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sábado, 11 de julio de 2015

LA GUERRA DE EE.UU. CONTRA EUROPA

Sí; es Europa, del Atlántico a los Urales;
es Europa, es la totalidad de Europa
lo que decidirá el destino del mundo.
Charles de Gaulle
23 de Noviembre 1959, Estrasburgo



El fárrago de noticias que genera un mundo en crisis – magnificado y muy fuertemente manipulado también por medios masivos que defienden intereses no siempre explicitados – hace que a veces se vuelva difícil entender qué es lo que está sucediendo en realidad. Dentro de este contexto, el escenario de la Unión Europea resulta particularmente complejo porque confluyen en él, o hacia él, varios procesos simultáneos que, para colmo, se hallan parcialmente interconectados en algunos casos.

Dos errores de concepto

De entrada y tanto como para poner un poco de orden en este escenario, el error que no hay que cometer es creer en la versión oficial de la Historia según la cual Europa sería una aliada de los EE.UU. No lo es. Durante las grandes guerras europeas los EE.UU. fueron aliados de algunos países europeos y, para colmo, principalmente de Inglaterra que es el menos europeo de todos los países europeos. Los norteamericanos jamás fueron aliados de Europa como continente. No lo fueron por una razón muy sencilla: para los EE.UU. Europa no es una aliada; es una competidora. Tal como lo señala Alain de Benoist: "Desde 1945 el objetivo de Estados Unidos es favorecer la Europa-mercado en detrimento de una Europa-potencia que pudiera convertirse en su rival." [1]

El otro error muy frecuentemente cometido es el de creer que los EE.UU. constituyen un Imperio. No es así. Por de pronto, una de las características fundamentales de un Imperio es su capacidad para dominar la diversidad y, si hay algo que los norteamericanos no saben hacer, eso es precisamente gobernar lo diverso. Por eso, no es solamente que pretenden reducirlo todo a un común denominador "democrático"; es que necesitan hacerlo porque carecen por completo de la habilidad de dirigir y gobernar culturas y civilizaciones diferentes.

En términos geopolíticos, los EE.UU. son una talasocracia sustentada en la tierra firme de su origen por una plutocracia. No son un Imperio por la misma razón por la cual los fenicios y los cartagineses tampoco lo fueron. Aun cuando "EE.UU. controla todos los océanos del mundo, cosa que ninguna potencia mundial había hecho antes, [...] no tiene la capacidad de ocupar Eurasia." Con esta posición, los norteamericanos no pueden darse el lujo de tener competidores por lo cual deben hacer todo lo que esté a su alcance para impedir que surjan.  Sobre todo, deben impedir que Europa Occidental establezca una asociación con Rusia, porque ello representaría "la unificación de la gran Potencia de la Tierra, es decir, del conjunto geopolítico eurasiático." Y, como EE.UU. no tiene ni la envergadura ni la capacidad como para ocupar Eurasia, no le queda más remedio que recurrir al viejo método anglosajón de dividir para reinar. [2]

La marea humana y el terrorismo

Esta necesidad explica el proceso de la deliberada desintegración de los Estados del norte de África y de Medio Oriente. Es un proceso que está basado, en parte sobre mentiras colosales como la de las armas de destrucción masiva de Saddan Hussein, y en parte sobre un concepto de "democratización" que resulta completamente ininteligible para las tribus a las cuales está destinado pero que – con el apoyo de armas y logística de por medio – le abre a estas tribus la posibilidad de desplazar del poder a las autoridades constituidas.

El resultado de las intervenciones directas en Iraq y de las sangrientas aventuras indirectas de la "primavera árabe" ha sido la anarquía y el caos. Los norteamericanos no han sabido, no se han interesado por, o deliberadamente han decidido no instaurar regímenes políticos sólidos en los espacios que disgregaron. Hoy las consecuencias equivalen al resultado de toda una guerra regional: millones de personas perciben que su vida corre peligro y que su futuro muy probablemente será incluso peor que su presente.

Con ello se ha puesto en marcha la prácticamente indetenible avalancha humana de quienes buscan escapar del horror. Un horror que ya inunda las redes sociales con las imágenes de las increíblemente crueles ejecuciones del Estado Islámico que, si bien pueden no ser completamente reales, es absolutamente obvio que sus pergeñadores tienen toda la intención del mundo de hacernos creer que lo son.

Gracias a Internet, el eco psicológico de ese horror, que no reconoce ni se detiene ante ninguna frontera, llega luego a todos los rincones del mundo civilizado. Así, mientras a algunas potenciales víctimas las paraliza el miedo, a otros – a los resentidos, a los relegados y a los insatisfechos – se les despierta el deseo de emulación con lo que luego tenemos decapitaciones y masacres en varios países. A veces hasta de una manera sospechosamente coordinada y simultánea.

