miércoles, 9 de julio de 2014

FÚTBOL, BUITRES Y CORRUPTOS

La mente incompetente,
con sus infinitas aflicciones, pasiones y maldades,
tiene sus raíces en tres venenos:
la codicia, la ira y la ignorancia.
Bodhidharma (Siglo V DC)

Un grupo de políticos
decidido a voltear un presidente
porque es un inmoral es como
una banda de mafiosos tratando
de voltear a un Padrino
porque no fue a misa el domingo.
Russell Baker



Más allá de las vicisitudes del Mundial, del catastrófico 7-1 de Alemania-Brasil y el sufrimiento del 4-2 por penales de Argentina-Holanda, los grandes temas del día en nuestro medio son los fondos buitres y la corrupción. Dos temas que no hablan, precisamente, de un estado de cosas brillante para y en el país. Por fuera nos presionan los buitres; por dentro nos perjudican los corruptos.

Lo curioso del caso es que en todo esto la política – la verdadera – ha quedado completamente puesta a un costado. Por un lado simplemente no existe, y lo poco que queda de ella se ventila en los estrados judiciales. La política residual ha sido "judicializada" de tal manera que tanto las cuestiones específicas de dinero como las cuestiones morales (que, por supuesto, también involucran dinero) terminan siendo ventiladas ante los jueces mientras los políticos miran pudibundamente hacia otro lado y, en el mejor de los casos, o bien musitan algo sobre la presunción de "inocencia" hasta que no se demuestre lo contrario, o bien se suman a la condena mediática que – con razón o sin ella – fusila a los acusados aun antes de la sentencia judicial.

Eso en materia de corrupción local. Porque, curiosamente, en materia de deudas económicas internacionales a la sentencia judicial externa nuestros políticos le oponen consideraciones morales. Haciendo gala de grandes recursos de oratoria nuestros politicastros parecen haber descubierto de repente que la deuda externa argentina está viciada de inmoralidad.

Lo cual, por supuesto, es cierto. Pero ¿recién ahora se dan cuenta? Lo dijo John Kenneth Galbraith hace ya una pila de años: "Cuando bancos irresponsables prestan irresponsablemente dinero a gobiernos irresponsables, el resultado es la deuda externa de los países subdesarrollados". Probablemente, la tardanza en admitirlo se deba a la parte de "gobiernos irresponsables" que contiene la cita de Galbraith. Porque es más o menos obvio que lo de "irresponsables" es tan solo un piadoso eufemismo por no decir "corruptos". Galbraith seguramente no habrá querido cargar demasiado las tintas contra gobiernos endémicamente corruptos pero que, en ese momento, EE.UU. aceptaba y cortejaba calificándolos de fieles aliados.

Y, en cuanto a lo de "buitres", ¿cuál es el problema? Personalmente me repugna lo de "buitres" porque el buitre es un animal que se alimenta de carroña y, si los muchachos de Paul Singer son buitres, entonces la lógica obliga a conjeturar que carroña seríamos nosotros. Y eso no me gusta ni medio. Pero, sea como fuere, en este sistema en el que estamos inmersos – por no decir sumergidos – ¿acaso es un crimen comprar lo más barato posible para vender luego lo más caro posible? ¿Acaso no es ése uno de los principios básicos del capitalismo y de toda la economía de mercado? Aprovechando una crisis, Usted va y compra por $5 algo que vale $100. Después, espera un tiempito, y cuando la crisis se ha aplacado lo vende a $15. Está bien: lo ha vendido al 15% de su valor real. Pero al triple de lo que invirtió.

¿Eso es ser "buitre"? Si lo es, entonces y parafraseando a Abraham Lincoln, TODO el sistema económico imperante – incluso las leyes que lo protegen – es de los buitres y está hecho por buitres y para buitres. Porque exactamente eso es lo que hace todo el mundo: comprar barato para vender caro. Lo más barato posible y lo más caro posible. Es la esencia de la codicia y la codicia es la esencia del sistema.

¿Qué esperaban del pobre juez Griesa y de los jueces de la Corte Suprema de los EE.UU.? ¿Que fallaran en contra de las leyes montadas para blindar el sistema en el que todos ellos viven y se desempeñan? ¿Un sistema gracias al cual son jueces en primer lugar? Se le pueden pedir muchas cosas a un juez; pero es un poco ridículo pedirle que se suicide. Menos aun para favorecer a políticos argentinos que aceptaron la jurisdicción norteamericana para dirimir los litigios que pudieran surgir, tal como lo hicieron los Kirchner y antes de ellos unos cuantos más.

¿Por qué aceptaron nuestros políticos esa jurisdicción? ¿Para facilitar las operaciones y eventualmente abaratar el costo de las obligaciones? ¿Aceptaron porque un préstamo sujeto a los tribunales norteamericanos pagaba x % de interés mientras que el mismo préstamo sujeto a tribunales argentinos hubiera pagado 2x % o hasta 15x %?  Será cuestión de que, poco a poco, los políticos vayan entendiendo algo que Doña Rosa ya comprendió hace rato: a la larga, lo barato sale caro. Ni hablemos del calificativo que merece el acto de renunciar a la soberanía jurídica. O a la soberanía a secas.

Pero así y todo, en cuanto a la jurisdicción argentina la cosa también hay que verla del lado de los acreedores. Póngase, estimado, lector una mano sobre el corazón: ¿Le prestaría Usted al gobierno argentino dinero en absoluto – y ni hablemos de una tasa muy baja – sabiendo que el manejo de la economía lo tiene alguien como Kicillof y el eventual litigio podría llegar a dirimirlo alguien como Oyharbide o Zafaroni y sus adláteres? 

No sé que haría Usted, pero seamos sinceros: se necesitaría sufrir un derrame de generosa simpatía por la Argentina para hacerlo.

El fondo de la cuestión es que la Argentina – al igual que varios otros países que andan a los tumbos – simplemente carece de auténticas políticas de Estado. Carece de una visión concreta de su propio futuro y de una planificación estratégica coherente y viable para construir esa visión. En materia de buitres y corruptelas – más allá de la condición moral de nuestros politicastros que no dejan de rapiñar cuando pueden y cuanto pueden si se sienten cubiertos por el manto protector de la impunidad y la complicidad – lo sucedido es simplemente el resultado de improvisaciones e irresponsabilidades mediante las cuales se "patea el problema para adelante" confiando en que la bomba le va a estallar en las manos a otro. O bien y en todo caso, especulando con el "ya veremos cuando llegue el momento" porque al fin y al cabo Dios es criollo y alguna solución ya vamos a encontrar.

Pues, es posible que la buena noticia sea que Dios es criollo; pero la mala es que no atiende en los tribunales de Nueva York.

Solo queda esperar que, con la intercesión del papa Francisco, nos dé una manito el próximo domingo en el Maracaná.

Entre tantas pálidas, una pequeña alegría nos vendría bien.