MIS LIBROS

domingo, 7 de junio de 2015

LAS DIVISIONES DEL PAPA


Corría el año 1935. A dos años de haber accedido Hitler al poder, los alemanes habían restablecido su fuerza aérea e implantado el servicio militar obligatorio. No es de extrañar que unos cuantos en Europa se sintiesen un tanto intranquilos. Entre ellos, un más que preocupado Pierre Laval, ministro de Asuntos Exteriores del Frente Popular francés, fue a entrevistarse con un no menos inquieto Stalin con miras a firmar un tratado entre ambos países.

Según cuenta la historia, Laval comenzó explicando cuantas divisiones necesitaba Francia para defenderse de Alemania. Luego le pidió a Stalin que aflojara la presión sobre los católicos rusos para así facilitar las tratativas entre el gobierno francés y el Papa. Stalin levantó una ceja, sonrió detrás de su gran bigote y sin disimular su ironía en lo más mínimo preguntó a boca de jarro:

— ¿Y cuántas divisiones tiene el Papa?

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Desde entonces han pasado 80 años. No solo los protagonistas de la anécdota están todos muertos sino que el cuadro político general del mundo de hoy es completamente diferente. El mundo se ha "globalizado" a lo largo de lineamientos claramente capitalistas. El comunismo se derrumbó. Los parámetros de la guerra son otros. Y son tan diferentes que ya nadie se atreve a lanzarse a una gran conflagración internacional del modo en que se hizo en 1914 y 1939 porque el poder de destrucción de las armas actuales – incluso excluyendo las nucleares – es tan enorme que un conflicto fuera de control podría significar la destrucción del planeta entero y con ello incluso el aniquilamiento de quienes desataron el conflicto. Si exceptuamos a los que lucran económicamente con las conflagraciones, las guerras actuales tienden a ser guerras sin ganadores. Al menos muchas veces no los hay claramente en el campo de batalla.

Pero frente a todo esto, allí en el Vaticano, sigue estando el Papa. Lo cuida apenas una guardia de alrededor de 110 soldados vestidos como arlequines – con uniformes diseñados según algunos por Miguel Ángel o por Jules Répond según otros – y armados con espadas y alabardas.
Claro que al margen del protocolo y de la tradición, si uno investiga un poco se encuentra con un servicio de seguridad moderno, armado con toda la tecnología del caso, del cual tampoco están ausentes las pistolas, la electrónica de comunicaciones, los fusiles de asalto y hasta los explosivos, todo dentro del marco de un adiestramiento feroz de altísima exigencia. Pero, así y todo, son solo 110 hombres. Es el ejército más pequeño del mundo.

El Papa no tiene divisiones.

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Y sin embargo todo el mundo se pelea por ir a verlo y sacarse una foto con él. Hasta nuestra Cristina, que hizo de todo para evitarlo incluso de una manera ostensiblemente ofensiva mientras Jorge Bergoglio fue arzobispo de Buenos Aires, terminó peregrinando a Roma ni bien el mismo Jorge Bergoglio se convirtió en el Papa Francisco.

Y todo para regalarle un mate que vendría a ser más o menos lo mismo que obsequiarle un samovar al Patriarca de Moscú, o un juego de té al Dalai Lama. O una botella de vodka a Vladimir Putin – quien, dicho sea de paso, se entrevistará con Francisco el próximo 10 de junio. Por segunda vez. Ya que Cristina se entrevista con él hoy – 7 de junio – por quinta vez. [1] Como que antes fue a verlo el ex presidente uruguayo José Mujica a pedirle que interviniera para impulsar los procesos de integración en la región. Una idea que seguramente se le ocurrió después de ver como el Papa era capaz de actuar de intermediario para acercar a Obama con Raúl Castro.

A todo esto, ayer nomás este mismo Papa fue recibido en Sarajevo por una multitud de 100.000 personas de las cuales unas 65.000 se reunieron para asistir a la misa celebrada en el estadio olímpico de la ciudad. En Sarajevo. La ciudad en la que se disparó la Primera Guerra Mundial. En la Sarajevo de la actual Bosnia y Hercegovina, donde entre 1992 y 1995 otra guerra sangrienta dejó como saldo 100.000 muertos y más de dos millones de refugiados y desplazados.

Y ayer fueron 65.000 personas que atendieron una misa en un país en donde solo el 10% es católico, siendo que el 31% es ortodoxo serbio y el 40% es musulmán.


¿Una movida de ajedrez para ponerle un cerrojo al reclutamiento del ISIS entre los musulmanes de Europa?  No lo sé; si bien creo que al menos una de las ideas del evento bien pudo haber sido ésa.

De todos modos me pregunto si Abu Alaa al Afri hubiera podido reunir 65.000 fieles del ISIS en alguna de las mezquitas de Sarajevo.

¿Qué quieren que les diga? Lo veo más que difícil.

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¿Qué lleva a todas estas personas a ir, reunirse con el Papa, sacarse una foto con él, eventualmente negociar o llegar a ciertos acuerdos?

En unos cuantos casos es obvio que se trata de puro cholulismo. De ir a buscar "la foto" para mostrársela después a todo el mundo y poder decir con cara de circunstancias: "y acá estoy yo con el Papa". Como si el Papa lo hubiese recibido a usted porque usted es importante cuando la verdad es que usted fue a verlo porque él es importante. Y usted hubiera ido arrastrándose de rodillas por toda la Plaza de San Pedro con tal de conseguir esa bendita foto.

Pero ésos, con ser muchos – quizás la mayoría – no son todos. No es el caso de un Putin cuando trata con el Papa Francisco el problema de Ucrania o de Siria. No es el caso de Obama y de Raul Castro. No es el caso cuando el Papa menciona al genocidio armenio. No es el caso de Pepe Mujica arrimándole al Papa el problema de la integración sudamericana.

Aquí el Vaticano tiene su peso por algo que muchos harían bien en no olvidar: la Iglesia Católica sigue teniendo el mejor servicio de informaciones del mundo y maneja el único cuerpo diplomático que cuenta con 2.000 años de experiencia acumulada. Nadie puede competir contra eso.

Son elementos que tienen una tremenda importancia en esta época cuando, según el propio Papa, ya estamos librando la Tercera Guerra Mundial solo que por ahora con cuentagotas.

Y en cuanto a las divisiones del Papa… no sé. Aquellas por las cuales preguntaba Stalin, de hecho no existen.

Pero quizás el Arcángel Miguel tiene otros recursos.

Quizás los tenga también Jorge Bergoglio.



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NOTAS
1)- La primera vez fue  el 13 de marzo de 2013 después de que Jorge Bergoglio se convirtiese en el Papa Francisco. La segunda vez,  el 28 de junio 2013, fue en Río de Janeiro. La tercera, el 17 de  marzo de 2014, fue una reunión privada de 4 horas en el Vaticano. La cuarta, el 19 de septiembre de 2014 en Santa Marta y, finalmente, la de hoy que es la quinta.





2 comentarios:

  1. ´"Il suo discorso non fa una grinza" , o sea es perfecto. Damos gracias que haya personas como usted.

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