viernes, 5 de febrero de 2016

¿DONDE ESTABAN LOS HOMBRES?

Los cobardes prefieren la paz a la victoria.
Enrique Jardiel Poncela

El heroísmo no se puede exigir,
pero la cobardía no se debe disculpar.
Valentin Moragas Roger

Cerrar los ojos… no va a cambiar nada.
Nada va a desaparecer simplemente
por no ver lo que está pasando.
De hecho, las cosas serán aún peor
la próxima vez que los abras.
Sólo un cobarde cierra los ojos.
Cerrar los ojos y taparse los oídos
no va a hacer que el tiempo se detenga.
Haruki Murakami


Durante la noche del 31 de Diciembre de 2015 al 1° de Enero de 2016, en la ciudad de Colonia, Alemania, medio mundo salió a la calle como siempre lo ha hecho, a festejar la llegada de un nuevo año.

Solo que esta vez las cosas no salieron exactamente como se esperaba y algunas, decididamente, salieron mal.

La catedral de Colonia, vista desde el río Rin

En medio de los festejos, grupos de entre 20 y 30 hombres – compuestos por inmigrantes musulmanes de Medio Oriente y África del Norte – se dedicaron a agredir, robar, manosear y eventualmente violar a mujeres alemanas. En las palabras de una testigo: "(…) Nos las arreglamos para ir a la catedral, pero queríamos llegar más allá del Museo Ludwig para unirnos a todo el mundo y ver los fuegos artificiales junto al río. Pero de pronto fuimos rodeadas por un grupo de entre 20 y 30 hombres. (…) Nos agarraron de los brazos, trataron de quitarnos la ropa para llegar entre nuestras piernas (...) llevarse todo lo que teníamos en los bolsillos". [1]

Hagámosla corta, concentrémonos en los hechos y obviemos los detalles. En Colonia, el resultado del ataque de las patotas de inmigrantes asilados fue de 121 mujeres que denunciaron "(…) haber sido "toqueteadas, acosadas, agredidas sexualmente y robadas" a lo cual se agregan al menos dos mujeres que denunciaron haber sido violadas.

Y no fue solo en Colonia. Durante 2015 Alemania permitió la entrada de 1,1 millones de musulmanes, según la cifra actualizada del Ministerio del Interior. El resultado de eso es que hechos como los señalados se repitieron en Hamburgo (40 denuncias), Düsseldorf (11 denuncias) y Stuttgart de dónde no hay datos oficiales.

Lo destacado en esto es que los medios de difusión alemanes tardaron días enteros en publicar la noticia. Durante un buen tiempo los pontífices máximos del pensamiento políticamente correcto especularon con poder barrerla bajo la alfombra y los hechos solo trascendieron cuando se multiplicaron las denuncias (por supuesto que nunca sabremos si se denunciaron todos los casos) y el asunto explotó en las redes sociales de Internet. Pero lo más importante de todo no es esto. Lo más importante de todo es la pregunta: ¿Qué hicieron los hombres alemanes mientras sus mujeres eran manoseadas, robadas y violadas?

¿Quieren saberlo?

¿Realmente quieren saberlo?

Porque la respuesta es bien triste. La respuesta es: nada. No hicieron nada. Lo máximo que hicieron fue gritar tratando de llamar la atención de algún policía. Que por supuesto llegó tarde; si es que llegó en absoluto. No sea que a algún integrante de la fuerza lo denuncien por brutalidad policíaca y discriminación racial. En Alemania esa acusación no es moco de pavo para ningún policía.

Para ningún civil cualunque tampoco.

¿A qué tiene derecho un hombre blanco y cristiano en Europa? Pues, en primer lugar a soportar las cargas y pagar. Y después de eso a no mucho más. En algunos países europeos ni siquiera tiene derecho a saber si el hijo de su esposa o pareja es suyo, o no.  En Francia, por ejemplo, las pruebas privadas de paternidad por ADN están directamente prohibidas para el padre. [2] Una prueba de paternidad solo puede ser realizada por orden judicial o con el consentimiento por escrito de la madre después de haber sido informada de su naturaleza y propósito. [3] Una traba legal que miles de franceses, ni cortos ni perezosos, evitan sin mayores problemas sencillamente enviando el material genético a laboratorios suizos o españoles. O bien adquiriendo kits de prueba de paternidad que se pueden comprar libremente en cualquier farmacia de los EE.UU. y que, por un precio por demás razonable, ofrecen un análisis con una certeza de prácticamente el 100%. [4]

En Francia, la prohibición de realizar las pruebas en forma privada por parte de los hombres se justifica alegando que se legisló así para "preservar la paz" (sic!) dentro de las familias francesas. Los inefables psicólogos franceses argumentan que la paternidad está determinada por la sociedad y no por los genes. El padre, según esta teoría abstracta, sería el que convive con el niño y no aquél cuyos cromosomas han contribuido a formarlo en absoluto. Lo curioso de la teoría es que, si la madre se divorcia y se vuelve a casar – quizás incluso varias veces – el chico puede terminar teniendo "n" cantidad de "padres". Imagínense la situación cuando a este chico, ya en edad adulta, alguien le pregunte:

— ¿Padre?

