 17
5)- http://countrymeters.info/es/Israel
6)- http://porisrael.org/2015/06/26/la-poblacion-judia-mundial-en-el-2015-llega-casi-a-16-millones/ - Las cifras son de 2015.
7)- Sunday Times , 15 de Junio de 1969