Los datos demográficos

Pero en medio de toda esta macabra sinfonía de muertes y atentados, conviene dar un paso atrás, tomar algo de distancia y considerar un dato que no puede ser ignorado: Europa tiene tasas de crecimiento demográfico que se hallan muy por debajo de las tasas de sus vecinos de África del Norte.  Por ejemplo: la tasa de Italia es de 0.3; la de Francia de 0.45; Alemania es negativa: -0.18; España tiene una tasa de 0.81. Frente a esto, Marruecos crece a una tasa de 1.02; Argelia a una de 1.88; Libia a 3.08 y Egipto a 1.84. [3] En términos continentales, mientras que para el período 2010/2015 Europa tuvo una tasa media de crecimiento anual del 0.08%,  África, para el mismo lapso de tiempo, presentó una tasa de 2.46%. Para el quinquenio 2045-2050 se calcula una tasa negativa de -0.22 para Europa y una positiva de 1.74 para África. [4]

Más allá de los números y las estadísticas, el resultado es simple: mientras la población africana aumenta, la europea disminuye. Hay estudios que prevén que dentro de los próximos 70 años la población africana puede llegar a los 4.000 millones. El problema es que, si llega a esa cantidad, la mitad de esa población no tendrá suficiente comida ni agua potable. Por lo que esas personas, o bien morirán de hambre, o bien tendrán que irse. Con una Europa en regresión poblacional – que todavía puede tener relativamente buenos niveles socioeconómicos pero que atrapada en el dogma del multiculturalismo ya no sabe cómo defenderse – no es muy difícil predecir hacia donde se dirigirá esa marea humana. De seguir el proceso con sus actuales parámetros, la diferencia de potencial demográfico y la cruda necesidad de supervivencia de una población expuesta a riesgo tarde o temprano terminarán rompiendo todos los diques de contención que la Unión Europea tímidamente está tratando de implementar.

Aislamiento de Rusia y sometimiento de Europa

La inutilidad de esos diques se está haciendo aun mayor por los acontecimientos del Este europeo. Con su intervención y su fomento de la guerra civil ucraniana, los EE.UU. han conseguido aislar a Europa de Rusia e impedir con ello que Europa se integre a la masa geopolítica eurasiática. Es que la política exterior norteamericana insiste en tratar por todos los medios de aislar a Rusia. Como si la amenaza a Europa proviniese de Putin y no de las multitudes africanas y asiáticas lanzadas a la búsqueda – y eventualmente a la conquista – de territorios de residencia permanente.

Considerándolo en perspectiva, el debilitamiento y sometimiento de Europa es el resultado de cuatro operaciones, todas ellas directa o indirectamente fogoneadas, ya sea por los EE.UU. directamente, ya sea por la OTAN que funciona como la delegación militar norteamericana en Europa.

La primera de ellas fue la guerra contra Serbia que le permitió el acceso al Islam en Kosovo. La segunda fue la crisis bancaria y financiera norteamericana. La tercera fue la subversión de las sociedades tribales de África del Norte para provocar una enorme e incontrolable oleada de migraciones. La cuarta fue la creación de una barrera entre Europa y Rusia con el pretexto de la guerra civil ucraniana. Solo faltaría provocar algún hecho militar grave en algún lugar de Europa Oriental y los europeos se verían envueltos en una guerra que solamente a los EE.UU. les conviene. 

Sea como fuere, es bastante obvio que la estrategia norteamericana actual consiste en crear todo un cordón de "Estados-tapón" en el Este europeo, desde el Báltico hasta el Mar Negro, a fin de cortar en dos el espacio geopolítico eurasiático.


Avance de la OTAN sobre Europa Oriental. Estados-tapón para el aislamiento de Rusia.

Pero no solo eso, los norteamericanos también están activos en la desestabilización de Macedonia y Grecia para impedir que los rusos consigan construir un gasoducto que les permita llegar a Europa sin tener que pasar por Ucrania.


Rutas de gasoductos proyectados por Rusia


Más allá de sus inocultables defectos constitutivos internos, lo cierto es que la Unión Europea está en problemas y del otro lado del Atlántico su – en teoría – más importante aliado es, en realidad y paradojalmente, su peor enemigo.

Las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial todavía no se han superado.

Pero lo peor de todo es que muchas de sus causas también siguen vigentes

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NOTAS:
1)- Entrevista de Nicolas Gauthier a Alain de Benoist. Ver: https://paginatransversal.wordpress.com/2015/06/30/el-doble-juego-de-eeuu-y-occidente-en-europa-y-oriente-medio/ - Consultado el 06/07/2015
2)- Ibid. 

3)- Cf. http://www.indexmundi.com/g/r.aspx?t=0&v=24&l=es
4)- http://www.un.org/en/development/desa/population/publications/pdf/trends/Concise%20Report%20on%20the%20World%20Population%20Situation%202014/es.pdf




2 comentarios:

  1. Los Planificadores desarrollan sus planes a largo plazo, es verdad, la Guerra (segunda) aun esta vigente, es un plan que paso a paso se desarrolla en forma metodica, las metas para esta mitad del nuevo siglo son las Riquezas Naturales para poder sustanciar los abastecimientos propios no importe cuanto cueste en vidas humanas. Solo mentes calculadoras son las que puedan llevar adelante corporaciones o paises por decir asi.

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  2. Muy bueno como siempre, es la estrategia que Zbigniew Brzezinski insinuó en su libro "El gran tablero mundial": Estados Unidos debería tener cuidado que en Eurasia no naciera un competidor, sino cooptarlo y seducirlo para que sea funcional a su proyecto. Pero me pregunto si le sigue dando tal importancia a Europa, y no esta mas preocupado por China. Aunque sea eso me pareció ver en su último libro.

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