— Bueno… hasta los seis años, nadie. De los seis a los diez, Juan Fulano. De los diez a los doce, Pedro Mengano. De los doce a los 15 José Zutano y de los 15 hasta los 20 Manuel Perengano. Después de eso, otra vez nadie. Estoy sin padre en la actualidad.

Lo tragicómico del caso es que los norteamericanos permiten la libre comercialización de los kits de análisis de paternidad con un argumento psicológico exactamente opuesto: al tener la certeza y la tranquilidad de ser el verdadero progenitor, el padre puede mejorar y fortalecer el vínculo con sus hijos e hijas.

No hay nada que hacerle; la psicología da para todo. Ya sea para tapar la infidelidad de las francesas y los franceses,  ya sea para favorecer la comercialización de algún producto; nunca faltará un psicólogo con la explicación adecuada.

Pero volvamos a nuestro tema: ¿dónde estaban los hombres alemanes mientras patotas de meso-orientales y norafricanos manoseaban, robaban y violaban a sus mujeres?  Pues, mis estimados lectores, lamento tener que decirlo pero estaban ahí, haciéndose los distraídos o masticando la vergüenza de su impotencia. No podían ser ni hacer otra cosa después de más de medio siglo de vivir en un mundo en dónde el hombre blanco europeo y cristiano tiene la culpa de absolutamente todo lo malo que le pasa al mundo ya sea porque es machista, o porque es fascista, o porque es racista, o porque es imperialista, capitalista, explotador, colonialista, burgués, anticuado o retrógrado. Haga lo que haga estará siempre mal. Incluso si hace lo políticamente correcto sospecharán de él y pensarán que solo está actuando para disimular.

Pues, honestamente, creo que sería hora de revisar estos criterios. Porque si prosigue este proceso así como se ha venido dando durante el último medio siglo, Occidente morirá por emasculación masiva de los únicos que podrían – y tendrían que – salir a defenderlo. A menos, naturalmente que otros, menos decadentes, menos afeminados y menos cobardes se encarguen de una defensa que los hombres actuales de la Europa decaída ya no consiguen sostener.

Aproximadamente un mes después de los sucesos de Colonia, Noruega expulsó hacia Rusia a más de medio centenar de migrantes meso-orientales y afganos por "mal comportamiento" y por haber ingresado al país en forma ilegal. Una vez de regreso en la zona rusa de Murmansk, los "refugiados" decidieron descargar su agresividad sexual en el boliche bailable "Gandvik" tratando de hacer más o menos lo mismo que habían hecho sus congéneres en Colonia. 

Vladimir Putin y "los muchachos" de Murmansk

No tuvieron suerte y cometieron un pequeño error de cálculo. Pasaron por alto que los hombres de Murmansk no tienen el cerebro lavado por la doctrina de "tolerancia" vigente en la ilustrada Europa y, por consiguiente, cuando comenzaron a manosear a las mujeres del local, el entredicho con los hombres del lugar se hizo prácticamente inevitable.

¿El resultado?

Según el recuento en los medios sociales: 18 "refugiados" hospitalizados con politraumatismos varios y 33 detenidos por la policía, que también colaboró eficazmente en el proceso de "educación" de estos jóvenes para hacerles comprender que, en Rusia, esas cosas simplemente no se hacen. [5]

Está bien; lo admito. Los rusos de Murmansk no son precisamente lo que en Occidente llamaríamos el modelo de un fino caballero civilizado.

Pero al menos son hombres que no permiten que cualquier advenedizo le manosee impunemente el trasero a una mujer que está bajo su protección.


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NOTAS:
1)-  Cf. http://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/01/160107_alemania_colonia_detalles_ataque_masivo_agresiones_sexuales_mujeres_anio_nuevo_lv  - Consultado el 02/02/2016
2)- Cf. https://www.ibdna.com/paternity-testing-ban-upheld-in-france/  Consultado el 05/02/2016

3)- Ver Código Civil Francés: legifrance.gouv.fr/content/download/7754/105592/version/4/file/Code_civil_20130701_EN.pdf  Consultado el 05/02/2016
4)- Cf. https://dnatesting.com/  — o bien —  https://www.gtldna.co.uk/DNA-paternity-test.html  - Consultados el 05/02/201
5)- https://www.therussophile.org/migrants-in-murmansk-go-too-far-with-russian-girls-some-in-hospital-some-in-jail.html/